Hace pocos días el presidente Alberto Fernández y el intendente Mario Secco -atravesados por la interna del FdT- entregaron 224 viviendas en el marco del Programa Reconstruir a más de 10 años que se iniciara. Sin embargo, son cientos las familias que siguen esperando una solución urgente al problema habitacional del distrito.
Martes 28 de junio de 2022 10:00
Foto: Infobae
La vivienda propia es una necesidad acuciante de las familias de los barrios populares de la ciudad de Ensenada, que el municipio de Mario Secco está muy lejos de resolver. Esta entrega, con un retraso de más de 10 años, no alcanza. El programa Reconstruir fue impulsado en abril del 2021 con el objetivo de finalizar 55 mil viviendas que quedaron inconclusas durante la gestión de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Pasan los gobiernos y el déficit habitacional sigue siendo un grave problema estructural; tener un techo se ha vuelto un sueño imposible para las familias trabajadoras.
Al presidente y al jefe comunal se los vio más interesados en usar este acto de entrega como antesala de su campaña electoral, que en resolver la demanda de cientos de vecinos. Ya tuvimos que lamentar, durante los dos años de pandemia, el incendio de una casa precaria en Punta Lara y en el barrio Mosconi donde personas perdieron la vida. Mata la precariedad y la pobreza, no son accidentes, son situaciones evitables.
Una demanda estructural sin solución
En Argentina se calcula que existen alrededor de 8, 8 millones de familias con problemas habitacionales. Como paradoja, al mismo tiempo existen 2 millones de viviendas vacías. Por otro lado, el lobby de las inmobiliarias que presionan para modificar la ley de alquileres agravan la problemática para quienes dependen de un solo ingreso y tienen que alquilar como única vía para acceder a una vivienda. El 61% de los hogares con problema habitacional, se concentra en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, es decir en las concentraciones urbanas más importantes.
¿Qué pasa en las familias donde las mujeres son las “jefas” del hogar?
El derecho a una vivienda para las mujeres que están al frente de su hogar y de la crianza de sus hijos ha sido sistemáticamente rehusado por todos los gobiernos. En 2018, el informe elaborado por el Instituto de la Vivienda de CABA, arrojaba que del total de las mujeres que son las responsables de su hogar, el 4,5 % viven en pensiones, hoteles, inquilinatos e inmuebles ocupados y el 4,2 habita en villas de emergencia o asentamientos. Por otro lado, en 2017 según datos provenientes del Registro Público de villas y asentamientos bonaerenses, en PBA se concentraban 1585 villas y asentamientos, en las cuales hasta ese momento, residían 420 mil familias, siendo uno de los más poblados el partido de La Plata.
Luego de la pandemia, al ritmo de la inflación, la devaluación del salario, los ingresos y el crecimiento del empleo informal, cientos de familias se vieron obligadas a tomar tierras para poder iniciar una construcción precaria donde asentarse; pero también por problemáticas sociales graves como lo es la violencia machista. En este sentido, en los últimos años fue emblemático el caso de Guernica, por la decisión de las mujeres que se pusieron al frente de esa pelea, resistiendo durante meses y exigiendo “tierra para vivir”, organizando movilizaciones, junto a otros sectores de trabajadores, organizaciones de mujeres y de derechos humanos y partidos de izquierda. Pero también, por la saña con la que el gobernador Axel Kicillof ordenó al todavía ministro de Seguridad, Sergio Berni, el desalojo violento de más de 1000 familias, pasando con topadoras por encima de las precarias e improvisadas casas. La semana pasada volvieron a movilizar al ministerio de Desarrollo Social, en la ciudad de La Plata y fueron recibidos con un fuerte vallado policial. Una vez más, el gobierno da muestras de cuales son sus prioridades: a las empresas inmobiliarias que se apropian de tierras ociosas les garantizan la posibilidad de especular y hacer negocios para la construcción de barrios privados; a las familias y a las mujeres que están al frente desalojos violentos, vallado policial y destrato de los funcionarios responsables políticos de dar una respuesta concreta.
Mucho cemento y ninguna solución estructural para la falta de vivienda
En la ciudad de Ensenada -la quinta más contaminada del país-, es conocido por los vecinos el gusto del intendente Mario Secco por quitar árboles nativos, pasar por encima de la flora y fauna de la costa del río de La Plata y “habilitar” a las empresas de la zona -Oxbow (Copetro), YPF, Ceamse, Siderar-, la contaminación a cambio de “favores” para el municipio y la comunidad. Cementar todo espacio público es otra de sus prioridades. Pero ¿cuáles son las obras estructurales que ha realizado el municipio incluyendo la resolución urgente del problema habitacional? Pocas, y a cuenta gotas. Una muestra son las poco más de 200 viviendas que fueron entregadas, con bombos y platillos, hace pocos días y de las cuales varias familias denuncian irregularidades en el sorteo. ¿Cuánto costaría la integración urbana de las villas y asentamientos del distrito? Su solución implica medidas económicas de fondo, priorizar el derecho de las familias trabajadoras y del pueblo pobre a tener una casa y no rendirle cuenta al FMI.
Caso testigo: vivir con paredes con humedad y cloacas que desbordan
En la ciudad existe un antiguo lugar en el que viven en forma muy precaria varias familias, de las cuales son mujeres jóvenes quienes están al frente de la crianza de sus hijos. Desde hace años reclaman al municipio una vivienda digna; están cansadas de convivir con alimañas, cloacas que desbordan, humedad, problemas en las conexiones de electricidad, pagando un alquiler que equivale a un tercio de sus ingresos.
Además de las tareas en el hogar, trabajan en cooperativas por un salario muy por debajo de la canasta familiar y algunas de ellas tienen hijos con problemas de salud graves. No es un caso aislado, es uno entre cientos de mujeres y niños que viven con el derecho humano a la vivienda completamente vulnerado. L. vecina del lugar y mamá responsable de una familia numerosa comenta: “siento bronca y tristeza, porque una hace todo, se esfuerza para que te adjudiquen una vivienda. La respuesta que me dio el municipio es que no salimos adjudicadas porque la vivienda es chica y yo tengo 5 pibes, es todo chamuyo”.
No se trata solo de resistir
L. junto a otras mujeres de la zona no se quedan en el reclamo, se organizan por vivienda digna, por educación pública de calidad para sus hijos, por acceso a la salud y al trabajo. Saben que los derechos se conquistan luchando en forma independiente del gobierno, en unidad con otros trabajadores precarios, y resistiendo a la presión de los punteros a quienes no les gusta que los vecinos de los barrios de Ensenada no respondan al municipio. Pusieron en pie un comedor porque son conscientes de que los pibes del barrio comen poco y con mala calidad nutricional, y se organizan en la Asamblea Permanente. Tienen aspiraciones a una calidad de vida mejor, saben que ellas como millones de mujeres y niños en su situación lo merecen.