John William Cooke, supo decir alguna vez que “en un país colonial, las oligarquías son siempre dueñas de los diccionarios”. El progresismo paso de levantar la dicotomía como “Patria o Buitres”, a reivindicar el acuerdo con los bonistas donde el estado renuncia a desconocer una estafa en defensa de su soberanía, para subordinarse a los tribunales imperialistas y el inalienable derecho de los expoliadores a cobrarla.
Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Miércoles 5 de agosto de 2020 01:09
Hace menos de un mes el grupo de intelectuales progresistas que apoya al Gobierno, nucleados en Comuna Abierta, manifestaba una voluntad de reivindicación de la independencia nacional. Según rezaba su segunda declaración: "La memoria del 9 de Julio sigue siendo portadora de una fuerza fundamental en la historia de nuestros pueblos. Es el momento de la Declaración de Independencia, cuando nuestro país define formalmente la ruptura de los vínculos de las Provincias Unidas del Río de la Plata con la corona española. Ese gesto, que se aloja en la tradición revolucionaria, es de una magnitud política mayor; implicó la emancipación del orden colonial (...) Este 9 de Julio de 2020 es momento de avanzar hacia una nueva Independencia".
"Una nueva Independencia que pueda liberar a los pueblos ya no de las viejas monarquías sino de las nuevas formas neocoloniales de dominación contemporáneas -financieras, comunicacionales, judiciales- que son todas ellas modos de dominio sobre los cuerpos y las lenguas”. El documento se expresaba, además, una serie de conceptos elogiosos sobre el proyecto de expropiación de Vicentin.
A casi un mes de escrita, nada han vuelto a publicar con respecto a la rendición oficial frente a los vaciadores y las patronales agrarias. Peor aún, el Gobierno nacional acaba de cerrar un acuerdo oneroso para el pago de la ilegal e ilegítima deuda externa. Un acuerdo que le otorga a los bonistas 17 mil millones de dólares extras de lo ofrecido originalmente y que reconoce la legalidad de un endeudamiento que tuvo como finalidad financiar la fuga de capitales.
Cabe preguntarse, si frente al acuerdo con los fondos buitres que consuma una estafa monumental contra el pueblo argentino y que le reconoce legalidad a un mecanismo de expoliación de los recursos de la Nación ¿Romperán su silencio frente a la sumisión a las “nuevas formas neocoloniales de dominación contemporánea”?
A primera vista, pareciera ser que el progresismo político (¿e intelectual?) continuará por el tobogán de la degradación infinita de las expectativas que conlleva la adhesión al mal menor. De momento, políticos progresistas del Frente de Todos que solían enarbolar la consigna “Patria o Buitres”, como Itaí Hagman, para citar tan solo un ejemplo, han felicitado por las redes sociales al ministro Martín Guzmán y al Presidente Alberto Fernández, por el acuerdo alcanzado.
Felicitaciones a @alferdez y @Martin_M_Guzman por su trabajo y haber encabezado este logro. Entre todxs estamos cumpliendo lo que prometimos: poner a Argentina de pie.
¿Por qué es buena noticia el acuerdo del gobierno con los acreedores externos? #Deuda
Abro hilo 👇🏻 pic.twitter.com/lBHBHaX1Ek
— Itai Hagman (@ItaiHagman) August 4, 2020
La relación de fuerzas
El propio Alberto Fernández ha reconocido que existe una crisis excepcional del capitalismo y están agotadas las posibilidades del neoliberalismo. Recordemos que para el presidente la única alternativa sería “un capitalismo inclusivo” opuesto al “capitalismo especulativo”. Sin embargo, el acuerdo beneficia a los representantes del capitalismo especulativo de una manera multimillonaria y que va a perjudicar la vida del pueblo pobre y trabajador en medio de una fenomenal crisis económica y social.
En general, el progresismo justifica el malmenorismo o la sucesión de pequeñas capitulaciones en nombre de la falta de relaciones de fuerza y del poder de la derecha. Pero en Estados Unidos, en el corazón del imperialismo las revueltas antiracistas por un lado y el descalabro económico provocado por la pandemia y la errática política de salvataje del capital por el otro, han puesto en jaque al gobierno de Donald Trump, que es el principal sostén de los populismos de extrema derecha.
En el mismo sentido. Si asistimos al fin del capitalismo especulativo, representado por bancos, buitres y brokers, el acuerdo con los mismos para pagar una deuda fraudulenta no se basa en la fortaleza de estos, sino en la propia incapacidad y falta de voluntad para enfrentarlos. Es momento de comprender que las fuerzas políticas de la burguesía, aún aquellas que se proclaman nacionales y populares, son incapaces del más mínimo acto de resistencia al capital financiero y el imperialismo, y de tomar las mínimas medidas de autodefensa nacional y social como desconocer soberanamente el pago de la deuda externa ilegal, ilegítima y fraudulenta, y de nacionalizar la banca y el comercio exterior como medios de salvaguardar la vida de las mayorías populares.
La realidad es que el progresismo necesita inventarse el límite de las relaciones de fuerza para justificar una adaptación pasiva a los contornos del sistema. Aquello que se llama ser sumiso ante la “miseria de lo posible”.
Diccionario de la oligarquía
El ideólogo del peronismo pequeñoburgués, John William Cooke, supo decir alguna vez que “en un país colonial, las oligarquías son siempre dueñas de los diccionarios”. Así se pasó de presentar la dicotomía como “Patria o Buitres”, a la reestructuración “soberana” de la deuda, donde el Estado renuncia a desconocer una estafa en defensa de su soberanía, para subordinarse a la soberanía de los tribunales imperialistas y el inalienable derecho de los expoliadores a cobrarla.
En el mismo sentido, los políticos progresistas quieren “disputar al Gobierno” imitando las salutaciones de fieles lamebotas del imperialismo como Luis Toto Caputo -responsable del fenomenal endeudamiento del gobierno macrista-, así como el propio Mauricio Macri. Peor aún, se colocan en línea con Kristalina Georgieva, titular del FMI. Presentan como maniobra estratégica y defensa de la soberanía a un acuerdo que se parece más a un pacto infame.
Solo la izquierda habla el lenguaje antiimperialista y anticapitalista rechazando el acuerdo con los bonistas y levantado un programa para que la crisis la paguen los banqueros, empresarios y terratenientes.
Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.