El contrapunto entre los seis candidatos a presidente se transformó en un gran hecho político seguido y debatido por millones. Nicolás del Caño fue uno de los ganadores y utilizó la oportunidad para difundir masivamente las ideas de la izquierda ante la crisis, en polémica con con el resto de los partidos.
Fernando Scolnik @FernandoScolnik
Miércoles 16 de octubre de 2019 14:34
Las repercusiones del debate presidencial del pasado domingo aún continúan, y probablemente seguirán durante un tiempo más, ya que el mismo se transformó en un gran hecho político.
Según diversos estudios publicados, el contrapunto entre los candidatos tuvo más de 30 puntos de rating de televisión en vivo, alcanzando a millones de personas por esa vía, mientras que muchos millones más se enteraron de las repercusiones y fragmentos del mismo a través de los diarios, radios y redes sociales.
La polémica entre los distintos espacios políticos se transformó en tema de conversación entre amplias franjas de la población y se escuchan muchos casos de gente que cambió su intención de voto luego del domingo, o bien estaba indecisa y se convenció de alguna opción.
Entre los ganadores del debate está Nicolás del Caño. Más allá de cómo sea el resultado electoral el domingo 27 de octubre, el referente aprovechó la oportunidad para utilizarla como una gran tribuna para dirigirse hacia millones con las ideas de la izquierda. En una campaña muy desigual, porque la izquierda hace la campaña “a pulmón” contra los aparatos millonarios del resto de los partidos, fue una ocasión para difundir ampliamente los planteos del Frente de Izquierda.
En cuanto a números, basta leer un informe de la consultora Scidata sobre la repercusión del debate en redes sociales, publicado por el diario Clarín, que menciona entre otras cosas que “Nicolás del Caño dio una gran sorpresa, porque su nombre llegó a más de 14 millones de cuentas únicas”. El estudio también destaca que además el candidato se destacó con un 71 % de valoraciones positivas de los usuarios en el diálogo en las redes sociales.
Este impacto es el que explica que funcionarios, dirigentes y trolls de otros espacios políticos hayan desplegado una batería de ataques contra Del Caño. Así lo hizo por ejemplo Eduardo Valdés, candidato del Frente de Todos ligado al Papa Francisco, por las denuncias del candidato de la izquierda en el debate, no solo por el aborto sino también planteando la separación de la Iglesia del Estado. También los “trolls” del macrismo que históricamente manejó Marcos Peña están haciendo lo suyo.
Los ataques contra la izquierda muestran en realidad el temor de los partidos de las clases dominantes contra las luchas por los derechos de los trabajadores, las mujeres y la juventud que, más allá de toda su demagogia de campaña, atacarán los que lleguen al poder. Recordemos que justamente Del Caño se destacó en el debate dejando símbolos que causaron alto impacto, como el pedido de un minuto de silencio por la lucha del pueblo ecuatoriano, su muñeca en alto con el pañuelo verde por el derecho al aborto libre, seguro y gratuito, o su denuncia a Macri como “lamebotas” de Estados Unidos en América Latina, señalando al mismo tiempo el rol de Massa del Frente de Todos apoyando a la estrategia imperialista en Venezuela.
Dicho esto, pasemos a repasar lo central de la estrategia del candidato de la izquierda en el debate, para entender por qué molestó tanto a algunos.
Ecuador y el FMI, un espejo en el que se tiene que mirar Argentina
El bloque temático sobre “Relaciones internacionales” concentró importantes definiciones estratégicas que hacen al futuro del país.
Nicolás del Caño usó hábilmente la ocasión para mostrar solidaridad con el pueblo ecuatoriano en su lucha contra el “paquetazo” de ajuste ordenado por el FMI, explicando al mismo tiempo que la crisis en el país hermano anticipa de algún modo los problemas que le esperan a Argentina si no rompe con ese organismo internacional, como propone la izquierda.
Si estos años bajo el macrismo ya dejaron una gran crisis para las grandes mayorías, la realidad es que Ecuador muestra que los planes con el FMI siempre terminan igual. En nuestro país, nada bueno cabe esperar para el futuro, en un contexto de desaceleración de la economía internacional y con una deuda pública que no solo es ilegal e ilegítima, sino también impagable. La crisis en el país sudamericano también adelanta las nuevas exigencias que el FMI le hará al próximo Gobierno argentino cuando quiera renegociar la deuda.
La conclusión de esto es que, contra la demagogia electoral del resto de los partidos, el pueblo trabajador en nuestro país se tiene que preparar para enfrentar los ataques que vendrán con los métodos de la lucha de clases, como hicieron las masas en Ecuador que obtuvieron un primer triunfo, logrando con su enorme combatividad que se anulara el aumento de combustibles. También, con un programa para que la crisis la paguen los capitalistas para, contra todas las trampas del régimen, dar una salida de fondo a favor de las grandes mayorías. Para esa perspectiva es necesario fortalecer desde hoy a la izquierda en el país y en el Congreso.
Ante este planteo, los trolls del kirchnerismo salieron luego del debate a atacar a Nicolás del Caño por haber pedido en el debate un minuto de silencio en solidaridad con ella lucha del pueblo ecuatoriano (algo a resaltar en este punto es que las estadísticas de Google mostraron cómo en Argentina, después de esta acción del candidato de la izquierda, Ecuador y FMI fueron de las palabras más buscadas, es decir que se generó un gran interés por el tema).
Las razones de este ataque son muy sencillas de comprender, ya que el candidato de la izquierda puso sobre la mesa un tema sobre el cual Alberto Fernández optó callar en el debate, debido a que Lenín Moreno fue el candidato que en Ecuador había apoyado Cristina Kirchner; también porque anticipa las consecuencias de no romper con el FMI; porque contra el pedido de Alberto Fernández y los burócratas de la CGT de “evitar las calles” Ecuador muestra cómo se enfrentan los planes de ajuste; y porque en la política internacional ese espacio político no muestra mucho latinoamericanismo de la “Patria Grande” sino que importantes candidatos suyos como Sergio Massa se subordinan a Estados Unidos en temas como Venezuela, abonando el terreno para una mayor injerencia imperialista en la región.
Para mayores contradicciones del Frente de Todos, dos días después de haber callado sobre este tema en el debate, y después de que Nicolás del Caño haya instalado este tema para millones, Alberto Fernández y Cristina Kirchner tuvieron que dejar de hacerse los distraídos y tuitear sobre la situación en Ecuador, recién cuando la represión del régimen atacó a una de sus aliadas políticas en el país hermano. Evidentemente, el candidato de la izquierda tenía razón.
Economía: Del Caño desnudó que Macri no hizo solo este desastre sino que el peronismo fue cómplice
El gran mérito de Nicolás del Caño en este punto fue sacar a Alberto Fernández de la comodidad de su demagogia.
El candidato del Frente de Todos optó por una estrategia muy fácil en el debate: denunciar el desastre que sufren millones de personas bajo el macrismo, apostando a capitalizar el descontento en las urnas como el único que puede ganarle a Macri.
Sin embargo, Nicolás del Caño cortó con tanta dulzura cantando la posta: "Macri no hizo este desastre solo, acá hubo cómplices, legisladores y gobernadores que hoy están en el Frente de Todos y que cuando hubo que elegir eligieron a los bancos contra los jubilados, y votaron todas las leyes que necesitó Macri contra el pueblo trabajador". En el mismo sentido, el candidato de la izquierda desnudó la mentira del Pacto Social que propone el Frente de Todos como supuesta salida a la crisis, justamente con los que fueron cómplices de Macri como también lo fueron los burócratas sindicales.
En contraposición a esas propuestas, Del Caño combatió el sentido común que muchas veces se quiere instalar respecto de que “todos perdemos” y denunció que en esta crisis también hay grandes ganadores como los bancos o las privatizadas, y que son ellos los que la tienen que pagar.
Para eso hizo propuestas programáticas como el no pago de la deuda pública a los especuladores, la creación de una banca estatal única, la nacionalización de todos los recursos estratégicos del país bajo control de trabajadores y usuarios o la derogación de todas las leyes que en los últimos años se votaron contra el pueblo trabajador.
También interpeló al resto de los candidatos opositores respecto de si están dispuestos, por ejemplo, a anular los tarifazos o las medidas que se tomaron contra los jubilados durante el macrismo. El silencio del resto de los polemistas ante esta interpelación fue muy elocuente y claro.
Una gran tribuna por el derecho al aborto y la separación de la Iglesia del Estado
En este bloque temático el candidato de la izquierda no solo levantó las demandas de las mujeres, saludando el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias que en ese momento se llevaba adelante en La Plata, sino que también utilizó la tribuna para demostrar el doble discurso de Alberto Fernández, cuyo Frente de Todos está ligado a la Iglesia.
Uno de los momentos más emotivos del debate se vivió cuando Nicolás del Caño levantó su brazo con el pañuelo verde por el derecho al aborto en su muñeca. “Estoy convencido de que las mujeres volverán a salir a las calles y que será ley”.
Recién ahí Alberto Fernández tuvo que salir otra vez de la incomodidad y decir que hay que “tender” a la legalización del aborto.
Pero una vez más fue Nicolás del Caño quien desnudó las contradicciones: la realidad es que más allá de las palabras, por las listas del Frente de Todos entrarán muchísimos diputados y senadores “celestes” al Congreso Nacional, fanáticos enemigos de los derechos de las mujeres. Y también tienen un rol preponderante en esee armado político gobernadores como Juan Manzur, conocido por haber obligado a parir a una niña de once años que había sido violada.
Contra ellos, Del Caño exigió también la separación de la Iglesia del Estado y la plena aplicación de la Educación Sexual Integral.
Una bandera firme en defensa de la educación, la salud y la juventud
En este tramo del debate, Del Caño dejó tres ideas claras: la defensa de los trabajadores de la salud y educación, contra todos los gobiernos que los culpabilizan cuando son los que todos los días ponen el cuerpo; la necesidad de revertir la herencia menemista en la educación que todos mantuvieron vigentes; y que la salud y la educación públicas solo pueden salir de su crisis dejando de pagar la deuda a los especuladores, atacando la fuga de capitales, y el negocio de los laboratorios en el caso de la salud.
Una vez más, el candidato de la izquierda tuvo que denunciar acá no sólo los ataques del macrismo, sino también le doble discurso del Frente de Todos, que habló de educación mientras su gobernador Arcioni en Chubut desde hace meses que viene atacando a los docentes y trabajadores de la provincia, contra sus salarios y con represión.
Por último, Del Caño dedicó su cierre a denunciar la situación de la juventud, que es la que más sufre la precarización y que tiene enormes dificultades para estudiar por sus condiciones de vida. Nicolás planteó que la técnica y el conocimiento podría no solo acabar con el hambre y la desocupación, sino también reducir la jornada laboral, para que todos puedan estudiar.
A modo de cierre
Para finalizar, diremos como balance que Nicolás del Caño supo utilizar de forma muy hábil una tribuna para dirigirse hacia millones con las ideas del Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad, tomando un hecho de la política latinoamericana como la crisis ecuatoriana para mostrar las consecuencias a las que lleva el FMI, la necesidad de romper con ese organismo y los métodos de la lucha de clases para enfrentar esos planes. De este modo, combinó la perspectiva para la que se prepara la izquierda junto con los puntos programáticos fundamentales para que la crisis la paguen los capitalistas, en contraposición polémica con los partidos patronales, principalmente Juntos por el Cambio y el Frente de Todos.
Fernando Scolnik
Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.