Entrevistamos a Thinzar Shunlei Yi, activista de base birmana que nos contó cuál es la situación que se vive hoy en su país, cuando se cumplieron 8 meses del sangriento golpe militar. Myanmar es un país del sudeste asiático, ex colonia británica de largas décadas de inestabilidad política y de importancia estratégica para China por sus recursos naturales y su acceso al Océano Índico, lo que le proporcionaría mayor impulso económico a su región del sur. Estados Unidos, en la era Biden tiene un discurso cínico de "democracia" con el objetivo de recuperar el valor de las instituciones internacionales, para apuntar contra el gigante asiático, su competidor estratégico. La Liga Nacional para la Democracia de la líder Aung San Suu Kyi es el partido ganador de las elecciones de noviembre del 2020, que fue depuesto por el golpe aunque en años anteriores co gobernó el país con el ejército y tuvo un silencio cómplice frente a los crímenes que éste cometía hacia las minorías étnicas. Ahora es parte de la dirigencia del frente opositor a la junta militar, el "Gobierno de Unidad Nacional" (NUG) y se apoyan en esa disputa de las potencias centrales, que se traslada en forma de "diplomacia" a la organización imperialista por excelencia: la ONU. Mientras la verdadera oposición al golpe de Estado surgió en las fábricas, en los talleres textiles, con sus trabajadoras y trabajadores realizando huelgas, entre la juventud, que combatía en las calles contra los tanques militares.
¿Nos podés contar un poco la situación actual de Myanmar?
Hasta ahora la junta arrestó a más de 8000 civiles en todo el país y asesinó a 1100. Después de la “guerra defensiva” se ven más soldados y policías uniéndose al movimiento. Además por la misma razón la junta incrementó los ataques a civiles, especialmente en el centro de Myanmar y en las “zonas étnicas”, usan ataques aéreos y han atacado diferentes poblados, quemado casas y asesinado a sus habitantes. Son crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra.
Con el término “guerra defensiva” se dio a conocer el llamamiento a las guerrillas y milicias de minorías étnicas a combatir al ejército que hizo la coalición opositora al golpe denominado Gobierno de Unidad Nacional (NUG por sus siglas en inglés). El objetivo de este frente político de partidos en su mayoría pro potencias occidentales, sería una presión in extremis para negociar con la junta militar en mejores condiciones de cara a la Organización de las Naciones Unidas. Ahora bien, ¿es correcto que la “guerra defensiva” está de alguna manera basada en las guerrillas conformadas por los distintos grupos étnicos?
Hay más de 100 “ejércitos étnicos” en el país y más de 30 son grandes ejércitos en diferentes áreas del país y cada uno controla su territorio. Así que cuando el NUG arma un “ejército de defensa del pueblo” lo que en realidad está haciendo es armar su propio ejército. No es que se le unan los ejércitos existentes porque ellos tienen sus propias demandas, no quieren invadir o conquistar otros territorios, sólo están defendiendo sus propios territorios porque son independientes.
Las operaciones del NUG están principalmente en el territorio de mayoría birmana, no en las “áreas étnicas” porque ahí ya existen ejércitos que representan a esas etnias. Lo que estamos viendo es que el NUG está colaborando con ellos, pero eso no significa que sean parte del NUG.
¿Cuál es la situación de la clase trabajadora?
Los líderes del movimiento son perseguidos por la junta militar. Después del 2010, la primera elección de la historia de Myanmar, empezamos a tener cierta libertad limitada para organizar sindicatos, sindicatos de estudiantes, de campesinos, de trabajadores y el movimiento se hizo más y más fuerte. Fueron los líderes sindicales los que lanzaron una huelga gigante en Yangon, la ciudad más grande del país. Miles de trabajadores, la mayoría mujeres, salieron a las calles y eso nos inspiró muchísimo y desató las huelgas masivas que siguieron. Son la columna vertebral y son los que se plantaron frente a la junta militar. Nos mostraron el camino y obviamente se unieron al movimiento de desobediencia civil.
Pero el punto es que aunque la mayoría de nosotros somos de la clase obrera no llegamos a los medios hegemónicos, nos falta reconocimiento. Por eso muchos grupos de trabajadores están peleando por tener una mayor visibilidad, para mostrar sus luchas porque son los que más sufren bajo la junta militar.
¿Y qué nos podes decir de la situación de las mujeres?
En la imagen que se ve atrás mío hay una mujer que está levantando longyi, así es como llamamos a esta prenda típica que se usa para cubrir las piernas. Las mujeres lo están usando como bandera y eso es muy revulsivo porque en Myanmar hay un enorme tabú con los productos femeninos, la ropa femenina: todo eso se considera “sucio”. Ahora las mujeres estamos rompiendo con eso y usamos nuestra ropa como bandera. Este movimiento le imprimió mucha moral a las mujeres, que son más del 50% del país. Hoy las mujeres llevan adelante y hasta lideran huelgas casi a diario.
El pueblo Rohingya minoría étnica musulmana que hace décadas viene sufriendo persecuciones y asesinatos por parte de militares y civiles nacionalistas birmanos. En 2017 el ejército atacó salvajemente a esta minoría, en el Estado de Rakaín al noroeste del país. Ese ataque fue una verdadera limpieza étnica que derivó en la huida de más de 750.000 rohingyas hacia Bangladesh, mientras 25.000 fueron asesinados. En ese momento Aung San Suu Kyi, líder de la LND era consejera de Estado en un débil gobierno democrático burgués, su silencio sobre esos actos fue una clara muestra de protección del ejército. ¿En qué situación está el pueblo Rohingya ahora?
Después de 4 años de lucha, después del genocidio contra ellos, ninguno de los perpetradores pagó por esos crímenes. Los hechos llegaron a los medios de todo el mundo pero ¿qué pasó? Después de 4 años no pasó nada, los rohingya aún no tienen un hogar (N.R: en referencia a poder ocupar el territorio que les pertenece, sin ser perseguidos), siguen viviendo en campos de refugiados y su sufrimiento continúa. Luego del golpe de estado sus esperanzas cayeron aún más porque su país ya no era seguro para ellos. La comunidad internacional le falló al pueblo rohingya.
Ahora los militares están cometiendo los mismos crímenes contra todo el pueblo de Myanmar, por supuesto que lo que le hacen a los rohingya es 10 veces peor, pero nos están matando, usan francotiradores, ataques aéreos, armas pesadas para perseguir a la población civil y ninguno de los actores internacionales pudo frenar a la junta. Solo hacen exigencias y declaraciones y hablan y hablan pero ¿qué pasó? Los militares matan a mis amigos, los arrestan. Estoy perdiendo a mis amigos y mi familia. Mi país es un cementerio.
Las minorías étnicas han peleado contra las mismas instituciones durante los últimos 70 años. Ahora se les unieron una gran cantidad de jóvenes y la mayoría birmana de la población, estamos intentando derrocar a la junta. El NUG es parte de la dirección de este proceso pero no son la principal, los jóvenes, campesinos y trabajadores son el centro de este movimiento. Si el NUG no hace un buen trabajo podemos buscar otros líderes.
¿Considerás que la junta militar, mediante el golpe, se asentó en el poder?
Lo que vemos es que el golpe aún no se logró asentar porque no nos rendimos a eso, porque la resistencia sigue siendo muy fuerte. Los militares aún no pudieron construir su propia administración, no pueden dar órdenes a las comunidades y poblados porque la gente se rebela contra eso.
¿Quién controla los principales resortes económicos del país?
La junta. Eso incluye las instituciones financieras y de inversión internacionales que trabajan en colaboración con la junta. Directa o indirectamente se están beneficiando con los crímenes cometidos en Myanmar, por eso estamos presionando a la comunidad internacional para que imponga sanciones a quienes hagan negocios con la junta.
La economía de Myanmar se está hundiendo, nuestra moneda se devaluó como nunca en la historia. Mientras la junta anuncia que son los gobernantes del país, las fuerzas de la resistencia tratamos de hacer que fracasen. Los líderes sindicales exigen la imposición de sanciones que tendrán impacto sobre ellos mismos, pueden perder sus trabajos y cosas por el estilo pero no les importa. La economía está colapsando y eso es intencional porque el pueblo de Myanmar está intentando demostrar que la junta no es capaz de dirigir el país.
La junta básicamente tiene el apoyo de Rusia y China. Hay otros países que le venden armas y también estamos intentando frenar eso.
¿Qué opinan de las Naciones Unidas?
En Myanmar la gente dice que son “la nada unida”. Sentimos que nos fallaron porque esperábamos que intervinieran, las primeras semanas después del golpe mucha gente se concentraba afuera de las oficinas de la ONU en el país y ni siquiera salieron a explicar qué estaba pasando, ni siquiera les importa.
Estamos muy preocupados de que la ONU pueda empezar a trabajar con la junta con la excusa de “tareas humanitarias” o algún “programa de alivio”. Eso sería una forma de darle legitimidad a la junta como el gobierno del país. Estamos muy preocupados y vemos que lo pueden hacer, por eso denunciamos que no es lo que se supone que tienen que hacer, no nos ayuda en nada.
La gente perdió la esperanza en la ONU y los mecanismos internacionales, la comunidad internacional le falló al pueblo de Myanmar.
Bueno te agradecemos mucho por darnos esta entrevista ¿Te gustaría agregar algo más?
Si, una última cosa. Quiero decir que nos solidarizamos con todos los pueblos del mundo que son oprimidos y marginalizados en diferentes comunidades como en Afganistán o Argentina. Somos cautos con los gobiernos pero siempre nos solidarizamos con los diferentes pueblos y compartimos su lucha.
Edición del video: Made Pedernera
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