Las designaciones del gobierno electo y sus primeros gestos. La crisis de la (¿ex?) Coalición Republicana, y la aparición de alas “duras” y “blandas”. The Economist y la agenda del extremo centro.
Jueves 5 de diciembre 04:38
Primeras designaciones y gestos políticos de la transición
La primera semana del gobierno electo y de inicio formal de la transición dejó algunos elementos interesantes para el análisis. Por el momento, las designaciones que aparecen seguras son las de Alejandro “Pacha” Sánchez, ex jefe de campaña del presidente electo -Yamandú Orsi-, quién será el secretario de la presidencia; y de Jorge Díaz, su asesor en temas legales, y abogado defensor de Pepín Rodríguez Simón, el operador judicial que responde al expresidente argentino Mauricio Macri, que se mantuvo prófugo de la justicia argentina hasta hace algunos días. Díaz, ex fiscal de fiscales, será el próximo pro-secretario de la presidencia (cargo que hoy ostenta Rodrigo Ferrés -Secretario de la presidencia de Luis Lacalle Pou-). En los días previos se había especulado con la posibilidad de que fuera el titular del posible nuevo Ministerio de Justicia.
En lo que respecta a los rumores acerca de la conformación del gabinete, según trascendidos, el criterio por el que optaría el gobierno entrante sería una combinación entre el peso de los sectores, la paridad de género, y la idoneidad técnica. Hasta ahora el único ministro confirmado es Gabriel Oddone (que dejó conformes a las cámaras empresarias), a cargo del Ministerio de Economía y Finanzas.
En el Ministerio de Trabajo existe una alta probabilidad de que Juan Castillo sea designado como titular de la cartera. El ex coordinador del PIT-CNT y actual secretario general del Partido Comunista (PCU), volvería al MTSS donde fue Director Nacional de Trabajo en la segunda presidencia de Tabaré Vázquez. Esta sería una designación relevante, ya que plantearía nuevamente la contradicción abierta entre los intereses de la clase trabajadora y su rol de articulador frente a los intereses de las cámaras empresariales.
En ganadería y pesca (MGAP) Mujica recomendó a Orsi el nombre de Alfredo Fratti, diputado por Cerro Largo y de una importante vinculación con las patronales agrarias, centralmente con la Federación Rural.
El primer gesto internacional de Orsi como presidente electo fue una visita el jueves pasado a Lula en Brasilia. En la reunión, Orsi y Lula conversaron sobre la posibilidad de restablecer el grupo de alto nivel bilateral. Este primer movimiento en política internacional de Orsi va en línea con el pensamiento de Álvaro Padrón, uno de sus asesores, para quien la relación con Brasil es la clave de la inserción internacional uruguaya. Esta política ya fue llevada a cabo por la administración Mujica, quién repetía incansablemente la necesidad de una mayor integración comercial y hasta política con el vecino norteño.
Los cortocircuitos entre las autoridades electas no se han hecho esperar. El futuro ministro de economía Gabriel Oddone declaró en el podcast Nominal, que dirige el economista Javier de Haedo, que "La edad de retiro se mantiene a los 65, pero con la posibilidad de que los retiros anticipados se puedan generar con el estudio caso a caso". Estas declaraciones tuvieron la respuesta inmediata de Orsi desde Brasil, que le aclaró nuevamente que él sería el presidente. Asimismo, en las últimas horas la vicepresidenta electa Carolina Cosse recibió al embajador chino en Uruguay y declaró que “ojalá que se pueda alcanzar un Tratado de Libre Comercio con China”, a lo que Orsi respondió que “ese tipo de acuerdos están pasados de moda”.
La crisis de la derecha, divisiones expuestas y diferentes estrategias: ¿“duros” y “blandos”?
Los días posteriores a la elección, fueron días “complicados para ser facho". Una parte importante del arco de la derecha profundizó en su balance de la derrota por causa del renunciamiento a la “batalla cultural”, a la lucha contra lo “woke”, o a la falta de un programa explícitamente liberal. Uno de los abanderados de esta postura fue el senador de la lista 40, Sebastián Da Silva, protagonista de un fuerte cruce con el intendente de Paysandú Nicolás Olivera, también del Partido Blanco de Lacalle Pou. El reclamo de Da Silva a los intendentes por no haber “defendido” su territorio, evidencia fuertes contradicciones internas entre los dirigentes blancos en el senado y el grupo de intendentes. De hecho, el grupo de los jefes departamentales se organiza de forma independiente en el partido, con una lógica propia, y realizando acuerdos circunstanciales con los grandes sectores nacionales del partido hacia las elecciones parlamentarias. La lógica de “responsabilidad institucional”, tal como la expuso el propio Olivera, responde a su interés como intendente y a los lazos que unen a las intendencias con el gobierno nacional, vía Oficina de Presupuesto y Planeamiento (OPP), Corporación Nacional para el Desarrollo (CND), etc. Carmelo Vidalín, el intendente de Durazno, fue uno de los abanderados más convencidos de la política de colaboración con el próximo gobierno, diciendo que Orsi era su amigo y que podría integrar un gobierno suyo.
En el Partido Colorado la interna no es menos escabrosa. La inmediata visita a Orsi por parte de la bancada de Vamos Uruguay comandada por Pedro Bordaberry, despertó reclamos de las otras alas partidarias, que circunstancialmente aparecen en bloque con Andrés Ojeda, Robert Silva, y Gustavo Zubía como sus representantes. Ante los reclamos de Silva por la visita a Orsi, Tabaré Viera, senador electo y ex intendente de Rivera declaró inmediatamente a la prensa que hay “absoluta independencia para la actividad sectorial”. Esta polémica, a la que se le suma la disputa por la fecha de las elecciones para la renovación de la dirección partidaria, va delineando los contornos de la dinámica del Partido Colorado en la oposición. Nuevamente, la postura de actores como Viera, que miran de reojo su territorio, los empuja a un discurso y una postura de mayor moderación con el gobierno electo.
Dicho esto, es importante preguntarse ¿estamos ante el surgimiento de alas “duras” y “blandas” con respecto al posicionamiento de la oposición de derecha frente al próximo gobierno? En un marco donde el gobierno entrante no tendrá mayoría en la cámara baja, los principales actores del régimen político comienzan a perfilarse. Vemos a un sector proclive a negociar con el próximo gobierno, tanto en alas del Partido Colorado, como en alas del Partido Nacional (Blanco), sobre todo los ligados a las intendencias. Por otra parte, las posturas “duras”, que están siendo agitadas desde el diario El País y actores como Da Silva, puede no solo mostrar un estilo de oposición, sino prefigurar una nueva estrategia en la derecha uruguaya, más confrontativa y distinta en las formas que la que ha imperado hasta el momento.
La reunión Mujica-Manini y las negociaciones con el derechista Cabildo Abierto
Entre los “dialoguistas”, desde el domingo de la elección aparece Cabildo Abierto (CA). El lunes posterior, en declaraciones con el programa radial En Perspectiva, el diputado de esa organización Álvaro Perrone sostuvo que una de los problemas por el cual CA perdió votos en octubre fue por no haber podido influir en la política del Ministerio del Interior con una política de “mano dura”. Al ser consultado sobre el futuro de la coalición, Perrone repitió que “en la oposición no tiene sentido”. En este marco, el diputado cabildante dejó la puerta abierta para pactar en distintas áreas de política con el Frente Amplio, e incluso votar el presupuesto.
Una de las noticias de esa semana fue la visita de Guido Manini Ríos (militar retirado, fundador de Cabildo Abierto) a Mujica en su chacra de Rincón del Cerro. En la reunión, Manini habría pedido por la liberación de los militares presos por delitos de lesa humanidad. La noticia sorprendió a muchos frenteamplistas. Sin embargo, para Lucía Topolansky (otra histórica figura del Frente Amplio) fue algo normal, ya que, como dijo: “Manini ha venido muchas veces a mi casa”. Definitivamente, si miramos con atención los hechos, Manini fue Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA) gracias al apoyo de Mujica.
En la búsqueda del diputado número cincuenta(que otorga la mayoría absoluta) ¿cuál será el botín de cambio? ¿la prisión domiciliaria para los militares presos? ¿mayor presupuesto para las FFAA? ¿El compromiso de no tocar la Caja Militar en el diálogo social? ¿acuerdos en la política de seguridad? Las preguntas quedan abiertas, pero lo que es claro es la estrategia pragmática, que el mismo Orsi ha planteado (y que Mujica confirmó), de buscar acuerdos con el grupo parlamentario de CA. La nota de color quizás sea que todos estos movimientos evidentemente cayeron mal en la interna cabildante y en sectores de su base votante. Por este motivo es que probablemente hayan salido primero la senadora de CA Irene Moreira a decir que “no hay ninguna negociación con el Frente Amplio”, y segundo el propio Manini, declarando que la educación pública es un lugar donde se fabrican futuros votantes del F.A.
La contestación al pedido de Manini no se hizo esperar y el rechazo de Madres y Familiares, y de Crysol (la organización de ex presos políticos de Uruguay) fue enfático. Esta orientación esbozada por el gobierno entrante puede disparar importantes tensiones en la amplia base social de la izquierda, para la que el tema de los ddhh y del pasado reciente sigue a flor de piel en una porción importante de la población, donde la dictadura, y las formas de resistencia a ella, tienen un lugar importante en la conciencia y la memoria histórica de la izquierda y las organizaciones populares.
The Economist y la agenda del “extremo centro”
El semanario liberal inglés The Economist, que acaba de publicar en su último número una tapa con el ultraderechista argentino Javier Milei, se expidió también sobre las elecciones uruguayas. Son interesantes algunas puntualizaciones acerca de lo que perciben como fortalezas y problemas de la economía y la política uruguaya. El articulista comienza destacando las “fortalezas” uruguayas. La estabilidad, la previsibilidad, y la baja polarización entre partidos, que tienen candidatos a ministro de economía que pueden ser funcionarios de un gobierno u otro, son los principales valores que destaca el semanario. Sin embargo, cuando va a los principales problemas que identifica en el país (bajo crecimiento económico, inseguridad, y problemas en la educación), las fortalezas se transforman en debilidades, y plantea algo interesante que suena más o menos así: con moderación no alcanza, sin moderación no se puede. En un punto, este es el problema con el que se enfrenta la clase dominante local desde hace prácticamente una década. En este momento la agenda centrista, representada por las principales fracciones de los grandes partidos, aparece como hegemónica en el debate público, lo que incluye aumentar productividad en el sector agropecuario, atraer inversiones extranjeras en algunos nichos de la economía, y fomentar los proyectos extractivistas. Estas son medidas en los que la mayoría del régimen político acuerda, y son la receta del próximo periodo para crecer más aceleradamente, para como plantea Oddone “sostener el modelo de convivencia”. Sin embargo, y aunque el escenario actual no es catastrófico, lo que posibilita a pensar en que la economía puede continuar algunos años más en esta dinámica de bajo crecimiento crónico, en tiempos de crisis mundial, no es descartable que surjan alas en el régimen político, que, aunque hoy marginales, mañana puedan ser una alternativa más ultraderechista para implementar el programa de las patronales.
Un desafio para la izquierda
Los puntos programáticos de la agenda del régimen nos da pistas de cómo y bajo qué forma se expresará el conflicto social en el próximo período, donde los problemas de saqueo ambiental estarán a la orden del día; además de las luchas presupuestales y salariales. En este sentido, el desafío está planteado. A la agenda del extremo centro al servicio de las patronales, será necesario oponer una fuerza social y política de la clase trabajadora, que se plantee la construcción de una izquierda radical, anticapitalista y socialista, y que pelee por la independencia política de la clase trabajadora.