Ayer fue el cumpleaños de uno de los últimos grandes ídolos riverplatenses. La Izquierda Diario comparte este merecido homenaje a “el Enzo”.
Domingo 13 de noviembre de 2016 13:00
El 12 de noviembre de1961: esa fecha quedará grabada para todos los uruguayos y por qué no los argentinos. ¿Por qué decimos de los argentinos si este personaje nació en Uruguay, precisamente en Salto? Claro, es uruguayo, pero acá en nuestro suelo lo adoptamos y aún más los hinchas de River. Es un ídolo, el más grande de toda la historia millonaria.
El mote de ídolo es muy grande y no todos tienen el privilegio de serlo, porque no sólo se llega a ser ídolo por hacer algunos goles o por buenas actuaciones; ídolo no es aquel que ridiculiza al rival con sus declaraciones, tampoco es aquel que se besa la camiseta… hoy en día esa palabra sale fácil ante cualquier jugador que llega y tiene un buen rendimiento en su respectivo equipo.
Ídolo es Francescoli porque el sí respeta a su club en todo sentido, siempre River estuvo por delante de todo, nunca abusó del cariño que le tiene la gente, jamás declaró cosas descabelladas contra tu eterno rival, siempre se dirigió a Boca con respeto, y sobre todo su humildad afuera y dentro del campo lo caracterizan. Esas son las razones por las cuales es ídolo. No descubrimos nada si hablamos de sus capacidades técnicas.
Un lujoso delantero que supo jugar suelto en la zona ofensiva, no era un nueve nato solo que él podía jugar de media punta y hasta a veces ser el conductor del equipo. Sus inicios fueron en Wanderers de Uruguay ahí donde se desempeñaba como centro half (volante central), luego llegó al plantel millonario en el año 83 luego de un buen desempeño en la Copa Libertadores de ese año. Pese a brillar en River la primera temporada le costó mucho sobre todo adaptarse al fútbol argentino. En la siguiente temporada pudo demostrar su potencial en el “millonario”, por diferencias con el entrenador uruguayo Luis cubilla tuvo que marcharse a Europa, donde supo militar en el Racing de París y en Olimpique de Marsella, donde se alzó con la liga y la copa de Francia del año 90, mismo año en el que fue elegido como el mejor jugador extranjero de Francia. Luego de su paso glorioso, el uruguayo pasó al Cagliari italiano: llegó en 1990 para marcharse en el 93, transferido por una temporada al Torino.
Muchos decían que “el Príncipe” ya estaba de vuelta pero cuando retornó a su primer amor demostró que su calidad y físico seguían intactos. Pudo conquistar 4 títulos nacionales con la banda roja, y dos títulos internacionales. Entre esos títulos continentales está su tan ansiado sueño: la Copa Libertadores. A nivel selección es uno de los jugadores más importantes de su país teniendo en sus espaldas tres Copas América.
Por algo Enzo está catalogado como uno de los 50 mejores jugadores de la historia del fútbol. Su legado sigue vivo pero lo que más vivo sigue es su humildad, esa humildad que lo trajo desde Uruguay cuando era apenas un jovencito que llegaba a un club grande de Sudamérica. Es respetado por los rivales y admirado por los amantes del buen fútbol. Por eso en este deporte es y será por siempre “InmEnzo”.