Eternos. Horcas llenó de metal al Estadio Obras

Horcas, la icónica banda de Heavy Metal argentino tuvo su fiesta junto a miles de seguidores, familia, amigos y amigas de todo el país.

Como un buen asado que se hace a fuego lento, la banda fundada por Osvaldo Civile venía preparando el show desde hacía mucho tiempo. Y si hay asado… ¡Hay vino! y por supuesto Horcas nos invitó a beber de su gran copa llena de la hermandad metálica.

Video: Horcas se prepara para su primer Obras Sanitarias: conversamos con Walter Meza

La noche del sábado 17 de agosto fué una especie de procesión ceremonial, como ir a ver la final del mundo, cargada de folklore intenso que tiene al público como protagonista. Así, se vivió la previa en las inmediaciones del estadio. La gente hacía flamear sus banderas, altos trapos cargados de batallas. Abrazos, cuernitos y emociones fueron parte de los condimentos que tiñeron la esencia de un público intergeneracional: desde niños hasta adultos mayores se mezclaron en la inmensa masa humana.

No importó a nadie que hiciera un poquito de frío en la noche porteña, porque era una ocasión para lucir esos chalecos con parches de bandas que marcaron historia, con esas remeras finamente seleccionadas para la ocasión: las “gastadas” por su paso en recitales. Y claro, no era para menos, el público se había preparado tanto como la banda para vivir la gran fiesta.

El “plus” de una noche especial se lo dió un lugar que tiene más historia que gradas: en Obras tocó desde Sumo, con un Luca deslumbrante, pasando por los Redondos, Divididos, Megadeth y hasta el mismísimo Ronnie James Dio!

La noche arrancó con una gran presentación de Darlotodo que sonó de primera, bien ajustado, compacto y demoledor, haciendo justicia al nombre de la banda. Además de su propio repertorio que estuvo más que a la altura. Tuvieron invitados de lujo como Knario de Plan 4 y también estuvo presente Emiliano Rojas y León Pardo. Juntos tocaron un temazo de Sepultura: “Roots bloody roots”, mientras algún que otro fan recordaba la presentación de banda carioca que en los 90 fue un clásico amigo de la casa.

Pasadas las 21hs el estadio quedó completamente oscuro. La banda integrada por Walter Meza en la voz, Sebastián Coria y Lucas Bravo en guitarras, Cristian Romero en batería, y el "Topo" Yáñez a cargo del bajo; subió al escenario.

El repertorio que escuchamos no se guardó nada. Sobre eso hubo muchísima expectativa porque Horcas acaba de publicar su disco número 13 titulado “El Diablo” y por lo tanto es una banda que tiene cientos de canciones y decenas de verdaderos himnos. Hicieron un recorrido por gran parte de su discografía y tocaron 27 piezas de colección, 27 flechazos que atravesaron el alma.

Hablamos con Natalia, trabajadora de la salud, que hace muy poco se sumó a escuchar a Horcas y nos dijo: “Me pareció un acto de resistencia, de lucha y una manifestación hermosa de deseo de otra cosa para los que están por venir. Una banda que insiste en compartir con sus seguidores, en un estadio histórico, ese deseo de transmitir que otra cosa es posible. Llegue a Horcas por amor, llegue porque hay letras que tocan fibras íntimas y sacuden el cuerpo. Llegué porque en el colectivo quedan de lado las miserias, se aviva el corazón, se sacuden los mandatos. La impresión que me causa es de porvenir, siento que decir "Que Horcas vive" es decir que la lucha por "el buen metal" insiste, pese a la finitud de los cuerpos”.

Mientras corría la lista de temas un grupo de amigos levantó en andas a un muchacho en silla de ruedas, haciéndolo parte de la fiesta, mientras el pogo a su alrededor no solo no se detenía sino que se incrementaba.

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También hablamos con Emma Sabrina que llegó a Obras desde Gutiérrez, Berazategui y nos dijo: “Estuvo impresionante, soy una piba de 45 años ya no me dio el cuerpo para resistir un campo, pero así y todo la pasé genial, cante todos los temas, me gustó ver parejas con sus niños disfrutando el show. Escuché de varios decir no llenan un obras ni a palos . Desbordó… Llore con el homenaje a Civile”.

También conversamos con Diego y David de Los Polvorines. Uno dijo que lo saludó Osvaldo Civile la primera vez que vino King Diamond en Cemento. El otro recordó aquel “Metal Rock Festival” en Obras en 1996 que tuvo en la grilla a Horcas, Rata Blanca, Logos y Vibrion. Fue una noche cargadisima de emoción y recuerdos.

Un momento épico fue cuando Walter Meza cantó “Esperanza” junto a un niño, también músico, que la rompió toda y tal vez muchos hayan tenido un sentimiento esperanzador, dado que la música tiene futuro. El pibe se bajó del escenario como un campeón y con un palillo de regalo de Cristian Romero. Un crack.

Este medio se dió el lujo de preguntarle a Lucas Bravo, guitarrista de Horcas, cómo vivió el concierto y nos dijo: “Fue una fecha soñada. Era no solamente un objetivo individual sino también un sueño colectivo, de parte de todos los músicos de Horcas y también de parte de lo que me han contado los muchachos, porque era un objetivo que tenían desde hace muchísimos años y hoy poder ser parte de la familia de Horcas y compartir con ellos el sueño fue increíble. Algo inolvidable. Y creo que también el público vivió como propio ese sueño, porque hubo gente que se emocionó de gran manera y hasta incluso sintiendo ese logro como propio. Creo que no hay sentimiento más puro que ponerse feliz con el logro ajeno y sentirlo como propio. Así que, creo que eso fue lo que vivimos y lo que dejamos y eso es lo que nos sigue dejando tan conmovidos en estos días”.

Ya acariciando el final del show con el tema “Vencer” llegó el momento de homenajear al fundador de Horcas, a quien recordamos todos los días. Pero Walter fue contundente en sus palabras y dijo: “Somos la banda de Osvaldo Civile y la promesa que le hicimos era poner a Horcas acá en Obras, y lo cumplimos”. La gente a esa altura se rompía las manos, se deshacía en aplausos, puños en lo alto y cuernitos.

Hace muy poco conversamos con Walter Meza, y sus palabras que aún tienen repercusiones, recuerdan de qué se trata esta banda: “Horcas vive. Horcas vence y es Eterno…”. Gracias muchachos por tanta alegría.