Algunas declaraciones y posicionamientos de campaña hacen pertinente la pregunta: ¿Existe el progresismo hoy? y si existe ¿en qué condiciones lo hace? ¿cómo se está expresando en está campaña en particular?
Martes 7 de septiembre de 2021 11:29
EDITORIAL | El progresismo son los padres - YouTube
Hay un debate reciente publicado en eldiario.ar donde intervienen María Esperanza Casullo y Andres Malamud que titularon “¿Por qué no crece la izquierda?”.
A esa pregunta la respondió Fernando Rosso en una columna titulada “Todas las izquierdas, la izquierda” y sobre esa respuesta opinaron Roy Hora y Pablo Gerchunoff en una nota que se llama “¿Es el kirchnerismo la izquierda realmente existente en la Argentina de hoy?”
En el debate entran muchos aspectos que exceden el tema de hoy. Se abordan ahí debates muy interesantes sobre la relación entre izquierda, pirronismo, política de clase.
Y se hace referencia a la forma en que justamente el peronismo en Argentina, ha funcionado con un cierto movimiento pendular en el espectro político, ubicándose en ocasiones "ocupando" el espacio correspondiente a la “centroizquierda”.
El “kirchnerismo histórico” cómo lo define Rosso, fue en cierta medida expresión de este movimiento pendular en un momento particular, a la salida de la crisis del 2001.
Estas definiciones y algunas declaraciones públicas de campaña de candidatos importantes me llevaron a otra pregunta ¿Existe el progresismo hoy? y si existe ¿en qué condiciones lo hace? y por último ¿Cómo se está expresando en está campaña en particular?
Para definir si existe, una opción es empezar por decir donde no existe. Al progresismo habría que buscarlo por fuera de las formaciones de derecha, ya que se autopercibe en la vereda de enfrente de los valores que esa derecha defiende. Al margen de que eso se confirme en los discursos y los hechos.
Pero no todo es tan lineal ya que referentes que dicen estar en búsqueda de una agenda progresista, comparten espacios políticos con personajes que defienden con el mismo énfasis algunas banderas que referentes de otras derechas.
Es decir, está claro que hay derechistas en la coalición de Juntos, o de la nueva derecha referenciada con los fenómenos mas tipo Trump, Vox o Bolsonaro en el plano internacional, que aquí no sin matices y diferencias gente como Milei busca expresar.
Pero también hay fuertes valores de derecha arraigados en unos cuantos barones provinciales que están dentro de la colación del frente de todos, el perfil represivo del gobierno de Arcioni para defender el extractivismo o Manzur en Tucumán, sin mencionar a ministros de muchísima exposición cómo Berni.
Entre esos candidatos que están jugando en estas paso 2021 y que dicen estar en búsqueda de esa agenda progresista hay que mirar más de cerca lo que dijo e hizo Leandro Santoro en está campaña. Por la proyección que tiene está candidatura, por el peso de un tipo de tradición progresista en la CABA y el intento del Frente de Todos de capitalizar ese espacio.
El 4 de septiembre en una entrevista publicada en infobae decía que “hay que buscar un discurso que ponga progresismo en la agenda pública”.
Extraña manera de meter el progresismo en la agenda pública la de Santoro. En una serie de temas sensibles adoptó un programa que mete mucho ruido en la autopercepción del progresismo: a favor de las Taser, a favor de la baja de edad de imputabilidad, en contra de la reducción de jornada de trabajo.
Un aspecto simbólico pero importante, en alguien que tiene fama de tener un cuidado escrupuloso por sus salidas mediáticas, y que se prepara especialmente para los debates: cuando fue preguntado por el tema Taser, afirmó que lo había charlado con Sergio Berni, el antiprogre por excelencia del Frente de Todos, solo opacado por la tradiciones derechistas de otro Sergio con peso en la coalición oficial, Sergio Massa.
Lo más loco es que ese es el principal espadachín que supuestamente está llamado a enfrentar a la derecha dentro y fuera de Juntos por el Cambio.
Otro de quienes podemos considerar una de las figuras progres del Frente de Todos, aunque un poco venido a menos en su proyección, que quedó atrapado en un esquema sin mucho margen para una agenda progresista fue el ministro de ambiente, Cabandié.
Tampoco mostró mucha intención de salir de la trampa, en el marco de la administración de una política que tiene cómo gran eje ordenador la búsqueda de dólares. Hizo un sincericidio cómo dijo Bregman, en su planteo de que el extractivismo era necesario para pagar la deuda.
La intención acá no es hacer un rescate de los valores del progresismo en sí mismo, sino identificar donde están parados aquellos referentes que se presentan cómo la opción potable y progresista ante un mal mayor que sería la derecha, pero que llamativamente (o no) termina tomando más banderas de esa agenda.
Mientras que los referentes del progresismo realmente existente hacen este proceso, aparecieron ataques abiertos a la izquierda que, por defección de algunos, queda bancando en algunos casos en soledad algunas banderas muy importantes.
Algunas de esas banderas son más “tradicionales” de la izquierda cómo la defensa de las libertades democráticas o la pelea por los derechos de las mujeres, que no es ninguna moda. Ni hablar de la preocupación por resolver problemas estructurales que afectan a las mayorías trabajadoras cómo el grave problema del empleo, la precarización, el sobreempleo.
Pero también la izquierda ah incorporado otras con mucha fuerza y consecuencia, cómo es en el tema de la otra agenda verde, la del ambiente que muchos ponen en discursos, pero pocos acompañan en acciones y posicionamientos concretos.
También es una reflexión que reafirma que esas banderas quedan mejor resguardadas en manos de una izquierda que, sí, apuesta a la movilización y a la organización para defenderlas, y que en temas tan importantes no se deja guiar por lo que dicen las consultoras y los focus group para buscar avanzar sobre la derecha, haciendo y diciendo cosas de derecha.
Leo Améndola
Trabaja en el MTEySS y es delegado de ATE-Trabajo. Miembro de Izquierda Diario y militante del PTS