El pin parental aprobado en el congreso de Aguascalientes y presentado en otros ocho estados más, es una calca de la iniciativa que presentó el partido franquista Vox en el Estado español.
Lunes 20 de julio de 2020
La ley aprobada representa un retroceso que busca limitar la posibilidad de que los niños puedan acceder a una educación sexual que les permita detectar situaciones de abuso, así como avanzar en combatir el machismo y la discriminación por motivos de orientación sexual.
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En el estado de Aguascalientes, sin hacer mucho ruido, el pasado mayo fue aprobado este “pin parental” el cual es un paso adelante en la imposición de una agenda conservadora ligada a las iglesias evangélicas y a los grupos de extrema derecha referenciados en políticos como Jair Bolsonaro en Brasil.
La iniciativa ha sido traída a México por el diputado local del evangélico Partido Encuentro Social (PES) Juan Carlos Leal, un ultra derechista vinculado a influencers neofascistas como Agustín Laje de Argentina, el cual presentó en enero la propuesta en el congreso de Nuevo León.
En el caso de Aguascalientes, otro partido de derecha, el Partido Acción Nacional (PAN), auspició la iniciativa, siendo aprobada por unaninimidad y “camuflada” en un paquete de reformas a la Ley estatal de Educación y de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. De esta forma, con el apoyo de fuerzas conservadoras y sesiones amañadas, la agenda ultra conservadora avanza en el país.
Los llamados “grupos antiderechos” de extrema derecha, se mantienen muy activos en distintos países, como una reacción al potente movimiento de mujeres que ha cimbrado el escenario político en los últimos años, en México el Frente Nacional por la Familia, defensor de la “familia tradicional” y opositor a los derechos la comunidad LGBT+ auspicia por ejemplo conferencias de Agustín Laje y de su amigo Nicolás Márquez (defensor de la dictadura cívico militar de Argentina en los setentas), para hablar en contra del feminismo y de derechos tan básicos como el matrimonio para personas homosexuales.
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Por su parte, Carlos Leal fue separado de Morena tras hacer comentario abiertamente homófobos y pedir en febrero de este año la desaparición del delito de feminicidio, en un país donde se asesinan a 10 mujeres por día.
El pin parental, busca regresar a posiciones obscurantistas y medievales la educación de la niñez, en un país con 4,5 millones de casos de abuso sexual infantil y las tasas de embarazo adolescente y de prevalencia del VIH más altas entre los miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
La ultra derecha se mantiene a la ofensiva y busca instalar en México un discurso de odio contra la diversidad sexual, como parte de una agenda mundial. El Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, un evento evangélico, hizo desde 2016 un “compromiso” para influir activamente en la legislación de sus países, trabajar en el terreno para frenar el aborto y establecer “principios y valores del reino de Dios”.
Apoyados en gobiernos como el de Estados Unidos y el de Brasil, promueven eventos donde se ataca a las mujeres que luchan por sus derechos, planteando que es la abstinencia el mejor método anticonceptivo y empujando un discurso que busca estigmatizar a la población LGBT+.
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La política de la ultra derecha, incluye la defensa a ultranza de los intereses de la clase empresarial, mientras promueven campañas contra el matrimonio igualitario (que se mantiene aún hoy restringido en más de la mitad del país), buscan espacios en la televisión para grupos fanáticos religiosos y se oponen a todos los derechos de mujeres y miembros de las minorías sexogenéricas.
Resulta fundamental denunciar y combatir a estos grupos y a estos personajes, los cuales buscan regresar a la edad media con valores ultra conservadores y están ligados a los grupos y partidos más reaccionarios en el mundo, grupos que promueven una agenda neofascista auspiciados por personajes como Steve Bannon, un operador de campañas de políticos de ultra derecha que se enorgullece de que lo llamen racista y xenófobo.
Los grupos ultra conservadores, junto a los grupos que atacan al gobierno de López Obrador por “comunista” como FRENAA, son el germen del neofascismo con propiedad privada que avanza en Latinoamérica.
Por su parte el gobierno de AMLO les abre paso a estos sectores conservadores, con su alianza con las iglesias evangélicas (con el propio PES) y con dichos que muchas veces hacen alusiones a creencias religiosas, recientemente declaró por ejemplo que "para combatir al crimen organizado había que apegarse al nuevo testamento".
A estos sectores es necesario oponerles una izquierda consecuente, que no busque pactar con la derecha, sino que se prepare para derrotarlos y conquistar todos nuestros derechos.