Desde el reacomodamiento del partido demócrata hasta el avance de la derecha, pasando por el potencial de la Generación U (que lucha por un sindicato), el país está en un momento de inestabilidad y de mayor polarización en medio de una floreciente crisis económica y un movimiento obrero en ascenso. Las tareas de la izquierda estadounidense.
Miércoles 21 de septiembre de 2022 09:57
El presente artículo es una versión editada del original en inglés publicado en el sitio de Left Voice, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario.
Hoy en día, la situación política de Estados Unidos se define por sus contradicciones. Por un lado, nos encontramos en un momento de inestabilidad y de mayor polarización, que se manifiesta principalmente en la creciente radicalización del Partido Republicano. Parece que se está gestando una crisis económica que, como ha dejado claro el gobierno de Biden, pagará la clase trabajadora. Esto, combinado con una creciente ola de sindicalización liderada por la "Generación U", podría significar una entrada en escena de la lucha de clases. Además, se ha producido un fuerte declive de la confianza en las instituciones -un fenómeno que tiene expresiones tanto de izquierda como de derecha- que desestabiliza la situación en general.
Avance de la derecha
Una de las tendencias más importantes de la situación nacional es el avance de la extrema derecha y la escalada de ataques a los derechos democráticos, sobre todo en lo que hace a la autonomía de los cuerpos, el derecho al aborto y al derecho al voto. Este avance tiene ecos de las llamadas "guerras culturales" de los años noventa y principios de los ochenta, pero con algunas diferencias. En primer lugar, esta vez la derecha está logrando recuperar terreno, eliminando conquistas como el derecho al aborto.
En segundo lugar, los objetivos son más profundos. Por ejemplo, hace 10 o 20 años se intentaba prohibir a las personas trans el uso del baño público asociado a su género. Se trata, por supuesto, de un ataque atroz y derechista contra los derechos básicos, pero su objetivo principal es restringir la capacidad de las personas trans para integrarse en la vida pública. Ahora directamente buscan evitar que las personas trans puedan hacer su transición. Por ejemplo, se intentó convertir en delito las terapias deafirmación de género para los jóvenes y hasta tipificar las transiciones de género como abuso infantil. Lo que buscan es restringir a las personas trans no sólo en los espacios públicos, sino también en los privados.
La era neoliberal se definió, en parte, por una mayor integración de los oprimidos (incluyendo a las personas queer, las mujeres, la gente de color, etc.) en el mainstream de la sociedad capitalista, que fue acompañada de la concesión de algunos derechos legales. Por primera vez desde el inicio de la era neoliberal, estamos viendo cómo se revierte ese proceso.
En cuanto a los derechos reproductivos, la derecha obtuvo una de sus mayores victorias en décadas. Con la anulación del fallo Roe vs Wade, la Corte Supremo eliminó de forma antidemocrática no sólo una victoria clave del movimiento feminista, sino también las barreras para ataques más profundos. Ahora, legisladores republicanos de varios estados pretenden prohibir los métodos de control de natalidad y hasta los anticonceptivos, excepto para parejas casadas.
Esta victoria es el resultado de una combinación de factores. Por un lago, el desplazamiento de la situación hacia la derecha y la relativa despolitización. En otro momento, la anulación del derecho al aborto podría haber provocado movilizaciones masivas y, aunque hubo algunas marchas, no surgió ningún movimiento. Esto se debe, en gran parte, a que la elección de Biden tuvo un efecto desmovilizador. Biden y los demócratas lograron contener la ira de las masas y la desviaron de la organización callejera hacia la política electoral.
Otro factor clave es la estrategia de décadas del ala evangélica del Partido Republicano, que busca integrarse al Estado instalando jueces afines. También hubo intentos de presentar candidatos a cargos públicos específicamente para promover esta agenda judicial. Por ejemplo, la Sociedad Federalista básicamente le dijo a Trump qué jueces nombrar.
La caída del fallo Roe valida la estrategia del establishment republicano y abre la puerta a mayores conquistas. Contradictoriamente, también ayuda a los demócratas, que están capitalizando la indignación pública para impulsar sus esperanzas electorales en las elecciones de medio término - algunos demócratas ya hablan del Roevember. [Mezcla de Roe con November, més de las elecciones, NdelT]
Reorientación del Partido Republicano
En general, el Partido Republicano está girando a derecha -abrazando elementos del trumpismo, el nacionalismo cristiano y el conservadurismo nacional- y radicalizándose cada vez más. Las primeras señales de este cambio llegaron en 2008 con Sarah Palin y luego se intensificaron con el movimiento del Tea Party. La crisis económica de 2008 desestabilizó la situación política y provocó una polarización tanto hacia la derecha como hacia la izquierda. Mientras que los demócratas fueron capaces de contener (más o menos) con éxito sus elementos de izquierda, los republicanos se apoyaron y dejaron liderar por Trump. Este giro debe entenderse, en gran parte, como su forma de responder a las tendencias más amplias de pérdida de credibilidad de las instituciones, descontento con el statu quo, creciente polarización y enojo con el neoliberalismo.
Hoy Trump se encuentra en una posición un poco más complicada que hace unos meses. Aunque fue el abanderado de la extrema derecha hoy figuras como el gobernador de Florida Ron DeSantis le intentan disputar ese rol.
Además, el estado norteamericano refuerza su intento de disciplinarlo a través de investigaciones como la que llevó a la redada del FBI en su mansión de Florida. Este apriete legal lo pone en una situación más comprometida pero a la vez revivió a un sector de su base que vuelve a ver al magnate como un “antisistema” al que quieren silenciar.
Pero quizá lo más importante sea su relativo triunfo en las primarias que terminaron hace unas semanas. Una batalla que implicó que figuras como el ex presidente George W. Bush y el líder de la minoría republicana en el Senado Mitch McConnell recorrieran el país tratando de derrotar a los candidatos trumpistas, sin éxito. De forma consistente, Trump ha demostrado ser una fuerza importante dentro del Partido Republicano, alguien que puede aglutinar apoyos para los candidatos que él elija.
Los demócratas: fortalecidos a corto plazo, pero incapaces de resolver las contradicciones
Los demócratas también tuvieron una radicalización con el surgimiento del sanderismo y el Democratic Socialists of America (DSA), pero lograron minimizar y cooptar esos elementos con mayor eficacia. Así, mientras los republicanos se radicalizan hacia la derecha, los demócratas intentan mantener el centro, lo que significa, esencialmente, que también se derechizan, acompañando el movimiento político más general y la presión republicana.
Sin embargo, a pesar de sus desafíos a largo plazo, los demócratas se encuentran en el mejor momento político de todo el año. Tras meses de bloqueo legislativo y de luchas públicas entre la derecha y el centro del partido, Biden consiguió que se apruebe algo. La Ley de Reducción de la Inflación es tremendamente insuficiente y está plagada de concesiones a las empresas energéticas que explotan combustibles fósiles, pero representa algún movimiento en la agenda de Biden. Por primera vez en más de un año, Biden consiguió que se aprobara en el Congreso una ley "histórica".
A esto le siguió la condonación de parte de la deuda estudiantil con lo que cumplió, muy limitadamente, una de sus promesas de campaña.
El otro factor importante en la recomposición de la imágen demócrata es la caída del fallo Roe, que les permitió posicionarse como la última línea de defensa de los derechos reproductivos aunque, en rigor, siempre se negaron a presentar una ley que legalizara el aborto. Las últimas encuestas dicen que este tema será "muy importante" para decidir el voto y con esto crecen las esperanzas de conservar, aunque sea, la mayoría en el Senado, impensable hace solo unos meses.
De cara a las elecciones de noviembre el partido demócrata se va a presentar como el adalid de la democracia. Una vez más nos dicen que son las elecciones más importantes de nuestras vidas, que la libertad y la democracia penden de un hilo, que tenemos que votar a un partido que no nos gusta tanto para impedir que la extrema derecha tome el poder. Es el mismo discurso de siempre, pero esta vez parece más real. Porque la extrema derecha está avanzando y está amenazando los derechos democráticos básicos. Pero los demócratas no luchan seriamente contra ellos. Quieren hacernos creer que la democracia liberal es suficiente para derrotar a la derecha, pero la historia nos ha demostrado innumerables veces que no lo es.
El enorme (y en gran medida desaprovechado) potencial de la Generación U
El fenómeno de la Generación U es, quizás, el desarrollo más prometedor de los últimos meses. Aunque hay algunas limitaciones en el desarrollo de esta tendencia, es increíblemente importante que haya un movimiento de sindicalización dinámico por primera vez en décadas y que esté liderado por personas predominantemente jóvenes que son negras, latinas, queer, inmigrantes, etc. Representa un enorme salto adelante para el movimiento obrero, tanto en términos de dinamismo como de número de lugares de trabajo sindicalizados.
Cada vez se sindicalizan más lugares de trabajo en todo el país, normalmente por parte de jóvenes organizadores de base. Hay enormes experiencias como la del Amazon Labor Union que organizó el almacén de Staten Island y ahora va por el de Albany, también en Nueva York. La lucha por la sindicalización de Starbucks continúa mientras los trabajadores soportan el peso de una intensa y potencialmente ilegal represión sindical, que incluye el cierre de tiendas y los despidos.
Además esta semana se produjo la primera gran huelga de docentes y trabajadores de la educación en Columbus, Ohio, que pararon dos días antes de lo que se suponía que era el primer día de clases. Reclaman mejores instalaciones escolares, un plan de estudios más completo y clases más reducidas. Además, los camioneros de la empresa de correo y entregas UPS están comenzando su lucha por el contrato, que llegará a su fin en 2023, lo que muchos creen que conducirá a una huelga. Esto significaría que más de 350.000 trabajadores del sector logístico estarían en huelga.
La Generación U podría ser increíblemente disruptiva. Los trabajadores hacen funcionar la sociedad, lo que significa que, si los trabajadores lo deciden, podemos paralizar toda la economía capitalista. Esta es una herramienta inmensamente poderosa que los capitalistas y sus políticos temen. Si la Generación U abandona la arena puramente sindical y decide dar el salto a la política, por ejemplo con una huelga en defensa del aborto o los derechos de las personas trans, eso representará un gran avance.
Perspectivas de futuro
Dadas las contradicciones y la polarización del momento actual, es vital que la izquierda tenga un análisis y una estrategia claros. Desde el avance de la derecha hasta el potencial de la Generación U, la izquierda tiene muchos retos y oportunidades. Los ataques de la extrema derecha a nuestros derechos democráticos básicos exigen un movimiento organizado y militante en las calles y en los lugares de trabajo. Este movimiento podrá no sólo defender los derechos que ya tenemos, sino también crear una fuerza para pelear por nuevas conquistas. Es necesario pelear tanto por los cambios que hoy mejoren nuestras condiciones de vida y organización, como por la perspectiva de la conquista total del poder y el derrocamiento de este sistema miserable.
Esto, por supuesto, será difícil. Y no ocurrirá de la noche a la mañana. Pero es una perspectiva necesaria porque la derecha está avanzando y el establishment político y económico está demostrando una vez más que no está dispuesta ni es capaz de combatirla decididamente. Increíblemente, en las elecciones primarias, donde se definen los candidatos que pelearán en las elecciones legislativas, los demócratas hicieron campaña en varios lugares a favor de los candidatos más despreciables y de derecha del Partido Republicano con el objetivo de tener luego una política de “mal menor” entre los candidatos demócratas ante los republicanos, hacia las elecciones de medio término. Como ya explicamos, esto no solo es peligroso sino también irresponsable. No podemos confiar en ellos. Es necesario que peleemos con nuestras propias organizaciones para enfrentar los ataques de la derecha. Las organizaciones feministas socialistas como Bread and Roses serán vitales para organizar y profundizar esta lucha contra la derecha.
Sin embargo, no debemos olvidar que es la clase obrera la única que puede derrocar al capitalismo. Usando nuestro poder como trabajadores podemos detener el funcionamiento de la maquinaria capitalista. No debemos ver la dinámica de luchas de clases y sindicalización que viene protagonizando el movimiento obrero como algo separado de la lucha contra la derecha. Por el contrario, debemos aprovechar las oportunidades que presenta el momento actual y convertirlas en avances para nuestro movimiento.
Sybil Davis
Docente y artista teatral, vive en New York.