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Red Internacional
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Historia. El “documento reservado” de Perón del que nadie quiere hablar

Hace 48 años Perón, en el comienzo de su tercera presidencia, avaló un “documento de carácter reservado” que marcaría el rumbo de su gobierno.

Pablo Minini

Pablo Minini @MininiPablo

Jueves 7 de octubre de 2021 21:26

En la edición del día 2 de octubre de 1973 de La Opinión, de Jacobo Timerman, apareció el titular "Drásticas instrucciones a los dirigentes del movimiento para que excluyan todo atisbo de heterodoxia marxista".

El titular era la transcripción de un documento leído en una reunión que había tenido lugar el día anterior. De esa reunión participaron López Rega, el senador Martiarena, gobernadores peronistas y el mismo Juan Domingo Perón, en carácter de presidente electo. El movimiento al que hace referencia el documento y al que había que proteger de toda heterodoxia era el peronismo.

Muchos han visto esta reunión y el subsiguiente documento como una respuesta al asesinato de Rucci unos días antes, el 25 de septiembre. Pero a ese día se llegó con una situación de movilización, protesta y organización popular y obrera que llevaron al General Perón a apoyarse en los sectores de derecha y ortodoxos del peronismo desde su llegada al país. Un periodo insurgente que había comenzado con el Cordobazo de 1969 y que el gobierno aún no había podido contener.

El documento reservado, como se lo conoce, era bastante claro con respecto a sus directivas: identificar mediante inteligencia y delación a cualquier opinión y miembro del movimiento que tuviera ideas marxistas, prohibir cualquier expresión que no fuera la del canon peronista y, en especial, facultar a cada gobernador para crear un sistema de inteligencia que detectara toda disidencia. Palabras como represión y guerra contra el marxismo llenan el documento.

Dentro de la cúpula peronista había una aparente discusión entre "legalistas", para quienes la represión, amenazas, torturas y asesinatos debían llevarlos adelante las fuerzas represivas del Estado, y un sector que apoyaba la participación de las fuerzas surgidas al interior del movimiento: patotas sindicales, militares exonerados y delincuentes comunes. La diferencia mostraba que al interior mismo del movimiento peronista había desacuerdo entre esos sectores armados. Pero fue el último sector el que se impuso y fue así se emplearon al Comando de Organización, a la Concentración Nacional Universitaria y a la Alianza Libertadora Nacionalista, que ya habían actuado en conjunto disparando contra miles el 20 de junio en Ezeiza.

A finales de 1973 Perón dio una serie de conferencias en la CGT donde usó una metáfora biologicista para explicar su posición: "El microbio que entra genera sus propios anticuerpos en el organismo y son esos mismos anticuerpos los que actúan en autodefensa".

Para Perón la infiltración marxista era cuestión de microbios.

Mucho se ha dicho que la Triple A fue un invento de López Rega y son su responsabilidad cientos de secuestros y asesinatos de militantes de izquierda y sindicalistas, clausuras de diarios, voladuras de locales políticos, destitución de gobernadores y por lo menos un golpe fascista policial en Córdoba. Todo en un intento de mantener libre la figura de Perón y del peronismo en general, con la consabida fórmula de culpar a unos pocos individuos aislados para preservar al resto del movimiento. Pero ese mito que habla de la impotencia de un viejo senil y manejable no resiste la menor lectura. Perón no sólo no era ajeno a lo que se desató luego, sino que él mismo lo desencadenó.