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Red Internacional
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Reforma en escuelas secundarias. “Habilidades socioemocionales”: una salida individual para un problema social

El Plan Estratégico "Buenos Aires Aprende" presentado por el Ministerio de Educación de la Ciudad, establece como uno de sus objetivos “el desarrollo de habilidades socioemocionales esenciales para la vida”. Sin embargo, ¿qué y quién está detrás de este énfasis en lo socioemocional?

Lunes 16 de septiembre 14:12

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Solo mencionar el concepto de bienestar socioemocional, puede parecer un avance necesario frente a los crecientes problemas de ansiedad, depresión y falta de autoestima que enfrentan los y las adolescentes. Los datos que arroja la post pandemia indican que casi 16 millones de adolescentes de 10 a 19 años viven con un problema ligado a la salud mental en América Latina y el Caribe, según un análisis de UNICEF [1]. Entre ellos: ansiedad y depresión, trastornos por déficit de atención/hiperactividad, el consumo problemático de sustancias y trastornos del comportamiento. También el suicidio representa un problema de salud pública grave y creciente: la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma que es la segunda causa principal de muerte a nivel mundial entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años de edad. La situación en Argentina está en línea con la tendencia internacional.

Los datos proporcionados por el documento de la reforma del nivel secundario de la Ciudad de Buenos Aires realizados por INECO (Instituto de Neurología Cognitiva), en los cuales no se sabe sobre qué población hicieron las encuestas, ni edades, ni situación económica y social, región ni escuelas, nos dicen que “más del 70% de los adolescentes ha experimentado síntomas de ansiedad, sentimientos de soledad y baja satisfacción con la vida, con un preocupante aumento del 32% en intentos de suicidio y del 85% en autolesiones entre 2022 y 2023”.

Los y las docentes que transitamos las escuelas secundarias sabemos que los datos son más duros cuando se alejan de los fríos números y toman valor testimonial. Sin embargo, surge la pregunta: ¿Por qué la Reforma Educativa actual pone tanto énfasis en las habilidades socioemocionales?

Marco “teórico”: Facundo Manes reloaded

Por empezar hay que dejar en claro que nada es novedoso, aunque se presente como tal. Desde hace algunos años, se busca insertar en la escuela la “educación emocional” y la neurociencia, directamente vinculada a este supuesto “bienestar socioemocional”, que entra por la puerta escolar en clave “salvadora”.

Los datos proporcionados por el reciente documento de la reforma del nivel secundario son de La Fundación INECO, una institución privada dedicada a la investigación en neurociencias fundada y dirigida por el mediático neurocientífico Facundo Manes.

Facundo Manes se hizo conocido por ser médico de Cristina Kirchner y, posteriormente, por usar la neurociencia como una herramienta de divulgación de su proyecto político. En 2001, fundó un partido llamado "1810". Luego, se hizo famoso por sus columnas en La Nación y Clarín, y creó el Instituto de Neurología Cognitiva (INECO). En 2016, Mauricio Macri lo contrató como asesor en temas de educación.

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Fue miembro del gobierno de Vidal en la provincia de Buenos Aires, en el que se desarrolló en la “Unidad de Coordinación para el Desarrollo del Capital Mental” (nótese: “capital mental”). Fue diputado por la UCR y sigue en carrera. Tiene libros titulados como "Usar el cerebro", "El cerebro argentino", "El cerebro del futuro".

Lo podemos recordar por sus polémicas declaraciones: “La pobreza genera un impuesto mental. Tenemos que intentar, con el aporte de la ciencia moderna, cambiar el esquema mental: que la gente bajo situaciones vulnerables deje de pensar en la próxima hora y empiece a pensar en un proyecto, que quiera mejorar en su vida”.

Desde La Izquierda Diario ya hemos abordado el carácter de estos postulados. Como decimos en esta nota sobre la neurociencia: “La ideología de reducir toda explicación a sus aspectos biológicos se forja dentro del propio sistema capitalista, ligada a diversos intereses burgueses. Por un lado, oculta las causas sociales de los pesares de la clase trabajadora: explotación laboral, pobreza, xenofobia, falta de acceso al sistema de salud y vivienda, desigualdad en el sistema educativo. Luego, construye una responsabilidad individual, "te estás esforzando poco", o construyen grandes negocios para vendernos medicamentos, tratamientos o entrenamientos.

En esa sintonía se encuentran sus últimas Master Class ligadas al desarrollo de “Habilidades cognitivas, sociales y emocionales para el siglo XXI post covid-19″ en la que el manejo de las emociones (innatas), sería una pieza importante para la educación. De las emociones nos dice que:

  • “Darwin escribió poniendo fotos de ira o de asco en diferentes especies. Las emociones básicas son la alegría, la tristeza, la sorpresa, la ira, el asco, el miedo que están en muchas especies y están en diferentes culturas. Un psicólogo estudió en Nueva Guinea a tribus que nunca habían estado en contacto con occidente y le contaba una historia alegre y sonreían, contaban una historia triste y ponían cara de tristeza. Este psicólogo sugiere también, siguiendo la línea de Darwin que, si estaban las emociones primarias, en diferentes especies en diferentes culturas y tenían un sello facial característico, deberían tener un sello neural” [2].

En el documento marco del Buenos Aires Aprende, que envió la ministra de educación por correo electrónico a las y los docentes habla sobre: “Alfabetización emocional para que trabajen su resiliencia, flexibilidad y regulación emocional”. Aquí se expresa la relación directa entre neurociencia y emociones, como una fórmula a llevar a cabo. En la formación que ofrece Escuela de Maestros en su portal para los y las docentes de la Ciudad, ofrecen cursos tales como: “Entendiendo el cerebro adolescente desde las neurociencias”, el cual está centrado en explicar el funcionamiento del cerebro desde la biología y la neurociencia específicamente, completamente desligado de las condiciones socioeconómicas, culturales y escolares en las cuales se educan los y las adolescentes de ayer y de hoy. Es un sinfín de definiciones y conceptos sin ningún tipo de problematización real de las condiciones actuales. Es un reduccionismo de lo que implica el proceso de enseñanza y aprendizaje y por lo tanto también, una estandarización del dictado de asignaturas y habilidades, que serían clave para el éxito escolar individual. En las clases (todas dictadas por profesores de INECO), plantean las funciones del cerebro como planificar y ejecutar un plan de acción y la necesidad de “poder discernir qué pautas establece la sociedad sobre lo que está bien o está mal” sic, tomando conceptos como resiliencia, muy de moda en estos tiempos, adaptación y que las metas podrían cumplirse. Lo ejemplifican y justifican con “experimentos” sobre la recepción de los jóvenes ante la recompensa inmediata (un malvavisco), como si fueran ratones de laboratorio. Cualquier parecido con el conductismo no es casualidad.

Es así que debemos abordar la Reforma Educativa sabiendo que hay una política pedagógica determinada detrás. Según el propio organismo INECO, frente al “déficit en las habilidades sociales” [3], “la terapia cognitiva conductual ha demostrado ser efectiva en la enseñanza de las habilidades sociales. Este entrenamiento abarca el área cognitiva, emocional y conductual del individuo”. La propuesta de reforma es clara, el objetivo es la “autorregulación”:

  • “Las y los estudiantes de la Ciudad de Buenos Aires presentan importantes dificultades en relación a su bienestar socioemocional. En 2022 se implementó una escala orientada a medir el nivel de regulación emocional, autoestima y bienestar escolar de una muestra de estudiantes de 1.er año” [4].

Por eso, dentro de la propuesta está la de crear “espacios para trabajar las emociones y capacitar al personal de las escuelas” (negritas nuestras).

No es la idea de educación de las emociones como generalidad abstracta la que se critica sino este enfoque particular: reduccionista, prescriptivo, normalizador y sobre todo meritocrático. El fenómeno de la educación emocional es global y tiene un eje clave en las “competencias y habilidades” para aprovechar en un ámbito laboral de mayor precarización e incertidumbre. Es así que hacemos nuestra la frase: “¿Educar las emociones? A mis emociones las quiero mal educadas”.

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¿Y la Educación Sexual Integral?

En el documento de 47 páginas, la única cita que aparece sobre la ESI es un fragmento extraído del material: "Educación sexual integral para la educación inicial - Contenidos y propuestas para las salas", en el cual se mencionan las habilidades psicosociales y lo recortaron con la clara intención de justificar la necesidad de que se desarrollen las habilidades socioemocionales, que claro está, no es lo mismo. De mínima podrían haber verificado los lineamientos curriculares para nivel secundario. Esto evidencia la nula importancia que tiene para el gobierno de la Ciudad la implementación efectiva de la ESI. En las escuelas sabemos que la ESI se implementa porque miles de docentes son escucha activa, intervención y acompañamiento de las y los niños, y adolescentes. Todo esto a pesar de que no existe capacitación obligatoria, no hay recursos para llevar adelante talleres y jornadas, una vez más es todo voluntad de las y los que defendemos la educación cotidianamente en las aulas.

No sería extraño presuponer que se buscaría sacar jerarquía, cuando proponen capacitaciones en habilidades socioemocionales. Revalorizamos y exigimos que se haga efectiva la implementación de la Educación Sexual Integral, con perspectiva de género, en todas las escuelas. Las jornadas destinadas a la ESI, así como el abordaje transversal de sus contenidos en las distintas áreas y materias, permiten abrir, tratar, problematizar y visibilizar temas de mucha importancia para el desarrollo de niños, niñas y adolescentes.

La ESI plantea un abordaje integral de las problemáticas que se presentan en la juventud y el enfoque es colectivo. No se pueden pensar las dificultades en el aprendizaje, los temas de salud mental y las distintas situaciones que atraviesan las adolescencias sin una ESI laica, científica, interdisciplinaria e integral.

No todo es salud mental pero la salud mental es un tema de todos

“Decimos que no todo es salud mental porque la articulación de este campo con la escuela debe tomar en cuenta algunas consideraciones. La primera, el riesgo de transformar todos los padecimientos en patologías. La segunda, que esa lógica entre dentro del ámbito escolar. La tercera, que se resuelva con salidas individuales”.

Es problemático que la Reforma Educativa aborde el malestar de las y los estudiantes como un asunto que debe ser gestionado a nivel individual, a través del desarrollo de habilidades como la autorregulación emocional o la autoestima [5]. El esfuerzo personal y la plasticidad, ligados a términos neoliberales extrapolados como el de “capital mental”, se vuelven términos omnipotentes para dar el salto y resolver cuestiones sociales y políticas como la desigualdad y la educación. Este enfoque corre el riesgo de patologizar el malestar social, despolitizar y deshistorizar omitiendo el contexto socioeconómico, las verdaderas causas del sufrimiento juvenil. Los sentimientos de ansiedad, depresión y baja autoestima no pueden desvincularse de las condiciones materiales en las que viven los estudiantes: precarización laboral de sus familias, violencia estructural, falta de oportunidades y un sistema educativo que reproduce estas desigualdades. De hecho, proponer soluciones como talleres emocionales sin abordar estos problemas sistémicos puede funcionar como un mecanismo de distracción que refuerza la idea de que es el individuo el que falla y no el sistema capitalista que produce mayores niveles de desigualdad social, explotación y destrucción del planeta. En lugar de una perspectiva que busque cambiar las condiciones materiales de vida que generan malestar, se promueve una adaptación individual al sufrimiento.

Ser conscientes que la escuela no puede todo, pero que la demanda alrededor del fortalecimiento de los equipos de profesionales que asisten a las escuelas, hoy se eleva al nivel de urgencia. Los datos de hace pocos años atrás decían que había un profesional cada 900 estudiantes en la Ciudad de Buenos Aires. Por eso, seguimos exigiendo el fortalecimiento de los equipos, mediante la creación de dos mil cargos profesionales para los Equipos de Orientación Escolar y Asistencia Socio-Educativa, junto con la ampliación de cargos de los gabinetes de escuelas secundarias (DOE), para fortalecer la presencia de psicólogos/as, psicopedagogos/as y trabajadores/as sociales. Con la mirada puesta en la salud escolar integral y en la salud mental en particular, decimos que es un derecho y no un negocio. Como planteamos en el proyecto de ley presentado por el FIT el año pasado [6].

Hoy más que nunca urge que la problemática sea abordada definiendo claramente los verdaderos responsables de esta crisis social. No es natural. Si la gran mayoría de las adolescencias hoy están sumergidas en la pobreza, si su proyecto de futuro no solo es de total incertidumbre, sino que se lo presenta de esa forma en el cual ellos y ellas se deben adaptar, difícil que puedan esquivar ser parte de cifras ligadas a los padecimientos de la salud mental. Es importante poder construir un imaginario en el que las grandes mayorías puedan tener un futuro que merezca ser vivido.