Hace muchos años atrás y en un lugar muy muy lejano nació, filmó y murió un tipo increíble: Norman McLaren. De origen Irlandés pero nacionalizado canadiense, fue un incansable investigador y creador en cine experimental y de animación. En su recorrido como cineasta pasó por la España en guerra, Nueva York, y en 1941 se instaló en la Oficina Nacional de Cine de Canadá. La NFB es uno de los sitios más productivos en el mundo de la animación y la experimentación hasta nuestros días, en los que trabaja sobre proyectos Transmedia.
Desde ese lugar Norman McLaren experimentó sobre negativos (rayando o coloreando), alteró bandas de sonido y escribió los guiones de cortos memorables. Entre las técnicas desarrolladas por este cineasta está la pixilación, que es una variante del stop motion en la que se usan seres humanos en lugar de objetos. Con esta técnica realizó el más famoso de sus trabajos: Neighbours o Vecinos, de 1952. Al verla no podemos dejar de recordar que esta película llega luego de las bombas atómicas y la Segunda Guerra Mundial.
¿Solo una parábola infantil y antibélica de McLaren?
En la misma, de manera juguetona y musical, se nos ofrece una historia entre dos vecios que gozan de una convivencia armoniosa del jardín que habitan en común pero al aparecer una flor que no saben compartir optan por separarse, amurallarse y pelear.
El film, pensado como manifiesto antibélico, es además una fuerte opinión sobre la propiedad privada y sus efectos. Sin irnos muy lejos del mundo del cine podríamos citar a John Steinbeck, quien luego de otra gran catástrofe (crack del 29) escribió: “El ser propietario te deja congelado para siempre en el "yo" y te separa para siempre del "nosotros" (Grapes of wrath), adaptada por John Ford en 1940.
Norman McLaren, que no tenía acceso a una cámara al iniciar sus trabajos, nos dejó objetos audiovisuales entrañables y un camino a seguir.
PD: de regalo les dejo dos cortos más de Norman McLaren. Ambos de carácter abstracto y con una sintonía sensible muy disfrutable. Boogie Doodle (1940) y Dots (1940).
Colaboración: Alfredo Fonticelli
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