Este documental sorprende por su actualidad. La vigencia de un grito anticolonial que después de más de seis décadas vuelve a manifestarse bajo otras formas. Dirigido por Chris Marker y Alain Resnais, con la fotografía de Ghislain Cloquet, se erige como denuncia del imperialismo en África.

Aparecido al calor de las luchas por la liberación nacional en varios países, obtuvo el premio Jean Vigo en 1954. Pero el manifiesto compromiso político y social que le imprimen sus realizadores le provocó censuras parciales en Francia que hicieron que no fuera sino hasta 1968 que pudiera proyectarse completa por primera vez.

Una voz en off, a modo de breve ensayo, hilvana las capturas tomadas por la cámara mostrando esculturas, máscaras y otras manifestaciones artísticas expuestas en vitrinas de distintos museos de Europa. Son la puerta de entrada a un mundo donde están presentes reflexiones sobre el sometimiento cultural de los pueblos coloniales y el eurocentrismo propio de los países colonialistas.

Las góndolas de los bazares donde los turistas occidentales adquieren reproducciones de las mismas obras por su valor “exótico” también están presentes como crítica a cómo la explotación mercantil para su comercialización desde las colonias.

A través de la narración, fragmentos de rituales y danzas y otras labores artesanales instrumentadas por la música, se va componiendo un escenario donde las luchas de los pueblos africanos van adquiriendo contemporaneidad hasta llegar a los prolegómenos de la lucha por su independencia.