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Red Internacional
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UNPSJB. "Hay mucha bronca contra el gobierno y hay un movimiento creciente de concientización, que involucra a estudiantes, docentes y no docentes"

Tras la segunda marcha federal en defensa de la educación pública y el presupuesto universitario, el 2 de octubre, y el veto a la ley de financiamiento ratificado una semana después, los gremios docentes y no docentes del nivel superior de gestión nacional empezaron otro paro nacional de 48 horas el 21 y 22 de octubre. Entrevistamos a Sebastián Sayago, docente de la UNPSJB.

Lunes 21 de octubre 16:20

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La semana inicia con medidas de lucha de los trabajadores docentes y no docentes de las universidades nacionales. Este lunes y martes tendrá lugar un paro convocado por las organizaciones sindicales correspondientes. La exigencia es por aumento salarial y por aumento en el presupuesto asignado a la educación superior. Entrevistamos a Sebastián Sayago, Doctor en Filosofía y Letras (orientación Lingüística), Magister en Metodología de la Investigación Científica, Profesor y Licenciado en Letras, en el Departamento de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y es Investigador Adjunto de CONICET.

La Izquierda Diario: ¿Cómo analizas el escenario actual de la crisis educativa ante el veto de Milei a la ley de financiamiento universitario y el despertar del movimiento estudiantil que le salió al cruce?

Sebastián Sayago: Creo que el veto incentivó un proceso de despertar que ya estaba en proceso y que tuvo como principal manifestación la marcha del 23 de abril. Como ocurrió en el resto de la sociedad, un sector importante de la universidad pública votó a Milei el año pasado. Claro que esa distribución de votos no fue homogénea. En las facultades que tienen una ideología conservadora, ese voto fue más numeroso que en las otras. Pero, una vez que Milei asumió y empezó la campaña de desprestigio contra el CONICET y las universidades públicas, el apoyo de ese sector al gobierno libertario disminuyó rápidamente. Para quienes estudian y trabajan en la universidad, es cada vez más claro que Milei y sus funcionarios mienten descaradamente. Entonces, ahí comenzó una ruptura con docentes, investigadores y estudiantes que no estaban en contra del gobierno y que, incluso, lo votaron en la segunda vuelta. El veto de Milei profundizó esa ruptura y potenció la reacción estudiantil porque, además, vino acompañado de un discurso provocador y cargado de mentiras. Eso generó indignación moral en estudiantes, docentes, no docentes y también en graduados y en familiares de los estudiantes.

La Izquierda Diario: Las postales de las universidades reflejan un cambio: más de 100 asambleas y casi 80 tomas con clases públicas que se hicieron en casi 30 universidades públicas en la última semana. La enorme rebelión universitaria conmueve a distintas ciudades a lo largo de todo el país. Más allá del reclamo salarial, los estudiantes han sido protagonistas de un reclamo mucho más amplio. ¿Cuál es el rol de la movilización estudiantil?

Sebastián Sayago: La movilización estudiantil cumple un rol fundamental en la manifestación de resistencias al modelo ultracapitalista de Milei. Por un lado, rompe con la idea extendida de que la juventud es libertaria. Hay un sector creciente de ella, politizada y con formación académica, que está absolutamente en contra del gobierno. Por otro lado, esta juventud va a ser protagonista de una lucha que se intensificará el año próximo, porque el plan de ajuste va a seguir y las universidades van a marchar de nuevo. En lo inmediato, las asambleas y las tomas que se están realizando ahora van a lograr que el gobierno acepte aumentar el presupuesto universitario el año próximo, pero seguramente ese incremento será insuficiente y habrá que seguir luchando para garantizar el funcionamiento de las universidades, salarios dignos para docentes y no docentes y para becas estudiantiles que, dada la crisis económica, deben ser aumentadas en número y en monto.

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La Izquierda Diario: Vos escribiste que “La derecha tiene una concepción elitista de la educación y de la sociedad en general. Afirma que cada uno debe tener lo que merece y lo que merece depende de la plata que tenga. Es la naturalización de la asimetría en la distribución de capital, la consagración de los privilegios de casta. En esa concepción del mundo, los pobres son un mal necesario. Sin ellos, no habría fuerza de trabajo, pero resultan una molestia cuando tienen aspiraciones de ascenso social y exigen derechos”. ¿Qué pensás de que "los pobres no llegan a las universidades"?

Sebastián Sayago: Cada vez que la derecha afirma “los pobres no llegan a las universidades” quiere decir “no queremos que los pobres lleguen”. Es una excusa para ajustar las universidades públicas, promover el arancelamiento de los estudios, reducir las becas, cerrar sedes y carreras y, así, hacer definitivamente imposible que lleguen estudiantes de familias obreras. Pero lo cierto es que, en un momento en el que la mitad de la población está debajo de la línea de la pobreza, la mitad de los estudiantes pertenecen a esas familias. Entonces, cuando un estudiante de familia obrera, que está sufriendo cotidianamente el ajuste y que no llega a fin de mes, escucha que “la universidad solo sirve a los ricos” o que “no hay pobres en la universidad”, es comprensible que sienta enojo e indignación. Entiende que el gobierno quiere invisibilizarlo para, finalmente, expulsar a todo este sector social. Para la derecha, la universidad debe ser un privilegio de los ricos.

La Izquierda Diario: A pesar de las promesas del presidente Milei de mantener la universidad pública y gratuita, tomando en cuenta no solo el veto a la ley de financiamiento universitario sino el presupuesto 2025 a las partidas de Educación y cultura, se les recorta un 44% respecto a 2023, y a Ciencia y Tecnología un 32% respecto a 2023. Esto no hace más que profundizar la ya crítica situación que atravesaba la educación pública bajo el gobierno del Frente de Todos, en el cual también se realizaron fuertes recortes al gasto en educación para garantizar los pagos de la deuda, particularmente al FMI. ¿Qué riesgos corre hoy el sistema universitario argentino?

Sebastián Sayago: El ajuste a las universidades se complementa con el ajuste al sistema de ciencia y tecnología, particularmente el CONICET. Son las dos caras de la misma moneda, la política de destrucción de la producción de conocimiento de calidad y de ampliación del acceso a la profesionalización universitaria y científica. La crisis universitaria es más visible porque las instituciones son más masivas y hay más jóvenes involucrados y, por las características de la formación pedagógica y de las condiciones de trabajo, tiene mayor capacidad de resistencia que el sistema científico-tecnológico. Este sistema es muy sensible acusa rápidamente los golpes de ajuste: hay jóvenes que no logran ingresar a becas o a la carrera de investigador y pueden decidir emigrar o cambiar de expectativa. A la vez, hay investigadores formados, con trayectorias sobresalientes, que deciden irse a trabajar al sector privado o a otros países. Es frustrante haber hecho un gran sacrificio personal y familiar para acceder a lugares de trabajo de gran prestigio y responsabilidad y tener que escuchar a un presidente que te desprecia y que se jacta de aplicar políticas de recorte que se manifiestan en un creciente deterioro salarial y en la imposibilidad de sostener proyectos de investigación y de organizar eventos científicos.

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La Izquierda Diario: Estos días demostraron que hay una vanguardia que comienza a organizarse con apoyo de masas, que entró en escena en las facultades de todo el país. Una nueva generación de estudiantes (que no vivió grandes conflictos universitarios) comienza a tener una intensa actividad política en que cada día, en sus facultades, “desobedecen” a las autoridades, deliberan y actúan políticamente. ¿Cómo ves este proceso que ha emergido dejando en crisis la estrategia de las burocracias de “esperar y confiar”?

Sebastián Sayago: Los procesos de concientización en situaciones de lucha colectiva pueden ser muy profundos. Es cierto que esta generación no vivió grandes conflictos universitarios. Las últimas luchas fueron desarrolladas durante el menemismo, en resistencia a sus intentos de privatización y arancelamiento, y estos jóvenes no habían nacido. Ahora, esta experiencia les permite hacer sus propios análisis, reflexionar sobre el rol de la universidad, del Estado y sobre las formas de administrarlo. Han escuchado que les ofrecían un mundo nuevo, de “libertad”, y ahora se dan cuenta de que esa libertad es solo para los grandes empresarios y no para ellos, que quieren tener la libertad de proyectar su futuro en una sociedad más justa. Escucharon que el gobierno iba a pelear contra “la casta” y, al final, perjudica a los jubilados, a los trabajadores y los universitarios. Entonces, no tienen motivos para esperar y confiar. No quieren esperar a las próximas elecciones porque saben que falta mucho tiempo para eso y que, además, los partidos mayoritarios están llenos de políticos que se dan vuelta como panqueques. Mucho antes de las próximas elecciones, está el fin de este año y el comienzo del próximo ciclo lectivo.

La Izquierda Diario: Estas semanas son muy importantes y en distintas universidades del país se van a seguir desarrollando en todas las facultades asambleas y clases públicas para continuar masificando y ampliando nuestra lucha. ¿Cómo sigue en la sede de Comodoro Rivadavia de la UNPSJB la pelea en curso?

Sebastián Sayago: En esta sede creo que la situación es muy similar a otras sedes de la UNPSJB y a otras universidades. Por un lado, hay mucha bronca contra el gobierno y hay un movimiento creciente de concientización, que involucra a estudiantes, docentes y no docentes. Se analizan las mentiras del gobierno y, salvo pequeños grupos que adhieren ciegamente al discurso libertario, hay un clima de discusión política y democrática. Además de las acciones desarrolladas por cada claustro, se conformó una comisión interclaustro, que desarrolla actividades de visibilización: se pasa por las aulas a plantear la situación, se dan clases públicas, se organizó un festival el viernes 18. Por otro lado, también hay una preocupación por el cierre de las cursadas. Es una tensión entre la necesidad de manifestar el rechazo a las políticas del gobierno y, por otro, tratar de que los estudiantes no se vean perjudicados. Esta semana comienza con dos días de paro sin asistencia y continúa con actividades de visibilización.

La Izquierda Diario: ¿Querés agregar algo más?

Sebastián Sayago: Solo que es emocionante ver a los jóvenes cantar convencidos “Universidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode, se jode”. Ese canto expresa una mística que sigue viva, un anhelo claro de un mundo justo y la certeza de que la universidad pública es importante porque, en medio de tantas asimetrías, obstáculos y exclusiones, da la posibilidad de que el hijo o la hija de un obrero se reciba. Y, evidentemente, a muchos eso les jode.


Ariel Iglesias

Nació en Buenos Aires en 1969. Es docente (jubilado). Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Escribió en Ideas de Izquierda "La Educación en el país de los soviets"; "Chubut: Crónica de un triunfo popular contra la Megaminería". Escribe y edita La Izquierda Diario+ en Chubut.