Porros, espionaje, bots y criminalización: la política represiva de Manuel Martínez Justo en la FES Acatlán.
Viernes 28 de octubre de 2022
El proceso de organización y lucha que ha atraviesado la FES Acatlán recientemente, no es un rayo en cielo sereno, por un lado viene precedido de otros procesos y luchas como lo fue el movimiento #UNAMNoPaga que, en plena pandemia, votó masivamente paros virtuales, denunciando los bajos salarios a los profesores de asignatura y cuestionando a la “casta dorada” de rectoría y a los directores como Martínez Justo con enormes sueldos que se llevan gran parte del presupuesto y lo manejan a discreción poniendo sus intereses individuales sobre la comunidad.
Otro aspecto que habría que considerar para entender lo que ocurre, es el aumento en la precarización de la juventud, fenómeno que se agravó con la pandemia. Al regresar a clases presenciales, muchos estudiantes se vieron en la necesidad de vender dulces o alimentos para poder solventar sus gastos, las autoridades respondieron intentando sancionar y reprimir a los estudiantes lo cual generó una masiva respuesta convocando al “Acatianguis” donde miles de estudiantes participan vendiendo y comprando, ante esta masividad las autoridades no pudieron hacer nada.
Las demandas de la comunidad estudiantil, son muy similares a las de escuelas del IPN y de otras facultades de la UNAM, se denuncia falta de presupuesto, un manejo corrupto de los recursos por parte de los directivos y nulo interés en atender los reclamos legítimos del estudiantado. Los estudiantes de la FES Acatlán, buscan conquistar derechos básicos como un comedor a precios accesibles en las escuelas, transporte seguro, terminar con los cobros ilegales y el manejo fraudulento del presupuesto, y defender su derecho a una educación de calidad. Sin embargo, la respuesta de las autoridades es de total insensibilidad e indolencia, cuando no abiertamente represiva y criminalizadora.
La respuesta de las autoridades: represión
Ante las demandas del estudiantado, las autoridades han intentado desacreditar a la comunidad organizada, buscando presentarles como sectores minoritarios que no representan intereses legítimos y haciendo uso de métodos represivos y descompuestos como las amenazas, campañas criminalizadoras o grupos de choque que buscan romper los paros.
En las asambleas interuniversitarias, los testimonios de represión por parte de los directivos son la constante, en la Facultad de Ciencias, en la FES Cuautitlán, en la FES Acatlán o en la Facultad de Contabilidad, entre otras, se les busca callar y reprimir a quienes alzan la voz. Esto en un contexto donde el gobierno federal muestra su verdadero rostro con eel asesinato de la compañera Beatríz “N”, estudiante normalista de Panotla en Tlaxcala, perpetrado por la policía recientemente.
El escandaloso caso de la FES Acatlán
Es en la FES Acatlán donde la represión se presenta con mucho más cruda, la facultad gobernada por el priista Manuel Martínez Justo, junto a sus cómplices Nora Goris y Claudia Márquez, se ha vuelto famosa por episodios represivos en los últimos años, desde intentos de suspensiones armadas como fue mi caso (intento que finalmente logramos derrotar), pasando por el ahorcamiento del estudiante David Diez en 2018 frente a cientos de estudiantes, hasta la desaparición de Daniel Rossel activista en huelga de hambre o la utilización de un grupo táctico armado para desalojar a golpes a activistas que mantenían un cubículo tomado.
En la actualidad, las autoridades están argumentando falsamente que la facultad habría sido “dañada” en el paro por lo cual no es posible regresar a clases normales, algo que ya nadie o casi nadie les cree. Lo que quieren es que no haya regreso a clases presenciales porque saben que el paro de 23 días puede ser solo el inicio de un proceso donde las asambleas y medidas de lucha tomen más fuerza.
Su estrategia es clara, intentan criminalizar, haciendo uso de medios afines, a los estudiantes organizados, mientras dan tiempo para que se desarticule el descontento. Saben que gran parte de la comunidad no quiere más a un director autoritario como lo es Martínez Justo y creen que metiendo miedo y reprimiendo van a lograr contener el descontento.
Hay que decir, además, que ya una compañera participante del paro ha denunciado y hecho público cómo fueron amenazadas de muerte y de violación, realizadas por gente mandada por las autoridades, en las inmediaciones de la facultad. Los métodos clásicos del priismo más recalcitrante, los métodos de un director desesperado y con vínculos con sectores que están dispuestos a amenazar de muerte y amedrentar a compañeras, todo con tal de mantenerse en el cargo.
Ahora, las autoridades intentan meter miedo a los estudiantes amenazando de represalias y “sanciones” incluso penales por haber participado en el paro, algo que ya estaba previsto y ante lo cual se están levantando campañas contra la represión y la criminalización cada vez más grandes.
Dinero para la educación, no para los militares
El movimiento estudiantil ha demostrado una enorme fortaleza, sin embargo, es necesario fortalecer el proceso llamando a nutrir las asambleas y las acciones, para que más y más compañeros y compañeras participen de la toma de decisiones y las discusiones. Es la única forma de vencer.
Ante los intentos de la derecha y el Morena por desviar u obtener algún rédito del proceso, el movimiento ha dejado clara su postura independiente al cuestionar la militarización del país y levantando la consigna “presupuesto para la educación, no para la Guardia Nacional”.
Los estudiantes movilizados están conscientes de que es falso que el ejército haya cambiado, son los mismos que han perpetrado masacres y asesinatos a universitarios en otros momentos, por ello, ponen sobre la mesa el cuestionamiento a la manera en que este gobierno que se dice “progresista”, le da cada vez más peso y presupuesto al ejército, mientras las carencias en las universidades se mantienen y profundizan sin haber un incremento en el presupuesto a la educación.
Desde esta perspectiva es que el llamado a un paro nacional del sector educativo para el 14 de noviembre, plantea como eje central que el dinero debe ir a la educación, para mejorar
las condiciones de estudio y de trabajo de docentes y administrativos, para conquistar comedores, transporte, luminarias y salarios dignos, no a los militares.
Los estudiantes, docentes y trabajadores somos muchos más que los directivos y sus funcionarios afines, la fortaleza está en la organización y en la unidad con otras escuelas y con otras luchas. Para enfrentar la represión es clave sumar a participar a más compañeros y compañeras, pueden intentar intimidar y reprimir, pero sí somos cientos y miles participando, las autoridades no tienen ninguna posibilidad de desarticular la organización. Martínez Justo se metió con la generación equivocada, esto apenas comienza.