El próximo 14 de noviembre ha sido convocada una huelga contra el machismo por el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas. Las compañeras que formamos Pan y Rosas y Contracorriente tenemos claro que hay motivos de sobra para vaciar las aulas y llenar las calles contra el patriarcado.
Miércoles 7 de noviembre de 2018
Las mujeres somos el blanco de una ofensiva de las instituciones que han demostrado ser profundamente patriarcales como la judicatura, la Iglesia, la policía o la propia educación, clave para seguir reproduciendo el machismo y la lgtbifobia de generación en generación.
Por eso el movimiento feminista tiene como tarea enfrentar a estos enemigos de las mujeres como hicimos en la histórica huelga del 8M, en las movilizaciones contra la sentencia de La Manada y la justicia patriarcal, cada vez que avanzamos en la autoorganización y coordinación en encuentros de mujeres como el último en Gijón, etc. Este 14N puede ser una nueva ocasión para profundizar en ese camino. Sin embargo, nos parece que esta convocatoria, en su programa y objetivos, tiene grandes límites que queremos discutir.
Por supuesto partimos de la oposición a la manera unilateral, sin promover un debate previo en el movimiento de mujeres, en la que se ha convocado esta huelga. Esta forma de actuar a la que nos tiene acostumbradas el Sindicato de Estudiantes –y que tristemente desde Libres y Combativas no se proponen superar– provoca el rechazo de muchas activistas y dificulta una participación más amplia en la huelga pese a los llamamientos a la unidad, los cuales solo pueden ser meramente formales bajo estas circunstancias.
De hecho, esta falta de debate determina una desconexión entre las demandas más avanzadas que viene dando el movimiento de mujeres y las reivindicaciones de esta huelga que se quedan en reivindicaciones extremadamente moderadas de cuya aplicación hacen principal garante al gobierno del PSOE. Al mismo PSOE de las reformas laborales; al de las distintas reformas educativas “socialistas”, que abrieron la puerta al proceso de privatización de la enseñanza; al que recortó en sanidad y educación, provocando que el cuidado de muchos menores y personas mayores y dependientes recayera, aún más, sobre las mujeres, profundizando su precariedad y su doble carga laboral. Al PSOE del 155; al que sustenta al régimen del 78 y es defensor acérrimo de la Corona en un momento en el que el cuestionamiento a esta obsoleta y reaccionaria institución, se expande. Esta semana una delegación del Sindicato de Estudiantes se reunía con el Secretario de Estado de Educación para “poner sobre la mesa las demandas por las que el movimiento estudiantil” como afirman en su comunicado. Unas demandas que ante la falta de debate previo están enormemente desconectadas de la realidad del movimiento estudiantil y de mujeres cómo mencionábamos. Además creemos que esta actitud de instar a la Ministra de Educación a reuniones “a puerta cerrada” lejos de desnudar el carácter reaccionario del gobierno del PSOE, contribuye a fortalecer las ilusiones de diálogo con un gobierno “progresista” desviando así el eje de desarrollo de la autoorganización estudiantil y la movilización en las calles.
Sobre las demandas, el SE propone medidas disciplinarias contundentes contra profesores con actitudes machistas. Ante lo que nos preguntamos ¿quién decide estas medidas y evalúa los casos? Hasta ahora la propia dirección o rectorado de los centros, cuyo clientelismo y grado de amiguismo ha quedado más que demostrado a golpe de escándalo en los últimos meses.
Muchos de estas direcciones universitarias además ya incorporan las llamadas “Comisiones de Igualdad”, que aunque fueron producto de la lucha de las mujeres, hoy en la práctica no sirven. Son organismos burocráticos y en la mayoría de los casos las estudiantes no pueden acceder a ellas. Una lógica totalmente coherente con el hecho de que esas direcciones cierren filas en apoyo a los profesores que han sido acusados de acoso o agresiones sexuales. Es por todo esto que debemos pelear por levantar comisiones de mujeres independientes de las direcciones de los centros de estudio; en el caso de las universidades, independientes de la casta patriarcal.
No podemos hablar de medidas contra las actitudes machistas en los centros educativos sin poner en cuestión quién se encarga de gestionarlas. Nosotras defendemos que no habrá medida efectiva si no está en manos de comisiones independientes de mujeres en las que alumnas, profesoras y trabajadoras plantemos cara al machismo en las aulas.
Además si la fuerza del movimiento de mujeres en las calles se canaliza hacia una estrategia que pone el eje en exigirle a las instituciones educativas, instituciones del Estado (el que reprime a quienes defienden los derechos democráticos, que es cómplice del patriarcado, que expulsa a inmigrantes y persigue activistas) “medidas” más duras para los agresores, puede terminar en una legitimación de estas instituciones, mientras se crea la ilusión de que con castigos individuales se puede terminar con la opresión hacia las mujeres.
El SE también “exige al gobierno la implementación de una asignatura de educación sexual evaluable y obligatoria”. Está claro que los actuales planes de estudio son profundamente machistas y retrógrados, que también invisibilizan y excluyen a las mujeres y todo el colectivo lgtbi. De ahí la necesidad de pelear por lo que creemos ha de ser una educación sexo-afectiva libre, sin la intromisión de la Iglesia. Educación sexual existe. El problema es que muchas veces se deja en manos de empresas privadas con intereses propios que no son los de impartir una educación sexual integral y sin tabús. Para pensar en una educación sexual totalmente libre, lejos de los tabús socialmente establecidos y perpetuados por la moral católica pasa por pensar en manos de quién está el control de esos planes y el modo de impartirlos.
El modelo educativo actual está influenciado enormemente por la Iglesia católica. El Estado español es supuestamente aconfesional, sin embargo el Régimen, con sus diferentes gobiernos de turno incluidos los del PSOE, mantiene los privilegios de la santa sede en la educación. En el Estado casi el 30% de los centros educativos son concertados, de los cuales el 90% son católicos algo que responde a los privilegios, ayudas económicas y facilidades que posee la divina institución para crear centros educativos. Pero además también es conocida la injerencia de la Iglesia en la educación pública. La Constitución Española garantiza “el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones” en el artículo 27.3 lo que garantiza a “golpe de constitución” la intromisión de la Iglesia en la educación y en nuestras vidas. La unión que hoy existe entre la Iglesia con la educación y otras instituciones del Estado es innegable.
La pelea por una educación sexual verdaderamente libre pasa por la separación de la Iglesia y el Estado. Es por ello que sorprende que entre las demandas de la convocatoria lanzada por el SE no aparezca esta cuestión.
Del mismo modo no creemos que la clave de la educación sexual pase por la evaluabilidad de la misma. El actual modelo educativo es tremendamente excluyente. Los índices de “abandono escolar” son elevadísimos. Las y los estudiantes soportamos una modelo educativo que nos “pone a prueba” siguiendo la lógica impuesta por el modelo productivo. Un modelo que promueve valores como la competividad y el adoctrinamiento. Por ello no podemos imaginar una educación sexo-afectiva libre que replique los patrones del modelo pedagógico actual al servicio del sistema capitalista.
Desde las agrupaciones Pan y Rosas y Contracorriente apoyamos, participamos e impulsamos la convocatoria del 14 de noviembre. No compartimos el método de la convocatoria, como ya señalábamos, pero sí la necesidad de la misma. Nos parece importante que la juventud estudiantil se posicione contra las violencias machista y la expresión del patriarcado dentro y fuera de las aulas, continuando y profundizando la experiencia del 8M y en cómo ligarla al resto de sectores que hoy luchan contra el Régimen. Pero consideramos que es fundamental que los y las estudiantes puedan decidir estas convocatorias y su contenido en asambleas democráticas, favoreciendo así la autoorganización del estudiantado para luchar por sus derechos.
Y a la vez que impulsamos la convocatoria de huelga críticamente con los métodos burocráticos del SE, hacemos un llamamiento al resto de organizaciones estudiantiles, sindicatos y asambleas a tomar esta fecha como una más en el calendario de movilizaciones estudiantiles. A poner en pie asambleas de base, masivas, en las que participe el conjunto del estudiantado y el personal docente y no docente, y no a boicotear la convocatoria, como hemos visto en otras ocasiones.
Apostamos por las alianzas entre el movimiento feminista, el movimiento estudiantil y el movimiento obrero para así poder levantar una sola lucha contra el Régimen del 78. Porque es el mismo Estado, con su justicia patriarcal para ricos, el que nos impone tasas y recortes en la educación o concede privilegios a la Iglesia; el mismo que recorta las pensiones y nos impone la precariedad laboral; el mismo que mantiene la Ley de Extranjería persiguiendo y criminalizando a las personas inmigrantes; el mismo que ataca la libertad de expresión y el derecho a la autodeterminación; o el mismo que naturaliza las agresiones sexuales, la violencia hacia las mujeres y los feminicidios. Estamos por la unidad de las luchas y por un movimiento estudiantil feminista y anticapitalista que revolucione las aulas para revolucionar la sociedad.
¡Contra las violencias machistas y patriarcales!
¡Por una educación antipatriarcal y anti imperialista!
¡Fuera los contenidos heteronormativos y racistas de nuestros planes de estudio!
¡Por la separación efectiva de la Iglesia y el Estado! Basta de privilegios a la casta eclesiástica!
¡Por comisiones de mujeres y LGTBI verdaderamente independientes de la casta académica y la patronal! La única forma de enfrentar la violencia machista y la LGTBIfobia en nuestros centros de estudio.
¡Por una educación pública radicalmente democrática, gratuita y sin precariedad!
¡Por un movimiento estudiantil de base y combativo!
¡Porque no queremos ni una menos!