La convocatoria de las centrales sindicales petistas no fue construida desde abajo, en línea con la estrategia electoral. El MRT buscará componer con sectores combativos un bloque independiente.
Viernes 10 de junio de 2016
Millones de trabajadores y jóvenes que antes de la votación del impeachment tenían dudas de si era o no un golpe institucional, pudieron ver en la sesión de la Cámara de Diputados su carácter reaccionario. Las tres primeras semanas de Michel Temer dejan aun menos márgenes de duda. Un gobierno que no tiene una sola mujer o un negro en su Gabinete, que tiene ministros que han recibido a violadores confesos para tratar el tema de la "educación", que muestra diariamente lo implicado que está en inmensos esquemas de corrupción y que anuncia diversos ataque a los trabajadores. Los primeros ataques ya comienzan a ser sentidos en Petrobrás, donde se han puesto unidades a la venta, acelerando el plan de privatizaciones que había iniciado Dilma Rousseff.
Temer no ha podido implementar todavía el programa por el que la Federación de Industrias de San Pablo (Fiesp), los tucanos (partidarios del PSDB), los medios y el poder judicial lo pusieron en el poder, vulnerando la Constitución que dicen defender según convenga a su juego político. El programa que demandan a Temer es el de ataques más rápidos y duros que los que venía haciendo y planeaba hacer el PT. La dificultad de Temer es doble: por un lado, la operación que investiga los esquemas de corrupción en Petrobrás, conocida como Lava Jato, y los medios, le minan el camino afectando aliados y ministros y exigiendo más y más ataques de los que desea hacer rápido, y amenazan tomar el camino de nuevas elecciones para que haya otro gobierno ajustador; por otro lado, la entrada al poder de Temer no significó una derrota de los trabajadores y de la juventud. Temer teme a la lucha de clases, el desgaste electoral e incluso la pérdida de los senadores que necesita para que el impeachment sea aprobado si ataca demasiado.
De norte a sur del país, jóvenes ocuparon y ocupan sus escuelas en defensa de la educación. En Rio de Janeiro los profesores llevan tres meses en huelga contra el pago de salarios en cuotas y otras demandas, su huelga tiene hermanas gemelas en Rio Grande do Sul y otros estados. En San Pablo los estudiantes secundarios, después de una nueva oleada de ocupaciones, fueron reprimidos por el aliado de Temer, el gobernador Geraldo Alckmin, sin siquiera tener un mandato judicial.
En ese mismo estado, los estudiantes universitarios ocupan rectorados y facultades junto con trabajadores y docentes en huelga. Los trabajadores sufren el descuento de los días de huelga mientras el Rectorado promueve un recorte superior a los 370 millones de reales del presupuesto a cuenta del ajuste defendido por todos los gobiernos, tucanos, del PMDB o incluso del PT.
Todas estas luchas delinean un escenario común de enfrentamiento contra los ajustes de gobiernos de los estados aliados de Temer y confluyen en la necesidad de una lucha nacional contra los ajustes que ya están vigentes y que Temer y su ministerio golpista quieren aumentar. La punta de lanza de esta lucha son las luchas de la educación, los trabajadores de ese sector, en especial los sectores en huelga como los trabajadores de la Universidad de San Pablo (USP) y de las universidades estaduales y de la juventud.
En las fábricas la oleada de despidos que comenzó ya en el gobierno de Dilma no para. Día a día, con la inflación y rotatividad de los contratos, vamos perdiendo poder de compra de nuestros salarios. La Fiesp se queja, pero quien está pagando el pato son los trabajadores, los empresarios están preparados para lucrar cada vez más.
No nos faltan motivos para unir las distintas luchas en curso y hacer un gran movimiento que haga caer cada uno de los ataques, coordine y apoye las luchas en curso impidiendo el descuento de los días de huelga en la USP, impidiendo la represión a los estudiantes sea policial o por patotas incentivadas por los gobiernos en Rio de Janeiro y Rio Grande do Sul y por la inmediata atención a las demandas de cada sector.
Para enfrentar a los golpistas y sus ataques, esas luchas se tienen que coordinar. La lucha contra el golpe, por fuera de esas luchas concretas, deja de expresar su potencial para realmente plantearse tirar a Temer. Hay que superar la división entre las luchas parciales y la lucha "general" contra el gobierno golpista. Esta separación favorece a Temer y a la nefasta estrategia del PT, Lula y Dilma de hablar fuerte contra el golpe pero no mover un dedo, ofreciéndose nuevamente como alternativa por la vía electoral o por la de los negociados con los parlamentarios.
Dilma, Lula y el PT dan tregua para mostrarse como alternativa "responsable"
Lula avisó que no quiere incendiar el país. Nunca lo quiso. Sempre se jactó de que sus gobiernos han ayudado a que los banqueros lucren miles de millones. Nunca quiso atacar a la derecha, a los tierratenientes, los medios o el poder judicial y sus arbitrariedades. Al contrario, los incentivaba. El resultado está a la vista. Después de haber sido alejados del poder, siguen la misma estrategia. Ahora que Lava Jato también alcanzó al excandidato presidencial Aécio Neves (PSDB) y a los líderes del PMDB, dejan de criticarlo. Realiza medidas burocráticamente controladas para seguir la estrategia electoral mientras bloquea toda expresión de autoorganización independiente de los trabajadores a través de asambleas en los lugares de trabajo, verdaderamente construidas y no para ocasionales simulacros de movilización. Que haya críticas a los ajustes pero no una gran lucha, verdaderos paros nacionales como vemos en Francia, es responsabilidad de estas direcciones y sus brazos sindicales.
Las centrales sindicales alineadas con el petismo, como la CUT y la CTB, convocan para hoy a una gran jornada nacional de lucha por el "Que se vaya Temer" y sus ataques. Sin embargo, no vemos ningún movimiento para que ocurran verdaderos paros en los lugares donde dirigen. Una u otra acción completamente aislada muy lejos de lo que se necesita para parar la oleada de despidos en la industria, la privatización del petroleo y menos aun para tirar abajo a Temer.
Su camino para tirar a Temer es ganar un puñado de senadores y dejar que pasen los ataques con críticas y movilizaciones controladas, ya que los ataques generan desgastes, sea en la votación del impeachment en el Senado, sea en las próximas elecciones, para lo que se ofrecen como alternativa "calmada" y "responsable". Ese es el motivo por el que mantienen las luchas aisladas.
Para tirar a Temer no necesitamos acuerdos por arriba que solo pretenden aprovechar el desgaste generado por los ataques que venimos sufriendo, sino una lucha de clases, con una estrategia, programa y métodos distintos a los del PT. Luchar para imponer una huelga general partiendo por coordinar y fortalecer cada una de las luchas en curso.
Una lucha que no puede conformarse con tirar a Temer y dejar todo lo demás intacto, para que sigan los ajustes, y la derecha reaccionaria siga ganando poder e influencia, sino que tiene que avanzar a cuestionar a todo este régimen nacido de una Constituyente tutelada por los militares a través del mismo sector de centro que hoy es la base de Temer, y ayer era la de Lula y Dilma, y antes de Fernando Henrique Cardoso, Itamar Franco y Fernando Collor de Melo.
Tenemos que imponer con la fuerza de la lucha una nueva Constituyente que termine con los privilegios de los políticos, haciendo que todos sean revocables y ganen lo mismo que una docente, una Constituyente que pueda poner en debate todos los temas importantes para los trabajadores y la juventud y sea un camino para imponer un gobierno anticapitalista y de los trabajadores.
Te puede interesar: DEBATE EN LA IZQUIERDA La lucha por una salida independiente