SALUD. Fin de la alerta sanitaria y despidos masivos: un nuevo ataque del gobierno que debemos enfrentar

El término de la alerta sanitaria por COVID-19 a fines de agosto no implicó sólo el fin de del uso de mascarillas en los centros de salud, sino que también el término del financiamiento específico que se estaba dando desde el inicio de la pandemia y, por tanto, el despido de miles de trabajadores que se mantienen bajo el contrato de honorarios COVID.

Este no es el primer despido masivo a trabajadores honorarios COVID, se han realizado varios despidos parcelados en los últimos 2 años por parte de los Servicios de Salud locales, bajo el argumento de la descomplejización de camas, cierre se sectores y falta de financiamiento. Pero aun así, hasta el anuncio del fin de la alerta sanitaria, existen 12.417 honorarios COVID a nivel nacional (de los 32 mil que fueron contratados al inicio). De esto 6.500 serán despidos. Si bien no existe claridad de las fechas de los despidos, ya se informa que algunos Servicio de Salud iniciarán a fines de septiembre.

Es claro que la crisis sanitaria producida por la pandemia del COVID-19 ya fue resuelta, pero la crisis que sigue latente es la precarización de la salud pública, donde el déficit de trabajadores (sumado a otros problemas como la infraestructura deficiente) es un factor clave en los problemas para lograr una buena atención a los usuarios y sus problemas de salud. Esta crisis estructural ha sido “parchada” con los honorarios COVID. El gobierno dice ser consciente de eso, y que por lo mismo buscan extender algunos contratos hasta diciembre y aumentar el presupuesto para el 2024, pero de todas formas efectuarán estos despidos (como ya lo hicieron en otras oportunidades), atacando no solo a trabajadores y sus familias, sino que al conjunto de la población que se atienden en el sistema de salud pública.

Los gremios de la salud como FENATS y FENPRUSS han denunciado esta situación desde que se definió el fin de la alerta sanitaria. Para esto han anunciado distintas movilizaciones, la FENATS anunció un paro nacional para el 12 y 13 de septiembre; la FENPRUSS anunció el inicio de movilizaciones y sus dirigentes ocuparon las instalaciones del MINSAL. El Colegio Médico si bien critica los despidos, no ha anunciado ningún tipo de movilización. No debemos olvidar que las dirección de estos gremios han desarrollado una estrategia basada en mesas de negociaciones con el gobierno, dejando de lado cualquier medida de organización o movilización, incluso dejando pasar las anteriores oleadas de despidos. Hoy anuncian movilizaciones, pero sin organizar a la base de trabajadores en los lugares de trabajo.

Enfrentar este nuevo ataque del gobierno a la salud pública es urgente, pero las direcciones sindicales deben pasar de las palabras a la acción.Desde la agrupación de trabajadores de la salud Abran Paso, creemos que es fundamental que se convoquen asambleas unificadas para todos poder discutir un plan de movilización ascendente en defensa de los puestos de trabajo y la salud pública.

Este ataque viene a develar algunos problemas estructurales como el trabajo precario e inestable que abunda el sector de salud, además de la falta de personal y financiamiento. Por eso, la lucha contra los despidos se debe unir a estas demandas históricas de los trabajadores de la salud. Desde nuestra perspectiva, esto nos plantea la necesidad que el sistema de salud sea gestionado por los mismos trabajadores y usuarios y financiado integralmente por el Estado, que pueda dar respuesta a la necesidades de la población y sin inestabilidad laboral.