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Apuestas online. El costo oculto: la juventud en juego por la ambición empresarial

En medio de un escándalo, donde hubo carpetazos por todos lados, se debatieron en el Congreso los proyectos de ley para regular las apuestas online y tratar la ludopatía. La discusión fue cómo se reparte "la caja" en nombre de la salud mental y el futuro de las adolescencias y la juventud para evitar la compulsión al juego.

Sábado 16 de noviembre 13:44

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La llegada de empresas de apuestas online en el país ha generado un fuerte debate no solo sobre el grave problema de la ludopatía que afecta a los jóvenes, sino por sospechas sobre supuestos arreglos de resultados en el fútbol. Esta ha sido una de las causas por las que en las ligas de España e Italia prohibieron o directamente desaparecieron los sponsors deportivos relacionados con casas de apuestas. Sin embargo, mientras las principales ligas de Europa siguen prohibiendo los patrocinios deportivos de casas de apuestas y desalentando las online, acá el gobierno les allana el camino. Por eso, no sorprende que el gobierno nacional haya puesto al frente de la Secretaría de niñez a Juan Ordoñez, un ex CEO de Codere Casino Online, principal sponsor del club de fútbol River Plate.

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¿Qué dicen los distintos proyectos que se discuten?

Meterse con las apuestas online y la ludopatía en la juventud implica dejar al desnudo dos cuestiones. Por un lado, en las apuestas online hay una disputa por el control y el poder económico, donde no solo hay empresarios, sino responsables políticos directos. Por otro lado, no hay espacio con equipos interdisciplinarios de la salud mental que puedan trabajar con los jóvenes que necesitan atención. Frente al desmantelamiento de la salud que viene promoviendo el gobierno de Milei, la salida a esto depende de la capacidad de pagarse un tratamiento de manera individual.

En un plenario de comisiones que convocó a representantes de cinco áreas legislativas (Prevención de Adicciones, Salud Pública, Informática, Legislación Penal y Familias y Niñez).
Con la firma de un dictamen de mayoría y otro de minoría, las normas vinculadas a la prevención de la ludopatía, la regulación de juegos de azar y las apuestas en línea quedaron en condiciones de ser tratadas en el Congreso. Los proyectos en consideración, que fueron presentados por la Coalición Cívica, Unión por la Patria, Encuentro Federal, Democracia para Siempre y el PRO, tienen como objetivo la modificación de la Ley 26.934 de prevención y abordaje integral e interdisciplinario de la adicción de juegos de azar virtuales en niños/as y adolescentes; un Plan Integral para abordaje de consumos problemáticos; y la prohibición de publicidad de juegos de apuestas online y la limitación de publicidad en la transmisión de fútbol profesional.

El proyecto del PRO, La Libertad Avanza y la UCR, ponen el foco en mantener el negocio de los empresarios del juego, amparados en “la libertad de expresión y los derechos en internet". Argumentan que la publicidad debe ser restringida para niños, pero sin lesionar otros derechos fundamentales (el del lucro, claro). En medio del escándalo de la semana, la diputada Silvana Giudici (PRO) desarrolló su propuesta de "penar al intermediario" que facilita las apuestas, sin criminalizar las plataformas en sí mismas. Cuando se sabe que el tema es tan complejo en los hogares, dado que muchas veces en las familias hay intermediarios que funcionan como "cajeros": como se los llama a los que aceptan las apuestas y el dinero por medio de una billetera virtual, y les entrega los boletos de apuestas (que hacen las veces de recibo para una apuesta ganadora). Los cajeros pagan a los apostadores lo que hayan ganado si su apuesta ha tenido éxito.
¿Por qué tanto foco en estos “intermediarios”, que son necesarios para que se desarrollen las apuestas y tanta libertad para los CEO de las plataformas?

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Negocios son negocios

Los principales políticos y empresarios en el mercado del juego legal en nuestro país combinan multinacionales con históricos empresarios del juego.

El intendente de Pilar, Federico Achával, quien es dueño del hipódromo, está asociado con la multinacional danesa Shape y la griega Intralot. Es propiedad de una de las más conocidas, Bet Warrior.

A Daniel Mautone lo conocimos cuando su empresa “Casino Victoria”, auspicio eventos de viaje con Jessica Cirio, pareja del ex jefe de gabinete bonaerense, Martín Insaurralde. Pero si hablamos de apuestas online, Mautone es socio de Betsson.

Bplay es propiedad de Antonio Tabanelli, un histórico empresario del juego, conocido por su asociación con casas de apuestas icónicas como 888. Esta empresa opera a nivel nacional, compitiendo con gigantes como Codere, una multinacional española la cual vemos en la camiseta de River Plate.

En la provincia de Buenos Aires, empresas como Playtech están vinculadas al casino de Tandil de Roberto Schreder. Importante nombrar a Bingo Chivilcoy, propiedad del operador judicial Daniel "El Tano" Angelici, ese joven alfonsinista de los 80 que terminó siendo un magnate de bingos y presidente de Boca, y también un operador radical en los 90 de enlace presidencial con jueces federales y servicios de inteligencia, es una figura prominentemente en el mercado de apuestas online, junto con otras empresas legales registradas bajo Bet.ar y autorizadas por las autoridades de cada distrito.

Entre otras marcas destacadas en el mercado de las apuestas están Bet365, asociada al bingo de Berazategui y dirigida por Oscar Stefani, y William Hill, una reconocida marca de apuestas del Reino Unido sin licencia activa en Argentina, donde operan Sportbet y Bingo de Nazareno La Cuanti.

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Apostar a los vínculos y recrear otros imaginarios

Es esencial considerar cómo las tecnologías y la conectividad han cambiado la forma en que las infancias, adolescencias y juventudes se vinculan y experimentan el ocio y el entretenimiento. El uso de pantallas ha creado nuevas formas de socialidad, que redefinen los modos de ser y de estar en el mundo. Esto delinea una nueva subjetividad promovida por la interacción continua con dispositivos digitales, legitima un uso ilimitado del tiempo y la energía, y es tierra fértil para que los empresarios moneticen cada instante de la experiencia en la virtualidad.

Como venimos denunciando en La Izquierda Diario, una de las razones que agravan esta problemática que afecta a los jóvenes es la crisis social y económica de Argentina, atravesada por el alarmante aumento de la pobreza y la pérdida de numerosos empleos. En lugar de promover las apuestas online, se debe debatir sobre la realidad que enfrentan estos jóvenes. Es inaceptable que siga incrementándose la concesión de licencias para operar apuestas virtuales. Es necesario reforzar las campañas de advertencia sobre los riesgos de adicción y los desordenes que puede generar la búsqueda de dinero fácil. Analizar esta crisis no invalida preguntarse qué pasa con los vínculos de los adolescentes, qué pasa con el tiempo de ocio.

En un mundo donde impera la cultura neoliberal, que ha llevado a que los vínculos se construyan a través de la imagen, de los modelos supuestamente exitosos que se deben mostrar, la singularidad queda arrasada y con eso la posibilidad de semblantear los problemas propios de la adolescencia.

El juego de apuestas online es un fenómeno relativamente reciente, pero desde hace décadas los padres vienen consultando sobre cómo limitar el acceso de sus hijos adolescentes a los videojuegos por los que se pasan noches enteras sin dormir por estar “sujetos” a una máquina.

Esta adicción, que se va construyendo cuando falta la palabra, genera secuelas emocionales y psicológicas que también pueden incluir cambios de humor, tristeza e insomnio, niveles más altos de ansiedad, depresión, impulsividad, propensión al riesgo y desinhibición.

Desde la perspectiva psicoanalítica, la ludopatía en jóvenes se entiende como un síntoma que refleja conflictos internos y necesidades emocionales que no pueden ser expresadas. En tanto, la experiencia del juego proporciona una sensación de control ilusorio sobre el azar, ofreciendo un alivio temporal a la angustia interna. En el otro vértice de esta compulsión a no salir de las pantallas, se encuentra la dificultad para encontrarse con sus pares. No es un problema individual de la niñez y adolescencia; se trata de una cultura del consumo que no oferta otra cosa que consumos de ideales: “Si no entras en estos, mejor recluirse detrás de una pantalla para que nadie te vea”; y fijarse a un “objeto” es el modo que encuentran de lograr una supuesta satisfacción inmediata de gratificación. El juego, con su promesa de recompensas rápidas y excitantes, se convierte en un mecanismo para obtener esa gratificación de forma fácil y aparentemente sin esfuerzo. Esto es ilusorio y rápidamente lleva a la frustración.

Como vemos, ningún proyecto de ley contextualiza quienes son esos adolescentes y jóvenes que atraviesan un padecimiento subjetivo como la ludopatía. Frente a esta situación, no solamente se necesitan más profesionales de la salud disponibles para atender estas problemáticas; sino también que las escuelas no solo acompañen el recorrido de aprendizajes pedagógicos, sino que ofrezcan un tiempo de ocio con sus pares. Que, además de esto, se le oferten a la comunidad educativa, clubes deportivos financiados por el Estado, espacios culturales donde aprender las distintas técnicas, sitios donde ir a ver espectáculos que recreen la imaginación.

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Rosa D’Alesio

Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.

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