Corría el mes de noviembre de 1988 cuando una discográfica independiente asentada en Seattle, Sub Pop, lanzaba un single –Love Buzz– de una banda de la misma ciudad armada poco antes: Nirvana. Un mes después estaban grabando su primer álbum, que se editaría finalmente en 1989. De la mano de esa discográfica y de otras bandas como Soungarden o Green River nacía el grunge, un estilo que marcaría toda la década siguiente.
Mientras la fama de la banda crecía, entablaba relaciones complejas con el establishment del rock mainstream, desde dejar en evidencia el habitual playback en un programa de televisión, hasta tocar los primeros acordes de un tema que una cadena le había demandado que no tocara.
Kurt Cobain, cantante y cara más conocida de la banda, supo también cuestionar algunos de los “sentidos comunes” que se reproducían en la escena del rock – incluso algunas de sus bandas preferidas–, como el machismo y la homofobia, que para él eran una muestra más de los valores nefastos producidos por una sociedad alienada y opresiva. De esa cultura de época y de su historia familiar habla en esta entrevista, realizada meses antes de su suicidio, en 1994.
COMENTARIOS