En la última muestra de solidaridad judía con la liberación palestina, los estudiantes judíos que se organizan contra el genocidio en la Franja de Gaza instalaron sucás (tiendas de campaña tradicionales para la festividad de Sucot) en los campus universitarios de todo el país. Las administraciones universitarias y la Policía han derribado muchas de las tiendas, en un esfuerzo por ocultar la solidaridad con Palestina y el sentimiento anti sionista que entre jóvenes judíos no para de crecer, además de que atenta contra la libertad religiosa.
Miércoles 23 de octubre 20:04
Fotografía: Voz Judía por la Paz
La Voz Judía por la Paz (JVP por sus siglas en inglés. N de T), junto con otros estudiantes y grupos, han establecido sucás (que simbolizan las cabañas provisorias donde descansaban los judíos en su éxodo por el desierto. N de T.) de solidaridad en 18 o más campus universitarios, enfatizando la solidaridad con Palestina y oponiéndose a los recientes ataques al Líbano.
En un esfuerzo por reprimir cualquier tipo de protesta por Palestina, las autoridades universitarias se han vuelto contra las sucás. La Universidad Northwestern , así como la Universidad de California en Berkeley y la Universidad de Washington derribaron las sucás ñevantadas por los estudiantes. En la Universidad Brown fueron despertados por la seguridad del campus a las 4 de la mañana para decirles que no podían dormir en su sucá y los amenazaron con acusarlos de violaciones a la buena conducta.
Los estudiantes de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) están pidiendo solidaridad y una defensa similar a la que se dio en la lucha por los campamentos de hace meses, ya que la Policía acudió a su sucá y la desmanteló anoche en medio de contraprotestas proisraelíes. Mientras escribía este artículo, también se ha construido una Sucá de solidaridad con Gaza en la Universidad de Nueva York, donde fue inmediatamente rodeada por la seguridad.
Sucot es una festividad judía de una semana de duración en la que se construye una estructura temporal en el exterior para comer, dormir, cantar y rezar, y para celebrar y compartir la abundancia de la cosecha. Además de ser una antigua fiesta de la cosecha, que conecta a las personas con la Tierra y da gracias por el sustento de la Tierra, las sucás también conmemoran el éxodo bíblico de Egipto, cuando los esclavos fugitivos vagaron por el desierto sin hogares permanentes, así como muchas otras épocas de desplazamiento que experimentaron los judíos después de trágicos exilios, especialmente en Europa.
Un estudiante de Northwestern dijo al Chicago Tribune : “Para mí, [Sucot] significa honrar a los palestinos que son obligados a abandonar sus hogares a punta de pistola, con bombas y granadas que están siendo financiadas por el gobierno estadounidense y el dinero de mi matrícula a través de la dotación de Northwestern”.
“Nos negamos a observar una festividad que gira en torno al refugio mientras damos la espalda al desplazamiento, el sufrimiento y la muerte mientras nuestra religión ha sido explotada para justificarla y de las cuales nuestra Universidad se beneficia”, escribió el Colectivo de Liberación Sukkah de Columbia .
Es una tradición adornar las sucás con imágenes, y los estudiantes decoraron las sucás de los campus universitarios de todo Estados Unidos con imágenes de solidaridad y conexión con la tierra compartida por judíos y palestinos, como ramas de olivo y granadas. Desplegaron lemas del movimiento como “Revelar, desinvertir” y “¡Detener los envíos de armas!”.
También es tradición invitar a desconocidos a la sucá, y estas sucás solidarias están previstas para invitar a la comunidad a comidas y programas.
La declaración del Colectivo Liberation Sukkah destaca que las organizaciones sionistas dominan la vida judía en muchos campus, y los judíos religiosos antisionistas están teniendo dificultades para encontrar espacios rituales para practicar su religión que no apoyen el genocidio de los palestinos.
Las sucás solidarias son una importante respuesta a las nuevas normas anti-libertad de expresión en las universidades. Las construyen estudiantes judíos que quieren celebrar fiestas religiosas –sin estar afiliados al sionismo o a instituciones sionistas–, cosa que no pueden hacer si utilizan las sucás levantadas por organizaciones como Hillel o Chabad. Las sucás solidarias obligan a reconocer que no todos los judíos, ni siquiera todos los judíos religiosos, se alinean con el sionismo o consideran aceptable estar afiliados a él, y acentúan el hecho de que están protestando contra el sionismo, no contra los judíos o el judaísmo, ya que lo hacen desde dentro de una práctica y un lugar de religiosidad judía.
“Durante el último año hemos sido testigos de cómo el gobierno israelí, el gobierno estadounidense e incluso los administradores de las universidades distorsionan nuestras tradiciones judías de miles de años de antigüedad para justificar el genocidio. No permitiremos que nuestra tradición sea explotada por quienes buscan la muerte y la destrucción. Nuestros antepasados, muchos de los cuales sufrieron genocidio y limpieza étnica, nos enseñaron a no ser nunca espectadores ante la injusticia” , escribió Jewish Voice For Peace sobre la demolición de la sucá por parte de la Policía en la Universidad Northwestern.
Está claro que el Estado, desde los campus universitarios hasta el gobierno Biden/Harris, no respeta el derecho democrático a la libertad de expresión y la libertad religiosa y atacará a los estudiantes judíos y sus festividades para proteger el Estado de apartheid de Israel. Y aunque Trump no ha sido un objetivo del movimiento pro-Palestina y ha obtenido el apoyo de algunos líderes árabes que pretenden "castigar a Harris" por su postura sobre Palestina, no es amigo del movimiento y se anuncia como el mayor amigo de Israel.
Defenderse del genocidio no es antisemita; atacar la estructura de una festividad judía sí lo es. Atacar el pluralismo cultural judío y el resurgimiento del movimiento antisionista judío, que existía mucho antes de la creación del Estado de apartheid de Israel, sí es antisemitismo real.