El 11 de noviembre de 1951 miles de mujeres concurrían por primera vez a ejercer su derecho al voto, luego de que en septiembre de 1947 se aprobara la ley 13.010. Una lucha larga e internacional.
Lunes 11 de noviembre
El 11 de noviembre de 1951 se realizaron las elecciones presidenciales por las cuales Juan Domingo Perón resultó electo para su segunda presidencia. Ese día miles de mujeres concurrían por primera vez a ejercer su derecho al voto. El 90 % del padrón femenino concurrió a sufragar.
La obtención del voto femenino suele asociarse a una conquista del peronismo, con Evita a la cabeza. Lo cierto es que este derecho se conquistó luego de una extensa, y nada fácil, lucha de militantes socialistas y feministas en nuestro país y en el mundo.
De hecho, cuarenta años antes, el 26 de noviembre de 1911 Julieta Lanteri, luego de varios intentos previos, logró votar en la ciudad de Buenos Aires, aunque no pudo lograr extender en ese momento ese derecho para todas las mujeres. Luego de esto, se sancionó una ordenanza que prohibía explícitamente el voto femenino, con el argumento de que para empadronarse era necesario el registro del servicio militar.
Una lucha larga e internacional
La lucha por los derechos civiles de las mujeres y el voto femenino se remonta muchos años atrás. En Gran Bretaña y Estados Unidos surgieron importantes movimientos sufragistas donde las mujeres se movilizaron exigiendo sus derechos. Esta lucha no estuvo ajena a las cuestiones sociales de la época ni a la lucha por los derechos de los trabajadores. Esto incluso significó divisiones, por ejemplo, al interior del movimiento inglés. Es el caso de Emmeline Pankhurst y su hija. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, las diferentes posiciones hicieron que Sylvia Pankhurst rompiera con la Unión fundada por su madre, quien llamaba a las mujeres a movilizarse por el derecho al voto pero con un contenido patriótico. Su hija en cambio no estaba de acuerdo en brindar su apoyo al gobierno británico en la guerra mundial.
En Argentina también desde principios del siglo pasado militantes feministas y socialistas compartieron sus luchas por los derechos civiles y los derechos laborales. Una de las figuras destacadas fue Julieta Lanteri, quien ya mencionamos por haber sido la primera mujer en poder emitir su voto.
Junto con la socialista Alicia Moreau funda el Centro Feminista, primera organización que luchó explícitamente por los derechos de las mujeres. Lanteri, lejos de remitir su lucha solamente al voto, tomaba la lucha por las condiciones de trabajo de las mujeres, el derecho al divorcio luchaba contra proxenetas y contra la intromisión de la Iglesia en la vida de las personas. Comprometida en la lucha de las trabajadoras, en 1912 las lavanderas de La Higiénica la nombran su asesora frente a la patronal.
El peronismo y el voto femenino
Será recién en 1947, con la primera presidencia de Perón, cuando se sancione la ley del voto femenino. Eva Duarte, que hasta ese momento no había tenido la menor preocupación por este tema, fue quien presidió la Comisión Pro Sufragio. El (reciente) interés del peronismo por esta cuestión tenía sus razones. La mujer argentina se había incorporado masivamente al mercado laboral, de ahí que la política de contención de este movimiento no podía seguir excluyendo a millones de mujeres de los derechos civiles. De hecho, el voto femenino le permitió ganar, por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, un distrito altamente opositor. El 64 % del padrón de mujeres votó por la fórmula Perón-Quijano [1].
¡Los derechos no se mendigan, se conquistan!
Esta pelea por uno de los más elementales derechos cívicos, por el que mujeres de distintos países en el mundo se movilizaron durante años, implicó la cárcel y la represión para muchas. Obtenido ese derecho, sabían que eso no borraba las desigualdades de género. Más de 70 años después de voto femenino, las mujeres todavía tenemos muchos derechos por conseguir. Hoy en día, seguimos siendo las mujeres las que tenemos los trabajos más precarios, seguimos cobrando menos que los hombres ante los mismos trabajos. Obtuvimos el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo producto de la lucha de miles en las calles; sin embargo, demostrando que toda conquista puede ser efímera en este sistema, la ofensiva antiderechos actual amenaza los más elementales logros alcanzados. Por eso seguimos el camino de aquellas mujeres que no solo pelearon por el acceso al voto, sino que compartían sus luchas con trabajadoras en la conquista de sus derechos.
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[1] Para profundizar sobre el período, consultar el libro Cien años de historia obrera en la Argentina 1870-1969, de Ediciones IPS.