Cristina fue la primera en llamar a Berni, por el escándalo con los choferes de bondi. Crisis tras crisis, el kirchnerismo se aferra a su represor más leal. De espía de Néstor a vocero manodurista del progresismo. Antiobrero y antipopular, por vocación.
Miércoles 5 de abril de 2023 08:21
La última crisis política de Sergio Berni fue hace solo seis meses, cuando la policía que él comanda reprimió a familias con niños, en un estadio de La Plata. Berni aterrizó su helicóptero sobre una extensa humareda de gases lacrimógenos que asfixiaba a cientos de personas, entre ellas, a César "Lolo" Regueiro, quien murió de un paro cardio-respiratorio.
"Yo no soy responsable por esto", dijo el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, en aquel momento. Y el gobernador Axel Kicillof lo respaldó, resguardando a la vez a su propio gobierno.
Ante la crisis Berni de esta semana, Kicillof no dio declaraciones. Pero su ministro de Justicia, Julio Alak, presentó una denuncia para perseguir a los colectiveros; a pesar de que el propio Berni había dicho que no lo iba a hacer.
Según trascendió, el lunes por la mañana su custodia le había desaconsejado que bajara en helicóptero sobre la General Paz para dirigirse a los choferes de la línea 620, quienes, heridos de duelo e indignación, se manifestaban por el crimen de su compañero Daniel Barrientos.
Pero la agenda política de Sergio Berni fue más fuerte: las consecuencias se televisaron y replicaron en redes de todo el país, quizás no tanto como la represión que dejó heridos a varios colectiveros. Para ellos no hubo cámaras a la salida del hospital.
"Cristina fue la primera que me llamó para solidarizarse con lo que estaba sucediendo”, dijo Sergio Berni al día siguiente, en declaraciones radiales.
Los rumores de una posible destitución o renuncia del ministro se disiparon más rápido que lo que tarda el gas lacrimógeno en diluirse en el viento. Salvado de una nueva crisis política, por el pulgar de su jefa.
Ese martes, ya estaba de vuelta en campaña, junto a la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza: poniendo la cara al perfil manodurista de la pogresía kirchnerista.
Junto a @SergioBerniArg presentamos 30 nuevos patrulleros, adquiridos gracias al Plan de Inversión Municipal para la Prevención del Delito. pic.twitter.com/Kv6916xdJB
— Mayra Mendoza ☀️ (@mayrasmendoza) April 4, 2023
El represor más leal del kirchnerismo
Aunque Sergio Berni quiso mostrarse estoico ante los golpes que le propinaron los choferes y dijo "entiendo lo que pasan todos los días": el ministro de Seguridad del kirchnerismo, ha sabido descargar violentas represiones sobre diversas reclamos y luchas obreras y populares.
Difícil creer que entiende lo que pasan todos los días estos choferes, quienes ya habían perdido un compañero hacía cuatro años y, hasta hoy, ni los gobiernos ni la empresa han garantizado siquiera cabinas en los colectivos como forma de protección, ni derechos laborales elementales.
En 2015, Sergio Berni comandó una represión con gendarmería a colectiveros de la línea 60, siendo secretario de Seguridad de la Nación durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Los choferes reclamaban por despedidos injustificados, con la conducción de la UTA dándoles la espalda.
Fueron muchas las represiones en las que Sergio Berni utilizó a la gendarmería, para buscar desarticular reclamos legítimos, por derechos laborales y de todo tipo.
Por ejemplo, en 2014, contra los trabajadores de la automotriz LEAR, que pelearon durante meses por sus puestos de laburo. Las fuerzas de seguridad se usaron para resguardar las ganancias de la empresa yanqui, a costa de más familias en la calle.
CFK era presidenta y Sergio Massa, intendente de localidad donde se desarrollaba el conflicto laboral -quien ya en ese entonces mostró ser un buen amigo de la embajada norteamericana al ponerse del lado de la multinacional.
Seguramente estas y otras imágenes desde la perspectiva de su helicóptero, fueron las que se le vinieron a la cabeza a Sergio Berni, cuando escuchó a Cristina pedir miles de gendarmes en las calles del conurbano bonaerense, el año pasado. "Es música para mis oídos", dijo entonces.
En desembarco finalmente ocurrió en marzo, pero de prepo, en medio de la interna del Frente de Todos. Y como trampa demagógica frente a la crisis narco, que se expande entre connivencias con las fuerzas de seguridad, y entre la miseria que avanza al ritmo del ajuste sobre más de la mitad de los jóvenes y niños del país.
Si el kirchnerismo sostiene bien firme la mano de Sergio Berni, es porque es su represor más leal.
Durante este gobierno, les ha garantizado desalojar a miles de familias sin techo en el predio de Guernica, provincia de Buenos Aires, con Kicillof como gobernador.
Pero les presta servicios desde la década del ’90, cuando Néstor Kirchner lo puso al frente de un hospital en la provincia de Santa Cruz, para que después terminara como espía en la huelga de los mineros del Río Turbio.
No le soltaron la mano cuando buscó despegar a la policía bonaerense del caso de desaparición seguida de muerte de Facundo Astudillo Castro. No le van a soltar la mano ahora.
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