El presidente francés dedicó su primera salida del año a apuntalar la intervención imperialista en Medio Oriente y reforzar la ofensiva contra el Estado Islámico (EI) en Irak para recuperar Mosul.
Lunes 2 de enero de 2017
El mandatario francés, acompañado por su ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, y por el presidente de la región autónoma del Kurdistán, Masud Barzani, visitó el frente de batalla cerca de la estratégica ciudad de Mosul, la última urbe que los yihadistas controlan en Irak.
Hollande declaró que Francia va a responder a las necesidades de las fuerzas kurdas "peshmergas", que han estado en la primera línea de la guerra contra el EI en el norte de Irak desde 2014. Dijo que el objetivo de su visita es "ver el avance de las fuerzas ’peshmergas’ y las iraquíes", que dieron comienzo a una gran ofensiva para expulsar al EI de Mosul el pasado 17 de octubre y renovaron su empuje la semana pasada, después de un periodo de estancamiento producto de la resistencia de los yihadistas, sus contraataques en Mosul y por el mal tiempo.
Hollande defendió la intervención imperialista que encabeza EEUU y que ya se ha cobrado decenas de miles de muertos, como una lucha contra los atentados que realiza el EI en Francia. “Actuar contra el terrorismo en Irak significa también evitar actos terroristas en nuestro suelo”, declaró.
Francia es la segunda fuerza en la coalición internacional antiyihadista después de EEUU, con unos 1.200 soldados, 30 aviones militares y varias piezas de artillería pesada. Pero las intervenciones militares francesas con la excusa de combatir al terrorismo van más allá de Irak y Siria.
En África mantiene la operación Barkhane en Mali con más de 4.000 militares. Intervino en la República Centroafricana Hasta octubre de 2016, cuando pasó el control a cascos azules de la ONU. También en Libia (donde su fuerza aérea fue clave en el derrocamiento del dictador Kadafi) y otros países africanos mantiene tropas operativas.
Estas intervenciones tienen el objetivo de proteger los intereses imperialistas tanto en Medio Oriente como en África, donde los monopolios franceses tienen grandes negocios e intereses estratégicos. A nivel interno, la ofensiva imperialista de Hollande se expresa en el mantenimiento del estado de sitio y la militarización desde los atentados en París de noviembre de 2015 y en el aumento de la represión a la protesta social como se vio en la gran lucha contra la reforma laboral.
En Irak, a pesar de los pronósticos negativos y de que la ofensiva militar se está extendiendo más de lo previsto, Hollande aseguró que "el EI retrocede ante las fuerzas iraquíes" y que la operación "durará unas semanas, no años", y la comunidad internacional verá "su fin en breve". Además, se ofreció a reconstruir la ciudad de Mosul cuando se culmine su liberación dentro de "unas semanas".
Para encubrir sus objetivos imperialistas, Hollande destacó que los iraquíes son los que ganarán la guerra contra el EI y que Francia solo presta apoyo, consejo y respaldo aéreo a las fuerzas del país árabe que combaten sobre el terreno. En este sentido agregó que se puso de acuerdo con la comandancia iraquí para que los combatientes en el terreno fueran "exclusivamente iraquíes".
Por su parte, el primer ministro iraquí Al Abadi confirmó que el papel de la coalición internacional "se limita al consejo y apoyo a las fuerzas iraquíes" y que esta "no tiene fuerzas de combate en el territorio iraquí".
El Estado Islámico todavía controla zonas del norte de Irak, donde irrumpió en junio de 2014 y desde donde proclamó un "califato islámico" en los territorios bajo su dominio. En Siria, la organización tiene su principal base en la ciudad de Al Raqa, contra la cual la coalición internacional se dispone a lanzar un asalto junto a la alianza kurdo-árabe Fuerzas de Siria Democrática.