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Red Internacional
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Opinión. El movimiento estudiantil en una encrucijada

Algunas escuelas continúan en paros y asambleas, mientras que las autoridades han intentado desgastar o contener el movimiento, con respuestas ambiguas a las demandas o directamente ignorándolas, mientras se mantiene el ataque a la educación pública y gratuita.

Joss Espinosa

Joss Espinosa @Joss_font

Sábado 22 de octubre de 2022

Ya en una entrega anterior, exponíamos las demandas motoras de las asambleas, paros y movilizaciones de diversas escuelas y facultades de la zona metropolitana. Lo que se muestra ahora es la resistencia por parte del movimiento estudiantil ante las maniobras de las autoridades para contener, desviar y desgastar al movimiento.

En el caso del IPN, la dirección general optó por desgastar con mesas de negociación por cada escuela, para impedir que se peleara por un solo pliego, o que el conjunto de las escuelas apoyara todas las demandas, o golpear como unx solx. Aunque algunos paros se han levantado, las autoridades mantienen en algunos casos las clases en línea, como una clara medida de represión ante los paros, que saben perfectamente afecta a una gran población del estudiantado que, cuando se impusieron las clases en línea, tuvieron que darse de baja al no tener los medios para tomar sus clases en dicha modalidad.

En el caso de la UNAM, ha habido diversas respuestas en las escuelas, colegios y facultades. En el caso de los bachilleratos, sobre todo ha sido una amenaza constante de ataque porril, con hostigamiento hacia les activistas que están al frente de las asambleas y paros, algo doblemente grave al tratarse de menores de edad. Una historia similar se replica en las escuelas de la periferia, en las que no se ha respondido a las demandas y, por el contrario, lo que prima es el hostigamiento y amedrentamiento de les estudiantes; así lo han denunciado en las Facultades de Estudios Superiores.

En particular en la FES Acatlán las autoridades, encabezadas por el priista Manuel Martínez Justo, simplemente decidieron no presentarse a los diálogos públicos convocados por la asamblea de dicha facultad para que respondiera al pliego petitorio y lo único que hizo fue imponer las clases en línea para, por la vía de los hechos, romper el paro. Ahora que les estudiantes decidieron cambiar a un paro activo, las autoridades se niegan a recibir las instalaciones, obligando a trabajadores y docentes a no presentarse en la facultad, todo esto con la finalidad de responsabilizar a les estudiantes, respondiendo con un comunicado en el que amenazan con levantar actas a les estudiantes que participaron del paro. Lo que es aun más grave es que, en el marco de esta situación ha habido amenazas de muerte a estudiantes de sostienen el paro, y en particular hacia compañeras de la AJA las han amenazado y han ejercido tortura sexual para intentar acallarles, algo que debe ser repudiado por el conjunto del movimiento estudiantil, tanto este como el conjunto de ataque hacia el movimiento.

En el caso de las facultades y escuelas de Ciudad Universitaria, las autoridades han apostado a fragmentar y desgastar, sea con largas mesas de negociación en las que no se resuelve de fondo las problemáticas, o simplemente con respuestas ambiguas ante las peticiones. En tanto que la mayoría de las autoridades apelan a que las demandas que se señalan en los pliegos no pueden resolverlas ellas, “echando la bolita” a otras dependencias o autoridades.

Desde el inicio del movimiento, era claro que las autoridades no iban a resolver problemas tan profundos por buena voluntad, dado que muchas de las demandas presentes se han retomado en otros procesos o movimientos, sobre todo en 2018 en el proceso que se desarrolló luego del ataque porril en la rectoría de CU, en el que se señalo que el problema de fondo era la antidemocracia que genera que los recursos no sean destinados para necesidades básicas como becas, comedores o transporte, sino que se emplean en los sueldos altísimos de la casta dorada; o que impacta en otros aspectos como la nula respuesta de las autoridades ante la situación de violencia hacia las mujeres y disidencias.

Es clave que la experiencia de estas semanas de asambleas, paros y movilizaciones, se traduzcan en lecciones para el movimiento estudiantil. Una de ellas es que resulta clave la independencia del movimiento con respecto a las autoridades universitarias, así como del gobierno y los partidos del régimen, que dicho sea de paso, no han hecho nada para resolver la crisis en las universidades, pues prefieren destinar presupuesto a las fuerzas armadas, mientras nuestras escuelas se caen a pedazos; por otro lado, lo importante que es la unidad entre los distintos sectores que componen las universidades, docentes, trabajadorxs y estudiantxs, así como la unidad entre las distintas escuelas, y otros sectores que se mantienen en lucha, independientemente del sector.

Esto último se ha hecho carne con la asamblea Interuniversitaria, la cual es importante fortalecer desde todas las escuelas en lucha, junto al fortalecimiento de las asambleas de base.