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Crisis climática. Hipocresía de Massa: ataca a Milei por el cambio climático mientras impulsa un extractivismo fósil feroz

Un informe ubica a Argentina entre los 20 países que más amenazan con producir dióxido de carbono, principal causa del calentamiento global. El ministro-candidato empuja el fracking en Vaca Muerta y Santa Cruz, así como la exploración offshore en aguas profundas. Negacionismo en la práctica.

Jueves 14 de septiembre de 2023 16:34

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Las 9 olas de calor que vivió el país en el último verano -por hablar de Argentina- o los incendios infernales seguidos por inundaciones catastróficas que vimos en Grecia hace solo unas semanas –replicadas trágicamente en Libia en estos días–, hace que solo terraplanistas climáticos como Javier Milei, Trump o Bolsonaro puedan sostener un discurso negacionista sobre el calentamiento global.

Pero el costado más peligroso del negacionismo no está en el discurso, en las palabras, sino, en las cosas, en su práctica. Y es la intensificación de esa práctica lo que señala fuertemente el informe que acaba de publicar la ONG norteamericana Oil Change International, exponiendo cómo un puñado de gobiernos, aún reconociendo el papel de la industria hidrocarburífera en la generación de la crisis, apuestan a una expansión brutal de la matriz fósil para las próximas décadas, en las que según la propia ONU la disminución debería ser drástica si no queremos tornar prácticamente inhabitable al planeta. Y esto es particularmente válido para Argentina, que se ubica ya en el puesto nueve de este podio ecocida, donde esta expansión está capitaneada desde el gobierno justamente por Sergio Massa, quien ha intentado incluso pintarse de verde frente a Milei.

El informe, que lleva por título Destructores del planeta: cómo los planes de extracción de petróleo y gas de 20 países corren el riesgo de quedar atrapados en el caos climático, fue producido por la ONG Oil Change International y plantea que:

  • Solo 20 países son responsables de casi el 90 por ciento de la contaminación por dióxido de carbono (CO2) de los nuevos campos de petróleo y gas y los pozos de fracking planificados entre 2023 y 2050.
  • La cantidad de carbono involucrada en la producción planificada para los próximos años por estos países es de 173 mil millones de toneladas (Gt), lo que equivale a la contaminación de por vida de casi 1100 nuevas plantas de carbón, o más de 30 años de emisiones anuales de carbono en Estados Unidos. Argentina está en el puesto 9, con una emisión planificada equivalente a la suma de la vida útil de 22 centrales de carbón (3,5 Gt de carbono).

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Responsabilidad proporcional de la expansión planificada entre 20223 y 2050 de petróleo y gas por país.
Responsabilidad proporcional de la expansión planificada entre 20223 y 2050 de petróleo y gas por país. En azul, "Destructores del planeta con mayor capacidad de eliminación de producción fósil"; en naranja, otros expansionistas top 20 de la producción fósil (incluido Argentina); en gris, otros países. Fuente: elaboración de Oil Change international en base a datos de Rystad Energy (consultora energética noruega).

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  • Esta expansión haría imposible mantener el aumento de la temperatura en 1,5°C, tal como proponía el Acuerdo de París. Y al respecto señala que, solo extrayendo los combustibles fósiles de las explotaciones ya existentes a nivel mundial, el resultado sería de un 140 por ciento más de contaminación de carbono que el "presupuesto" permitido para 1,5°C. Pero si estos países continúan con sus nuevos planes de extracción, la contaminación de carbono comprometida será un 190 por ciento superior al presupuesto de 1,5°C, con el riesgo de alcanzar un calentamiento muy peligroso de 2°C.
  • Incluso si se detuvieran estos planes, tampoco sería suficiente, ya que la producción mundial de petróleo y gas disminuiría un dos por ciento anual hasta 2030 y un cinco por ciento anual de 2030 a 2050. Limitar el calentamiento a 1,5°C requiere ir más allá y cerrar las explotaciones que ya están en producción.
  • Estados Unidos es el “destructor de planetas en jefe”, señala el informe, y representa más de un tercio de la expansión mundial planificada de petróleo y gas hasta 2050, seguido por Canadá y Rusia. Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) también serán uno de los mayores países en expansión de la producción de petróleo y gas, a pesar de comprometerse a utilizar su presidencia de la COP para “mantener viva la meta de 1,5°C”.
  • Hay cinco países del “norte global”, que señala como “hipócritas climáticos”, que cuentan con mayores medios económicos para eliminar rápidamente la producción y son responsables de la mayoría (51 por ciento) de la expansión planificada de nuevos campos de petróleo y gas hasta 2050: Estados Unidos, Canadá, Australia, Noruega y el Reino Unido (China, el principal emisor hoy, tiene según el informe planes mucho más ambiciosos de reducción –aunque habría que tomarlos con pinzas también–). Que países con altos ingresos, economías diversificadas (menos dependientes de la energía fósil) y una enorme responsabilidad histórica en la causación de la crisis climática sostengan estos planes ecocidas mientras afirman ser líderes climáticos es "imperdonable", señala el trabajo.
  • Las pretendidas soluciones tecnológicas, como la captura y almacenamiento de carbono [CCS, por sus siglas en inglés], son “falsas soluciones”: no son una alternativa a una eliminación rápida de los combustibles fósiles si lo que se quiere es preservar un clima habitable. El informe señala también que “los gobiernos deben ser proactivos gestionar una ‘transición justa’ alejándose de la producción de petróleo y gas al ritmo necesario para mantener el calentamiento por debajo de 1,5°C sin apostar a CCS y otras tecnologías que prolongan la utilización de combustibles fósiles”.
Los 20 países Destructores del planeta, por amenaza de emisiones de CO2 debidas a la expansión del petróleo y el gas, 2023 a 2050.
Los 20 países Destructores del planeta, por amenaza de emisiones de CO2 debidas a la expansión del petróleo y el gas, 2023 a 2050. Medidas en Gigatoneladas (Gt) de CO2. Fuente: Análisis de Oil Change International en base a datos de la consultora noruega Rystad Energy (julio 2023).

Hipocresía capitalista

Una palabra que surge de todo el informe es hipocresía: gobiernos que usan la crisis climática para pintarse de verde mientras en la práctica hacen todo lo contrario, actuando como verdaderos negacionistas climáticos. Entre los mayores emisores proyectados, empezando por Estados Unidos, esto es claro: contra un negacionista como Trump, Biden hizo campaña con una supuesta agenda verde, e incluso el Partido Demócrata coqueteó con un "green new deal". En los hechos, además de muchas nuevas concesiones petroleras -incluso en el golfo de México-, anunció la mayor "bomba de carbono", ConocoPhillips Willow en Alaska, que equivale a la apertura de 70 nuevas centrales de carbón (la suma total da 454, según el informe).

Y esta hipocresía no es fortuita: la crisis climática tiene causas estructurales en el sistema capitalista, caracterizado por la mercantilización de la naturaleza para generación de ganancia. Esto genera una irracionalidad tal que, por ejemplo, mientras el último informe del IPCC planteaba que hay "ventana de oportunidad que se está cerrando rápidamente para asegurar un futuro vivible y sostenible para todos", se conocía la noticia de que los gobiernos habían duplicado los subsidios a combustibles fósiles.

Mejor hablar , entonces, de hipocresía capitalista. Cualquier discurso verde que no cuestione la lógica profunda del capitalismo está destinado a ser en el mejor de los casos una pérdida de un tiempo cada vez más urgente.

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Negacionismo en la práctica: Vaca muerta, explotación offshore y Palermo Aiké en el centro del proyecto de Sergio Massa

Pero la hipocresía capitalista no es solo de las potencias imperialistas, también caracteriza a quienes se postulan como sus socios menores. Sergio Massa intenta hacer campaña pintándose de verde contra el negacionismo de Javier Milei, mientras en los hechos apuesta a juntar votos bajo la promesa de la explotación de nuevas bombas de carbono de la mano de esos mismos capitales imperialistas. Centralmente son tres los proyectos de combustible fósil que acaricia Sergio Massa, que según el informe citado emitirán un monto de gases de efecto invernadero equivalente a la creación y explotación de toda la vida útil de 22 plantas de carbón (3,5 Gt de carbono):

  • Vaca Muerta, con un fracking que genera sismos cada vez más destructivos, para bombear un gas que de "puente" de transición –como lo presentan– no tiene nada y dejar escapar metano –mucho más contaminante aún que el dióxido de carbono– y petróleo (para el que acaban de aprobar de forma totalmente irregular un oleoducto que amenaza el golfo San Matías y San Jorge, contra el que se movilizan las comunidades locales). Aquí también hay que incluir la ampliación de Vaca Muerta en la región de Mendoza (Malargüe), de la mano del radicalismo.
  • Las exploraciones y explotaciones offshore en aguas ultraprofundas, las licitaciones abiertas por Macri cuyo comienzo autorizó, atacando incluso a una movilización sostenida en las calles de todo el país, de forma también irregular el Ministerio de Ambiente conducido por Cabandié. Nuevas bombas de carbono, nuevo proceso de destrucción ecológica desde la exploración misma y la amenaza casi segura de nuevos desastres ambientales por derrames.
  • Y finalmente, la promesa de avanzar con el fracking en Santa Cruz, en la formación conocida como "Palermo Aiké", que abarca desde Río Gallegos hasta la zona de glaciares: según el gobierno, esto permitirá sacar del fondo de la tierra 130 TCF (trillones de pies cúbicos) de gas natural y 6,6 billones de barriles de crudo. Para cuantificar, basta señalar que Vaca Muerta dispone de 308 TCF y 16 billones de barriles. "Estamos hablando que representa un tercio de lo que es Vaca Muerta, en barriles de petróleo y TCF de gas", dijo emocionado el candidato de Unión por la Patria recientemente, y remarcó que "es la oportunidad de la Argentina de multiplicar aún más su capacidad y sueño exportador de energía". Un hecho que simboliza este encuentro entre negacionismo en el discurso y negacionismo en la práctica: el brazo ejecutor actual de la etapa de exploración del nuevo sueño de Massa en Santa Cruz es ni más ni menos que la Compañía General de Combustibles (CGC), una empresa perteneciente a Eduardo Eurnekian, el jefe y mentor de Javier Milei. Bussines are bussines.

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En todos estos casos, se trata de proyectos en los cuales la destrucción ambiental va de la mano con el saqueo económico: se trata de proyectos en los que intervienen fuerte los principales pulpos del combustible fósil a nivel mundial, como Shell, Chevrón, Equinor, British Petroleum, etc. que se llevan la tajada mayor, con capitales locales como el mencionado Eurnekián como socios menores. A su vez, el telón de fondo está dado por la deuda fraudulenta con el FMI, herramienta neoimperialista clásica para el saqueo extractivista, que este gobierno convalidó y que ahora utiliza como justificación para el avance extractivista.

A su vez, estos proyectos fósiles son parte de toda una matriz extractivista caracterizada por la destrucción socioambiental y el saqueo económico, y que incluye, entre otras actividades, al agronegocio (responsable de una de las tasas de deforestación más altas del mundo) y a la megaminería (con el litio como insignia, que amenaza amenaza el agua en cada provincia en la que se instala). La cría industrial vacuna, con un lugar importante en la emisión de metano, otro gas de efecto invernadero, es parte de esta matriz, que tiene en el cajoneo sistemático de la ley de humedales un símbolo de las prioridades para los partidos mayoritarios.

Se trata de un esquema que, lejos del supuesto "desarrollo" y de la retórica del derecho a contaminar del Sur contra el Norte global, no solo destruye los bienes comunes naturales (con el agua en el centro), sino que perpetúa el atraso y la dependencia del país frente a las potencias imperialistas o "Norte global". Basta ver el ejemplo de destrucción y saqueo que dejan casi tres décadas de agronegocio y megaminería en el país.

Por supuesto, esta retórica del desarrollo choca con las mismas consecuencias de la crisis climática, cada vez más catastróficas y que golpean con más fuerza a países atrasados y dependientes. La sequía histórica que vivimos en 2022 es solo una muestra en este sentido.

Lamentablemente, sectores del ambientalismo como Jóvenes por el Clima han dado un giro reaccionario hacia posiciones proextractivistas con esta retórica nacionalista del "derecho al desarrollo".

Curiosamente, con la misma tónica desarrollista, la periodista Elizabeth Möhle, confirma en el portal Cenital [1] que hay que mirar los hechos más que las palabras: "en el caso de Bolsonaro, mientras mantenía un discurso nacionalista y negacionista respecto del Amazonas, el avance de las energías renovables continuó sin problema en el país. Es decir, que en el fondo, el discurso bolsonarista se basaba en una narrativa económica de la potestad de Brasil de extender la frontera agropecuaria hacia el Amazonas y así producir más y desarrollarse". Y reprocha que "en el caso de Milei, ni siquiera está claro en función de qué interés nacional estaría tomando esa postura". Si bien su objetivo es validar la propuesta extractivista de Massa como vía de "futuro" nacional ("El consenso alrededor de Vaca Muerta, por ejemplo, ya es total", escribe), termina demostrando también que los intereses económicos extractivistas de negacionistas discursivos y prácticos se permean mutuamente.

Del otro lado, levantamientos en provincias enteras dijeron No: antes de la reciente lucha de Jujuy estuvieron Mendoza y Chubut. En esta última la emergencia de la clase obrera portuaria junto al movimiento socioambiental obligó a Mariano Arcioni, socio político de Massa y candidato al parlasur por UxP, a dar marcha atrás en un proyecto a medida de la Panamerican Silver.

El FITU es el único programa realista frente a las prácticas negacionistas y el saqueo extractivista

Como vemos, cada voto a Massa significa fortalecer esta avanzada extractivista. Ni qué decir respecto a Bullrich o Schiaretti.

Solo el Frente de Izquierda Unidad de Myriam Bregman y Nicolás del Caño denuncian las consecuencias ecocidas y el saqueo económico de este negacionismo en la práctica y proponen un programa para ponerle fin y encarar una verdadera transición energética. El desconocimiento soberano de la deuda con el FMI, la nacionalización de todo el sistema energético bajo control de trabajadores y comunidades para avanzar en una desfosilización de la matriz energética son algunas de las medidas elementales para enfrentar las prácticas negacionistas.

La unidad que vimos en Chubut entre el movimiento ambiental y la clase obrera, la que vimos en Jujuy entre trabajadoras y trabajadores y comunidades originarias, y la unidad internacionalista de trabajadores y ambientalistas de todo el mundo enfrentando los mismos enemigos comunes, como mostró la lucha de Total Grandpuits en Francia, muestra dónde están la fuerza social y la unidad necesarias para frenarle la mano al negacionismo -discursivo y práctico- y avanzar con este programa.

Fuente: PLANET WRECKERS: HOW 20 COUNTRIES’ OIL AND GAS EXTRACTION PLANS RISK LOCKING IN CLIMATE CHAOS


[1"Cambio climático: el peligro de un candidato negacionista", Cenital, 13/9/23

Juan Duarte

Psicólogo y docente universitario en la UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Editó y prologó Genes, células y cerebros (Hilary y Steven Rose), La biología en cuestión (Richard Lewontin y Richard Levins), La ecología de Marx (John Bellamy Foster), El significado histórico de la crisis de la psicología y Lecciones de paidología (Lev Vigotski), La naturaleza contra el capital (Kohei Saito) y León Trotsky y el arte de la insurrección (1905-1917), de Harold Nelson (2017), en Ediciones (...)

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