“Para hacer cine solo se necesita una cámara en la mano y una idea en la cabeza”, Cinema Novo.
Emad es un joven agricultor palestino que en el nacimiento de su cuarto hijo descubre su interés por el uso de una cámara de vídeo doméstica. Él y su familia viven en Bil’in, al oeste de la ciudad de Ramala, en Cisjordania.
Los sucesos registrados en este documental son del año 2005 cuando las excavadoras israelíes llegan a Bil’in para construir un muro que delimitará el perímetro de un gigantesco asentamiento. Emad y su cámara poco a poco se irán uniendo a la lucha de su comunidad. En este film vemos como la vida cotidiana de los palestinos es un continuo de lucha contra la fuerza represiva del ejército israelí. Asambleas, estrategias de resistencia pacífica y cumpleaños o reuniones escolares se suceden con igual intensidad. Las dudas, las idas y vueltas, los fracasos y las victorias de esta pequeña población se despliegan ante nosotros desde una cámara cómplice e inquisidora. Un delicado hilo une el registro obsesivo de Emad de sus compañeros de lucha con el crecimiento de su hijo que fue el motivo inicial de su labor de cineasta. Ambos procesos son un todo. Ese hijo es parte de ese pueblo y su crecimiento no es al margen de esas luchas.
Justo es decir que este film tiene una codirección entre el mencionado Emad Burnat y Guy Davidi, nacido en Jaffa (Israel).
Una cámara, o cinco para ser justos con la historia, que logra armar un film que es testimonio y combate al mismo tiempo.
Festivales y Premios: IDFA (Premio especial del jurado y premio del público) 2011. Sundance Film Festival (Mejor Director de Documental) 2012. Sheffield DOC Fest (Premio del Público) 2012. Jerusalem Film Festival (Millor Llarmetratge Documental) 2012. Premios Oscar, Nominación al Mejor Documental-2013. Mostra de Cinema i Drets Humans (Premio del Jurado Joven) 2013.
Colaboración: Alfredo Fonticelli
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