Fundador de la LCR -Liga Comunista Revolucionaria- y del NPA -Nuevo Partido Anticapitalista-, figura histórica del trotskismo francés, Alain Krivine luchó toda su vida contra el capitalismo. Homenaje a un militante de la revolución con quien compartimos luchas y debates.
Domingo 13 de marzo de 2022 19:39
Reproducimos la nota homenaje que Révolution Permanente (integrante de la Red Internacional La Izquierda Diario) publicó a raíz del fallecimiento de Krivine.
La noticia de la muerte de Alain Krivine, a la edad de 80 años, tuvo el efecto de una verdadera bomba en la extrema izquierda, en Francia y más allá. Cualesquiera que hayan sido los desencuentros que hayamos tenido con él, su trayectoria y la fidelidad a una lucha que supo encarnar durante más de seis décadas contra el sistema capitalista solo pueden despertar emoción y tristeza.
Eric, Delphin, Tinville, George, Villetin, tantos apodos y un nombre, Krivine, asociado a la búsqueda obstinada y tenaz de una manera de construir, en Francia y a escala internacional, una salida a la barbarie de este sistema. Alain Krivine y sus hermanos, Hubert, su gemelo, Gérard, Jean-Michel y Roland, sus mayores, lo supieron muy pronto, durante la ocupación nazi. De familia judía, muchos parientes y amigos de la familia fueron detenidos por la policía francesa, deportados por los nazis y asesinados en los campos de exterminio.
Como un joven escolar, Alain Krivine se involucró a la edad de trece años, como sus hermanos, en las organizaciones juveniles satélite del Partido Comunista Francés (PCF).
Si Jean-Michel y Hubert ya habían pasado a la oposición trotskista dentro del "partido", fueron los horrores del colonialismo, el heroísmo de las guerras de liberación así como los errores del PC los que llevaron a Alain a dar el paso y acercarse a lo que era, a principios de 1962, la pequeña sección francesa de la Internacional “Pablista”, el Partido Comunista Internacionalista.
Como líder del sector Sorbonne-Lettres de la Unión de Estudiantes Comunistas (UECF), Alain participó en todos los combates, sobre el terreno, contra los grupúsculos fascistas, y políticamente, contra los primeros giros abiertos de la dirección del PCF hacia la izquierda burguesa, con el apoyo a la candidatura presidencial de François Mitterrand, a pesar de haber sido ministro de "Justicia" del gobierno de Guy Mollet y guillotinador en jefe de los militantes argelinos, habiendo validado los peores abusos cometidos por el Ejército y la Policía contra la causa independentista.
Expulsado en 1966, Alain Krivine fundó con otros activistas, entre ellos Daniel Bensaïd, Janette Habel y Josette Trat, la Juventud Comunista Revolucionaria (JCR), una organización cercana, aunque no afiliada, a lo que es, desde 1964, el Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional. Pronto, las barricadas del "bonito mes de mayo" asomaron en el horizonte y Alain Krivine fue uno de los líderes del izquierda de este movimiento que fue, sobre todo, la mayor huelga del movimiento obrero occidental del siglo XX. El movimiento de mayo y junio de 1968 no sólo sacudió el régimen gaullista hasta sus cimientos, sino que coincidió con la apertura de un nuevo ciclo de luchas revolucionarias a escala internacional.
Miembro de la dirección de la Liga Comunista, fue su candidato presidencial en mayo de 1969. También fue uno de sus líderes buscados y procesados tras la disolución de la Liga decretada por el gobierno Pompidou tras la acción contra la reunión del "Nuevo Orden" del 21 de junio de 1973. Pero hacía falta más que un decreto de disolución y cuatro semanas de cárcel, en la Prisión de "La Santé", para debilitar la determinación de Krivine de continuar la lucha por la revolución. La prosiguió dentro de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), de la que siguió siendo una de las figuras principales hasta su autodisolución en 2009.
A lo largo de este período, marcado por el levantamiento obrero y popular posterior a 1968, por el reflujo restauracionista encarnado en Francia por la victoria de Mitterrand en 1981 y por el giro hacia la austeridad en 1983, resquebrajada, finalmente, por la renovación simbolizada por las grandes huelgas de noviembre-diciembre de 1995, Krivine nunca ha dejado de hacer campaña por el fin del sistema y por el socialismo. La caída de la URSS y la disolución del bloque soviético, después de 1989, tampoco significaron el final de la lucha para Krivine. Y por una buena razón: tras la batalla de los bolcheviques-leninistas y los trotskistas contra el estalinismo, hacía mucho tiempo que, para él, el socialismo de cuartel no significaba ese horizonte emancipador que había representado Octubre de 1917 y sus promesas, para millones de hombres y mujeres en el siglo XX, sino todo lo contrario.
Antes de la creación del NPA, en torno, particularmente, a la cuestión de la participación en el primer Gobierno de Lula, en Brasil, o incluso a la cuestión de los "partidos anticapitalistas amplios " defendida como línea estratégica para el período posterior a los años 90s, numerosos debates pudieron contraponernos con Alain Krivine. A pesar de estas diferencias, los militantes de nuestra corriente siempre han reconocido en él su lealtad a la lucha, la determinación de defender sus convicciones y esa apertura que lo caracterizaba, a pesar de la dureza -a menudo- de las discusiones. Fue, además, con todos los representantes elegidos de las diversas plataformas del NPA, que los delegados de lo que constituía, en ese momento, la "plataforma Z" le rendimos homenaje, durante el Congreso de 2018, medio siglo después de 1968, año que había marcado uno de los puntos álgidos del inicio de su compromiso militante.
Mientras han dejado toda militancia anticapitalista, toda simpatía y acompañamiento con la idea de revolución, o tal vez ni siquiera han estado en contacto con ella, algunos dicen que con su muerte se va “un trozo de la izquierda”. Con la muerte de Alain, no es “un trozo de la izquierda” lo que se va. Es uno de los hitos de la extrema izquierda que desaparece con él.
Es en este sentido que ofrecemos nuestras condolencias a todos sus familiares, a su pareja y a sus compañeros de partido e internacionales, pero también nos proponemos continuar la lucha contra este sistema y todas las opresiones, injusticias y catástrofes que engendra. “Tenemos aún más razones para rebelarnos hoy que en 1968" le gustaba recordar en sus intervenciones. De ahora en adelante, también por su memoria, tendremos aún más razones para luchar por la revolución.
¡Hasta el socialismo siempre, Alain Krivine!