El pasado viernes 29 de marzo murió la directora Agnès Varda, dejando una prolífica obra cinematográfica siempre del “lado de los trabajadores y de las mujeres". En esta oportunidad rescatamos una entrevista realizada en el año 2000 a propósito del estreno de Les glaneurs et la glaneuse (“Los espigadores y la espigadora”), donde retrata escenas de la vida cotidiana de personas sencillas en ciudades y áreas rurales francesas.
Nacida en Bruselas el 30 de mayo de 1928, comenzó tempranamente su acercamiento al arte y la fotografía, siendo precursora y contemporánea de la Nouvelle Vague. Contemporánea de clásicos de Godard y Truffaut, su nombre no pocas veces quedó opacado en el patriarcal mundo del cine. El feminismo, la lucha contra la opresión de género y por los derechos de las mujeres recorrieron su obra y sus palabras. Una canta y la otra no es una de sus películas de los años 70 a favor del derecho al aborto, luego de que en 1971 fuera una de las impulsoras del manifiesto de "Las 343 sin vergüenzas", haciendo pública su defensa de la legalización del aborto. En el corto Respuestas de Mujeres plantea un cuestionamiento a los estereotipos femeninos que impone la sociedad patriarcal.
Su cámara inquieta pasó también por Cuba para registrar la vida de un país en revolución con Salut le cubains en 1963. Su mirada social y su punto de vista desde la izquierda están aparecen también en películas como Black Panthers (1968), centrada en las protestas que desató el arresto a uno de los fundadores del movimiento. A los 80 años repasa de una forma experimental y libre la historia de sus películas y su vida en La playas de Agnès (2008), y cercana a los noventa realiza Visages Villages (Rostros y lugares).
Agnès Varda se fue pero no queda el legado de una importante obra para ser difundida y conocida por las nuevas generaciones.
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