En este artículo, un estudio sobre 4 ejemplos de grandes empresas que muestra las posibilidades del reparto de las horas de trabajo que propone el Frente de Izquierda.
En un contexto de más de 100 % de inflación, más de 40% de pobres (60 % en caso de niños) y constante aumento de la informalidad, la izquierda propone como una de las principales medidas la reducción de la jornada laboral, a 30 horas semanales, con un salario mínimo igual a la canasta familiar y el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados para generar 1 millón de puestos de trabajo con derechos y acabar con la desocupación. Trabajar todos, trabajar menos, tener un sueldo que alcance y tener tiempo libre.
¿Es posible?
Hay un sentido común que es que en la crisis perdemos todos. Esto no es real. En los últimos 2 años el PIB creció 10,3 % y 5,2 %. Si bien parte fue por recuperación de la caída en pandemia, en esos mismos años la pobreza está alrededor de 40 % y aumentó en 2022 según datos del INDEC. Es claro que ese crecimiento está quedando en manos de unos pocos.
Si nos vamos un poco para atrás e incorporamos también al macrismo, podemos ver que la torta creció pero unos pocos se quedan cada vez más parte. Según datos de CIFRA, la participación de la producción generada pasó del 40 % en 2016 al 49 % a manos de empresarios a costa de que los trabajadores se queden con menos (del 51,8 % al 41,7 %). El 1 % de los empresarios se queda con casi la mitad de la riqueza social. Se da en un marco donde desde 2016 hasta hoy los salarios cayeron alrededor de 25 %.
Las empresas plantean que llevar adelante una medida así llevaría a la ruina porque entrarían en crisis. Pero lo que vemos es que cada vez más es mayor la tajada que se quedan las grandes empresas. Entonces, la posibilidad de reducir la jornada laboral es objetivamente viable, con el desarrollo de la ciencia y de la técnica están dadas las condiciones para posibilitarlo, pero de lo que se trata es precisamente de afectar la ganancia. Veamos algunos cálculos.
¿Cómo sería?
La idea sería mantener la cantidad total de horas trabajadas en toda la economía. Al reducir las horas de trabajo por persona, solamente aplicándolo en las 12 mil grandes empresas del país se podrían generar 1 millón de puestos de trabajo con derechos.
En primer lugar, es central que los salarios alcancen. Hoy en día es cada vez más común la necesidad de hacer horas extras o tener más de un trabajo. Se produce un fenómeno de trabajadores pobres nunca antes visto en Argentina. La baja del desempleo pospandemia tuvo un efecto particular donde gran parte de esa generación de trabajo es precario. La estimación es que casi el 35 % del trabajo asalariado no está registrado. Pero la falta de derechos y la precarización como tercerizaciones, el monotributo para ocultar relaciones laborales, entre otros, es un fenómeno mucho más amplio que afecta a más de la mitad de los ocupados.
A diferencia de la reforma laboral que exige la derecha, la izquierda propone otro camino.
Parte de la discusión es si es posible. Por eso la idea es comenzar con las grandes empresas.
Las 12 mil principales empresas trabajadores con jornada completa y horas extra emplean 1,9 millones de trabajadores. En total se estima que sumarizan 88 mil horas mensuales. Si esas horas se repartieran en trabajadores que realicen 30 horas semanales, sería necesario emplear a 3 millones de trabajadores. Por lo que se podrían generar 1,1 millones de puestos de trabajo. Como vimos esto, las principales empresas pueden pagarlo porque son las principales beneficiadas en los últimos años. En caso que afirmen que no pueden; la izquierda propone abrir los balances y registros contables para mostrar que es viable. Como veremos a continuación, los datos públicos de las empresas más grandes del país muestran que para este grupo de empresas este planteo es insostenible. Los números dan de sobra aunque para los capitalistas nunca es suficiente.
Algunos ejemplos
Para mostrar cómo afectando las ganancias de los principales empresarios esto es posible, vamos a analizar algunos casos. Debido a que el secreto estadístico estatal no publica la información de ganancias de las empresas, utilizaremos los pocos casos en donde estos informes se han hecho públicos.
Un caso es el de grupo Arcor (Arcor, Bagley, Cartocor y Converflex). La ganancia bruta en 2022 fue de $ 170 mil millones y el resultado antes de impuestos $56 mil millones. De los 14 mil empleados que tiene en Argentina el gasto en salarios estuvo en $50 mil millones. Aplicar la reducción de la jornada laboral, agregaría uno 8.000 puestos de trabajo lo que representaría, manteniendo el mismo salario promedio utilizando el convenio colectivo de trabajo un extra de $28 mil millones que claramente puede afrontarse con las ganancias de la compañía.
En el caso de Aluar, tenemos que utilizar la información que va de julio 2021 a julio 2022. En este período según sus balances, el resultado antes de impuestos fue de $52 mil millones. Para ese entonces hubiera necesitado solo el 10 %, $4.500 millones. El resultado sería la generación de 1.200 puestos de trabajo con un salario promedio al que pagó en ese período.
Para cambiar de rubro podemos ver lor principales 10 bancos privados emplean a 44 mil personas. Una jornada laboral de 37,5 horas (7,30x5). Aplicando la reducción a 30 horas semanales se generarían 11 mil puestos de trabajo. El costo extra que les generaría, utilizando la información del convenio de la bancaria, es de alrededor es de $57 mil millones. De conjunto obtuvieron una ganancia en 2022 de $278 mil millones.
Por último, tenemos el caso de Bridgestone. Acá la última información conseguida es para el año 2020. La ganancia bruta fue de $5.900 millones, el resultado operativo fue de $2.700 millones. Reducir la jornada laboral a 30 hs semanales. Los sueldos más contribuciones abonados para 1.300 trabajadores fueron de $2.300 millones. En este caso y considerando la modalidad de producción que tienen se podrían generar unos 550 puestos de trabajo tendría un extra de $950 millones.
Más en general y utilizando datos de 2021 de la revista Mercado y considerando que muchas no tienen información disponible, podemos ver que casi todas tienen ganancia y como hemos analizado en algunos casos, es viable económicamente esa reducción. Por eso es importante que toda esta información sea pública y poder analizar detalladamente cuánto se quedan las empresas.
También la propuesta es hacia el sector público. Absorber la desocupación, es decir generar trabajo con derechos puede ser una mejor alternativa para quienes hoy tienen que recurrir a planes sociales y changas para sobrevivir en este escenario de alta pobreza e informalidad. Un plan de obras públicas permitiría de una vez terminar con las grandes necesidades a las que una y otra vez nos piden que nos acostumbremos. Tres millones y medio de hogares para las familias que no poseen, construir hospitales y escuelas, entre otras cosas que serían el primer paso para ir hacia una planificación de la economía según las necesidades del pueblo trabajador.
¿Es racional?
Contradictoriamente mientras vemos como avanza la tecnología y cada vez se habla, engañosamente, más del fin del trabajo, la jornada laboral en Argentina es la misma que en 1929 y a la vez es la más larga en Latinoamérica. Entonces queda preguntarnos, ¿no podemos aprovechar los avances de la técnica para tener tiempo libre?
La respuesta rápida es sí. Pero a la vez es una irracionalidad completamente natural en el marco del sistema capitalista. Un sistema que necesita tener una masa de desocupados como ejército de reserva para poder intercambiar trabajadores y presionar salarios a la baja. A la vez que se beneficia de la fragmentación y desarticulación de la clase trabajadora (trabajadores desocupados, informales, con trabajo registrado, etc).
Según los datos que salen de la EPH un 25 % de los trabajadores trabaja más de 46 horas semanales que es casi el límite de lo legal y un 6 % más de 60 horas semanales. Al mismo según datos del observatorio de les trabajadores de LID considera que hay 1,7 millones de desocupados siendo 1,4 millones los que buscan empleo y 300 mil los desalentados. En ese mismo informe sobre la forma de la clase trabajadora actual, se menciona que solo el 40 % de los trabajadores lo hacen bajo la condición de asalariados registrados,19 % tienen altos niveles de precarización (cuentapropistas), y 30 % no tiene ningún derecho. No es irracional que haya 1,7 millones que no trabajan y más de 3 millones que lo hacen más de 46 horas?
Es por eso que desde la izquierda proponemos repartir las horas de trabajo. No es una mera consigna, es un paso central para poner en movimiento la fuerza de la clase trabajadora y unir las filas de la fuerza de trabajo ocupada con plenos derechos, la precarizadas y las franjas desocupadas. Mejorar la condición de vida de quienes hoy no tienen empleo, para que tengan un trabajo que alcance, para la fuerza de trabajo sobreocupadas, para que además de tener un sueldo que, como mínimo, sea igual a la canasta familiar, puedan tener tiempo libre para estar con la familia, con amigos, para poder estudiar, tener tiempo para el deporte y el ocio.
¿Cómo se conquista?
Como comentamos antes, para que esto sea posible hay que afectar los intereses de unos pocos pero que tienen mucho poder.
El Frente de Izquierda presentó en el Congreso un proyecto firmado por Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Alejandro Vilca, para reducir la jornada laboral y repartir las horas de trabajo. Pero a diferencia de otros proyectos de sectores del oficialismo, se plantea que la reducción horaria debe ser sin flexibilización ni rebaja salarial y con salarios que como mínimo cubran el costo de la canasta familiar, y propone que tiene que haber generación de nuevos puestos de trabajo con el tiempo de trabajo que queda liberado al reducir la jornada a 30 horas semanales. Se trata de una medida que, como decimos arriba, apunta a terminar con la desocupación y precarización laboral, derribando así uno de los pilares del capitalismo para regular a la baja los salarios y condiciones laborales.
Pero somos conscientes de que no es suficiente con una ley sino que es necesario conquistarla con la más amplia movilización. Así como la jornada de 8 horas se conquistó con luchas históricas como la de los mártires de Chicago, así como en Argentina el aborto se conquistó con la pelea de la marea verde este es un caso más de necesidad de pelea para conseguir esto. pelear por esto es absolutamente necesario y es importante recordar como todos los derechos para la clase trabajadora se fueron conquistando mediante lucha y organización. Por eso el proyecto que propone el FIT-U incorpora crear comisiones de trabajadoras y trabajadores en cada establecimiento a fin de establecer el control en la implementación de la reducción de la jornada laboral y el reparto de las horas de trabajo, para evitar las previsibles maniobras patronales. Un ejemplo de esto lo vienen dando los trabajadores del subte que mediante un plan de lucha y paros está peleando por la reducción de la jornada laboral y desasbetización para garantizar mejores condiciones de salud para ellos y también para los usuarios.
En el marco de la campaña electoral para la presidencia, la mayoría de los pre-candidatos se pelean por quien ajusta más. Por eso la propuesta de la izquierda de reducir la jornada laboral, con un salario mínimo que alcance y que se repartan las horas de trabajo entre ocupados y desocupados es la única que propone algo en favor de las mayorías.
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