Su lucha sigue vigente, fue impulsora de la Ley de Matrimonio, la Ley de Identidad y el Cupo Laboral Trans. Referente inolvidable.
Tomás Máscolo @PibeTiger
Miércoles 11 de octubre de 2017 11:36
Hoy me gana la bronca, escribo enojado y con lágrimas en los ojos. Este año marché junto a Higui de Jesús peleando por su absolución y sosteniendo una bandera que exigía justicia por el travesticidio de Diana Sacayán, este año nos hicimos más fuertes, porque somos sujetos y nos defendemos.
Recuerdo que la leía en mi juventud desde Rosario, me transmitía la valentía para perseguir mis sueños, defender mi identidad, rechazar los códigos contravencionales, pelear por lo que nos corresponde, porque somos personas. Quería tener una pluma así, sudaka. Escribió para “El Teje”, el primer periódico trans, y para el suplemento Soy de Página/12. Colaboró en los informes sobre la situación de vida de las personas travestis, transexuales y transgénero “La Gesta del Nombre Propio” (2006) y “Cumbia, competeos y lagrimas” (2008).
Nació en Tucumán y era descendiente de diaguitas. De muy pequeña su familia se mudó a La Matanza en la provincia de Buenos Aires, era pobre y a los 17 años se decidió trans.
Se prostituyó para sobrevivir, era parte del 80% de las travestis que tiene que hacerlo para sobrevivir al asumir su identidad porque quedan excluídas del mercado. Tiempo después iría a pelear junto a la diputada Karina Nazábal en la legislatura de la Provincia de Buenos Aires la Ley de Cupo Laboral para Personas Trans.
Hoy escribo con bronca, porque se la llevó la violencia, el machismo, la transfobia, ese día ganó el sentido común. Pero este año se marchó por ella, el 28 de junio conmemorando a Stonewall. Tras los azotes de agua de los carros hidrantes y el gas de la represión en manos de la Policía de la Ciudad hacia manifestantes que protestaban en la Av. 9 de Julio.
En la ciudad de la alegría, en el país que durante 12 años de kirchnerismo el aborto sigue siendo ilegal, declarada "gay-friendly", la realidad de las personas LGBTI dista mucho de la “alegría” de los globos amarillos, mientras los empresarios la levantan en pala con el mercado rosa y los gobiernos que lo sostienen y fomentan. Es necesario recordar la combatividad de Diana. Es menester organizarse y movilizarse para que se escuche bien fuerte que nuestras vidas valen más que sus ganancias.
Tomás Máscolo
Militante del PTS y activista de la diversidad sexual. Editor de la sección Géneros y Sexualidades de La Izquierda Diario.