Aunque Argentina tiene veintitrés humedales "de importancia internacional", afectados por el avance extractivista, la síntesis de proyectos quedó archivada hasta nuevo aviso. La ONU presentó un trabajo para influir en el debate parlamentario.
Valeria Foglia @valeriafgl
Jueves 1ro de abril de 2021 13:59
Esteros del Iberá, Corrientes. Foto: Shutterstock.
A través de un informe [1], el Sistema de Naciones Unidas en Argentina alertó sobre “la conservación y el uso sostenible” de los humedales en el país. El contexto es urgente: crisis climática, pérdida de biodiversidad e incendios. Fue precisamente ante la enorme crisis de las quemas intencionales en el delta del Paraná en 2020 que el tema se introdujo con fuerza en la arena pública con la consigna “Ley de humedales ya”. Un proyecto -unificado en base a quince iniciativas, incluida la del FIT Unidad- llegó a tener dictamen de una comisión, pero nunca llegó al recinto.
Con enfoque en la justicia ambiental, el extenso documento que presentó la ONU Argentina en colaboración con ACNUDH [2], FAO [3] Argentina, PNUD [4], ONU Ambiente, OPS [5] y Unesco atraviesa diferentes esferas de la problemática de estos territorios donde el agua es protagonista. Con apartados que desarrollan desde la normativa internacional y constitucional a los “servicios ecosistémicos” y el financiamiento, su fin es influenciar directamente en el debate legislativo.
La presentación virtual se realizó el Día Mundial del Agua y sus oradores principales fueron Roberto Valent, coordinador del SNU Argentina, y María Eugenia di Paola del PNUD. Además, fueron invitados autoridades de los Ministerios de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Agricultura, Ganadería y Pesca, Gladys González, presidenta de la comisión ambiental del Senado, y Andrés Nápoli, titular de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
El avance de la pandemia y la aceleración del cambio climático global, ya con estatus de emergencia, son el marco general de la propuesta. El trabajo apunta que los humedales, proveedores agua, alimentos, biodiversidad e infraestructura para el sostén de medios de vida y economías locales y nacionales, “son esenciales para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible” que aprobaron los Estados miembros de la ONU en 2015, con énfasis en “poner fin a la pobreza y proteger el planeta”. Su conservación es una medida que juzga clave para abordar tanto la degradación de la naturaleza como la crisis climática, ya que son reservorios de dióxido de carbono y reguladores de temperatura.
Es obligación del Estado, señala el reporte, garantizar un ambiente “sin riesgos, limpio, saludable y sostenible”, y menciona especialmente a las comunidades más vulnerables, a la infancia y a los pueblos originarios, cuya salud, alimentación y hasta cultura se ven afectadas por la destrucción de humedales. Para el Estado argentino, sin embargo, el extractivismo es una política oficial Gobierno tras Gobierno.
A nivel planetario, los humedales han venido en franco declive desde la década de 1970, perdiéndose un 35 %, según consignan a partir del Informe de Perspectiva Mundial sobre los Humedales de 2018. Allí la Convención Ramsar [6] señala que “si bien a escala mundial todavía cubren una superficie mayor que la de Canadá, los humedales están disminuyendo rápidamente”, y las poblaciones de especies de animales continentales se redujeron un 81 %, mientras que en el caso de las costeras y marinas la pérdida llegó al 36 %.
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Estos ecosistemas esenciales se encuentran de norte a sur de nuestro país, que adhirió a la Convención Ramsar a través del Congreso en 1991. Los emprendimientos productivos, forestales e inmobiliarios de diversa índole los han alterado significativamente, afectando a su vez la diversidad biológica que albergan y derechos fundamentales de las comunidades cuya subsistencia depende de ellos. Están detrás del saqueo del agua y las quemas para rebrote en las islas del Paraná, pero también en el relleno de humedales y las fumigaciones con agrotóxicos en la ecorregión del Iberá, la zona norte y las reservas naturales del sur del Gran Buenos Aires.
La realización de inventarios de #humedales es fundamental para mejorar la información y el conocimiento sobre estos ecosistemas y tomar decisiones vinculadas con su conservación y uso racional.
Conocé los aportes de @ONUArgentina a la #LeyDeHumedales ➡️https://t.co/dknyQWSAH1 pic.twitter.com/UC4vvtvdXU— PNUD Argentina (@PNUDArgentina) February 17, 2021
El SNU Argentina reivindica la importancia de un inventario de humedales que brinde información para ordenar estos territorios a nivel nacional y comprometa la “participación ciudadana” en la toma de decisión. Este último punto se dio por descontado con las enormes movilizaciones en todo el país (particularmente en el puente Rosario-Victoria) y la vasta participación de organizaciones socioambientales y representantes de comunidades en los debates que organizara la comisión ambiental de Diputados. Son los principales interesados en una herramienta en la que apoyar su lucha contra el avance destructivo de empresarios y Gobiernos.
Sin embargo, su enfoque plantea que la discusión sobre humedales debe ser “inclusiva” y abre la puerta a que sectores productivos privados pesen a la hora de decidir sobre estos ecosistemas imprescindibles. Lo expresa claramente cuando dice que “para mantener su productividad y diversidad biológica y hacer posible el aprovechamiento de sus recursos por la gente, no se puede prescindir de un acuerdo global entre los distintos administradores, propietarios, ocupantes y otros interesados directos”.
El SNU Argentina reconoce que el país ha dado pasos legislativos importantes: desde la ley general de ambiente a las de bosques nativos, glaciares y cambio climático, además de la ratificación del Acuerdo de Escazú. No obstante, recuerda que en 2017, durante la gestión de Mauricio Macri, a Argentina se le había recomendado “reforzar las medidas encaminadas a combatir los efectos negativos de las actividades económicas de las empresas en el medio ambiente y la biodiversidad”.
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Estas empresas y las grandes patronales agrarias, no obstante, ya se pronunciaron en cada ámbito posible contra la ley de bosques e incluso en rechazo del proyecto de ley de humedales. Daniel Pelegrina, presidente de la Sociedad Rural Argentina, hasta dio entrevistas en TV afirmando que "le preocupan enormemente" estas iniciativas porque "van a restringir hasta el 20 % la producción".
En Argentina hay veintitrés sitios Ramsar, es decir, de importancia para el sistema internacional. Desde los humedales altoandinos saqueados y contaminados por el extractivismo del litio a los mallines patagónicos arrasados por el fuego, estos ecosistemas son vistos por parte de corporaciones y Gobiernos como fuente de recursos, y el agua como mera mercancía. Con la potencia de la movilización popular, el debate se habilitó nuevamente, tras casi una década de idas y vueltas y hasta medias sanciones.
Aunque hubo dictamen unificado en la comisión ambiental a cargo de Leonardo Grosso (FDT) en Diputados, al no emitirse en otras comisiones implicadas su tratamiento se bloqueó pese a ser una demanda popular que dio origen a un movimiento de lucha. Algunos diputados, entre ellos Nicolás del Caño del PTS-FIT, advirtieron sobre este cajoneo durante el debate por la ley de educación ambiental.
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[1] Aportes del SNU al proceso de elaboración legislativa para la conservación y el uso sostenible de los humedales en la República Argentina
[2] Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
[3] Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
[4] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Argentina.
[5] Organización Panamericana de la Salud.
[6] Formalmente Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, sancionada en Irán en 1971, cuyo alcance luego fue ampliado.