Faeneros de cangrejos y jornaleros mexicanos y centroamericanos garantizan la producción de alimentos pero no cuentan con protección ante la pandemia.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Lunes 18 de mayo de 2020 21:09
Cosechan uvas, manzanas, realizan cuidados personales, de jardinería, faenan cangrejos. Son las y los trabajadores temporales, que este año, en el medio de la pandemia que ya costó 80.000 muertos sólo en territorio estadounidense, arriesgan la vida para conseguir salarios diez veces más altos que en sus países de origen, según Edgar Franks, director político del gremio Familias Unidas por la Justicia que agrupa a trabajadores agrícolas en el estado de Washington.
A la precarización y las campañas de odio desplegadas por el presidente estadounidense Donald Trump, se suma ahora el temor al contagio de covid-19.
Su trabajo es considerado esencial, pero las condiciones en las que laboran son peores cada vez. No les entregan material de protección personal, los alojan en condiciones de hacinamiento, el transporte para ir a los campos no cumple con los requerimientos de sanitización y distancia social para evitar contagios.
Con miedo y todo, trabajadoras y trabajadores temporales llegan a Estados Unidos a realizar labores de faena de pescados y mariscos, y agrícolas. Sigue siendo una vía para sortear la precarización laboral y los salarios miserables que se perciben al sur del río Bravo, que ahora se profundiza con la ola de despidos que empieza a golpear en la región.
El xenófobo Trump, aunque sostiene la política de campañas de odio, cárcel y deportaciones contra la población migrante, cede ante la presión de los cabilderos de agronegocios e industria de pescados de mariscos. Sin trabajadoras y trabajadores temporales, que entran con visas H-2A y H-2B, no habría producción de alimentos y labores de cuidados.
No obstante, mientras en años anteriores se emitían cientos de miles de esas visas, ante la paralización del sector hotelero y gastronómico, hasta ahora se aprobaron 66 mil fuera del sector agrícola, pero la administración de Trump no estableció medidas para protegerlos ante el covid-19. Mientras tanto, son alrededor de 200 mil trabajadoras y trabajadores que se emplean en labores agrícolas.
Según un reporte de la agencia AP, cuando llegan a Estados Unidos algunos de estos trabajadores son puestos en cuarentena temporal. Sólo algunos reciben mascarillas de las empresas para las que laboran, en la mayoría de los casos las tienen que conseguir por sí mismos, igual que los guantes. Ganan aproximadamente entre 60 y 140 dólares por jornadas de casi 10 horas. La situación de los jornaleros en México es similar, pero los sueldos son mucho más bajos.
Las vidas de las y los jornaleros valen más que las ganancias capitalistas
Es indispensable que los sindicatos que agrupan a los trabajadores agrícolas en Estados Unidos, junto con el Sindicato Independiente Nacional Democrático de Jornaleros Agrícolas de México, exijan que tanto el gobierno de Trump como el de López Obrador implementen medidas de seguridad para proteger a las y los trabajadores agrícolas ante el covid-19.
A su vez, deben organizar al conjunto de las y los trabajadores del sector para exigir equipos personales de protección adecuados, acceso a tests gratuitos y periódicos de covid-19 y atención de salud para todas y todos, así como para sus familias.
Es de primer orden también que exijan servicio de transporte seguro y con sanitización sistematizada, suministro de agua potable, servicios de drenajes y cancelación del uso de agroquímicos que atentan contra la salud humana, viviendas dignas y salarios que cubran las necesidades básicas de la familia jornalera y se ajusten de acuerdo con la inflación.
Si las empresas como Driscoll o ranchos y granjas que laboran para estas agroindustrias trasnacionales se niegan, deben ser expropiadas sin pago y puestas a producir bajo control de sus trabajadoras y trabajadores, con todas las medidas de protección que se requieren ante la pandemia, para garantizar el suministro de alimentos frescos para la clase trabajadora y los sectores populares.
De la mano de estas medidas de emergencia ante el covid-19, es indispensable que las y los trabajadores de México y Estados Unidos enfrenten las políticas antimigratorias de ambos gobierno, exijan la desaparición del ICE y de la Guardia Nacional, y plenos derechos sociales y políticos para todas las personas migrantes.