El inicio de la ofensiva Israelí en el sur de la Franja de Gaza, en la ciudad de Rafah, luego de haber asesinado ya casi 30 mil palestinos, la mayoría mujeres y niños, y de haber destruido o dañado más de 300 mil viviendas, pretende avanzar aún más en la política de exterminio y de limpieza étnica del pueblo palestino. Lo hacen con la colaboración de EEUU y la Unión Europea y la cómplice pasividad de los gobiernos del medio oriente.
Miércoles 21 de febrero
Foto: PalestinaLibre.org
La matanza del pueblo palestino, ha detonado un cada vez más masivo movimiento de repudio y rechazo a la política sostenida por Netanyahu y el sionismo israelí. Un movimiento de masas que se solidariza con el pueblo palestino y que ha sostenido movilizaciones de cientos de miles en todo el mundo, que ha realizado acciones en puertos, fábricas y carreteras para intentar obstaculizar el envío de armas y pertrechos que los países centrales de occidente han estado enviando al gobierno sionista.
Esta movilización de masas ha cuestionado y presionado a diversos gobiernos en todo el mundo lo que se ha traducido en que algunos, particularmente de Latinoamérica y África, hayan decidido condenar la ocupación israelí de Gaza. Algunos optaron por retirar embajadores del Estado sionista de Israel y otros, como el Estado Plurinacional de Bolivia, rompieron relaciones diplomáticas con este Estado sionista. En los últimos días, el cruce diplomático entre el gobierno de Lula en Brasil, que calificó de genocidio la política desplegada por el Estado de Israel para Gaza, y la declaratoria por parte de este Estado como “persona no grata” a Lula, son muestras de la creciente presión internacional resultado de ese gran movimiento callejero que le muestra al mundo que Palestina no está sola. El lunes 19 de febrero, EE.UU. tuvo que vetar por tercera vez la resolución de la ONU que exigía “un cese inmediato del fuego”.
El caso de Sudáfrica es el más sonado en los medios luego de que este Estado demandara penalmente a Israel por “genocidio”. Demanda que tuvo una acogida provisional por parte de los jueces que conocen el caso. A esta demanda, se sumaron los respaldos de decenas de países, entre ellos el de Bolivia. Por su parte el gobierno de Netanyahu declaró que desconoce a la CIJ y que no acatará ninguna de sus resoluciones.
El gobierno del MAS, encabezado por Luis Arce, luego de una primer declaración vergonzosa, corrigió el posicionamiento rompiendo relaciones y apoyando la demanda sudafricana, sin embargo, estos primeros pasos son absolutamente insuficientes. El Estado Plurinacional de Bolivia podría empezar a convertirse en un ejemplo para otros pueblos que sobre la base de la movilización contra el genocidio del pueblo palestino, puedan repetir la experiencia de aplicar sanciones económicas efectivas a los capitales sionistas y/o a los capitales nacionales que comercian con el Estado de Israel. Es necesario y urgente radicalizar las medidas para alentar a otros estados a tomar mayores medidas contra el genocidio, así como redoblar esfuerzos para masificar cada vez más el movimiento anti guerra en curso.
Desde la LOR-CI, organización que impulsa La Izquierda Diario en Bolivia, que hemos estado sostenido el apoyo a la lucha del pueblo Palestino, consideramos que los diversos colectivos y organizaciones que nos hemos movilizado en repudio a la masacre que el Estado de Israel sostiene contra el pueblo palestino, debemos impulsar la movilización exigiendo que el gobierno de Luis Arce adopte medidas que efectivamente golpeen los intereses sionistas, no solo con declaraciones diplomáticas sino con medidas que tiendan a afectar esos intereses de manera material.
Hay que seguir el ejemplo de las y los estudiantes movilizados en la Universidad de California que lograron la aprobación de una ley que impide que los 20 millones de dólares del subsidio anual sean invertidos en contratos con empresas que sostienen al Estado sionista de Israel. Si eso pudo lograr una universidad no hace falta imaginar ¡todo lo que podría lograrse con la acción del Estado!, por más pequeño que este sea en el concierto de la geopolítica global. Hay que exigir la inmediata expropiación de todos los capitales sionistas, es decir, de aquellos que sostienen al Estado colonial, racista y genocida de Israel.
Es urgente imponer impuestos progresivos a todos aquellos que comercian y se enriquecen con el Estado de Israel, para destinar esos recursos a fortalecer la resistencia del pueblo palestino y la ayuda humanitaria ante el genocidio. Con esta medida se gravaría fundamentalmente la exportación de oleaginosas de Bolivia a Israel, así como la importación de pesticidas de Israel a Bolivia, productos que ocupan altos niveles de intercambio. De más está decir cómo la derecha agroindustrial abreva sus negocios en sectores rancios de la geopolítica mundial como es el artificial Estado sionista de Israel, creado como un Estado enclave del imperialismo en la estratégica región del medio oriente.
Lejos de lo que algunos analistas han calificado a las exigencias de ruptura de relaciones y de sanciones económicas al Estado de Israel como antisemita, en realidad confunden el antisemitismo con el antisionismo. El sionismo, lejos de representar al judaísmo como un todo, solo es la expresión política, de derecha del judaísmo religioso y étnico. El sionismo, es el fascismo de las clases ricas y religiosas del judaísmo. Porque somos antifascistas, somos antisionistas.
Finalmente, es importante exigir que el gobierno de Arce atienda en tiempo y forma, las urgentes necesidades de ciudadanos bolivianos y sus familias que se encuentran atrapados en Gaza y que no han recibido la ayuda necesaria por parte del Estado Plurinacional de Bolivia, para su repatriación.