Por tercer año consecutivo peligra la zafra del Ingenio San Juan. Continúa la disputa entre empresarios vaciadores por la propiedad de un ingenio con capacidad para producir 50 mil litros de alcohol diarios. Estatizarlo y declararlo utilidad pública es la única manera de garantizar los puestos de trabajo.
Viernes 24 de abril de 2020 22:42
La decadencia del Ingenio San Juan comienza hace 19 años, en 2001, cuando en plena crisis económica el Complejo Agroindustrial San Juan SA (propiedad del Grupo Jorge) entra en concurso preventivo y la justicia resuelve un plan de salvataje (“cram down”) por medio del cual se transfiere la totalidad de los activos a la empresa “Constructora del Tucumán SA” (Grupo Omil).
Esta transferencia, sin embargo, quedó en stand by durante 17 años ya que los propietarios interpusieron una medida cautelar cuestionando el proceso de adjudicación y pidiendo su nulidad. La medida cautelar presentada en ese entonces tuvo respuesta… 17 años después, cuando la Corte Suprema de la Nación emitió un fallo dando la razón a sus antiguos dueños.
Durante todos esos años Ingenio pasó de mano en mano, primero con el Grupo Omil y luego con una saga arrendatarios que asumían la explotación temporal del Ingenio para hacer negocios con la venta de azúcar y alcohol y luego abandonarlo con abultadas deudas salariales, de servicios y con los proveedores. Es decir, vaciarlo en términos financieros. No pocas veces el gobierno provincial salió al rescate de las deudas aportando dinero, con lo cual se convirtió en un importante acreedor de la firma.
Sin embargo, hace dos años que el Ingenio San Juan no está moliendo. En 2018 la zafra duró 8 días. Y el año pasado, a pesar de haber hecho misa de inicio de zafra, brindis y banquete en la que participaron el intendente Darío Monteros y Mario Leito junto al arzobispo Carlos Sánchez y la patronal, la temporada nunca comenzó. Fue una pantomima electoral.
Es que en 2019 un nuevo fallo de la justicia tucumana vuelve a poner al ingenio en manos de Constructora del Tucumán SA, argumentando que “es innegable el estado de inactividad y abandono de la explotación del ingenio, no existe un detalle preciso de los arriendos actualmente vigentes, ni tampoco una rendición de cuentas respecto de la percepción de los mismos. Solo se evidencia en un interés de vender tierras para pagar deuda, lo que no se condice con el principio de conservación empresarial”.
Desde entonces, la disputa entre el Grupo Jorge y el Grupo Omil continúa por la vía judicial y ninguna de estas dos patronales manifiesta ningún interés en poner en funcionamiento el ingenio. Ambas pretenden hacerse de las 1700 hectáreas de tierras que tiene el ingenio.
Mientras tanto más de 400 familias ven peligrar sus fuentes de trabajo ante un avance en el vaciamiento del Ingenio. Es que para cobrar la deuda salarial que arrastra el ingenio desde 2017, la FOTIA –que ni siquiera les brinda la obra social a los obreros- se limita todos los años a presionar a la justicia para que autorice la venta de tierras.
Algo de lo que el intendente bandeño, Darío Monteros, ha sabido sacar provecho comprando un predio para la municipalidad a precio de remate. Por estos días siguen esperando una nueva resolución de la justicia que habilite una nueva venta de tierras para el pago de los salarios.
Que el Estado se haga cargo: el ingenio debe ser declarado de utilidad pública
Tucumán es uno de los mayores productores de alcohol del país, de los 15 ingenios que tiene la provincia 9 tienen destilerías de alcohol pero apenas 3 familias controlan el 70% de la producción: Rocchia Ferro (Ingenio La Florida, Cruz Alta y San Isidro en Salta), Budeguer (Ingenio Leales y La Esperanza en Jujuy) y Emilio Luque (Ingenio Concepción y Marapa).
Además de tener todo tipo de beneficios impositivos como la alícuota cero para la venta de azúcar, subsidios y ley de biocombustibles que garantiza un piso de ventas para la mezcla con naftas, son quienes vienen especulando con los precios del alcohol para la fabricación de sanitizantes en medio de la pandemia. Solo con lo que produce Tucumán en un año, se podría abastecer de 24 litros de alcohol a cada hogar de la Argentina!. Sin embargo, escasea o se encuentra a precios exorbitantes en las farmacias. Estas empresas también especulan con el precio del azúcar, que pasó de 670 a casi 2000 pesos la bolsa de 50 kilos en poco más de un año.
El Ingenio San Juan no solamente produce azúcar, también cuenta con la capacidad instalada para producir 50 mil litros diarios de alcohol, que podría ser distribuido en forma gratuita por el gobierno a los hospitales públicos y barrios más carenciados.
Los empresarios ya han demostrado que su único interés es la resolución de la titularidad del ingenio para poder vender las tierras y desguasarlo. La única manera de preservar las fuentes de trabajo pasa porque el gobierno declare al ingenio de utilidad pública y lo estatice, para que sea puesto a producir con control de los propios trabajadores.
Mientras tanto, los planes interzafra no llegan siquiera a los 5000 de un ingreso de indigencia y la mayoría ni siquiera lo puede cobrar. Es responsabilidad de la FOTIA cubrir la obra social y ponerse a la cabeza de exigir un ingreso de cuarentena para la totalidad de los trabajadores que quedaron fuera de los subsidios del Estado.
Además hay que exigir a la FOTIA y a los Sindicatos que se cumplan las condiciones de seguridad en todos los Ingenios que se aprestan para iniciar la zafra. Se tienen que garantizar las licencias pagas para todos los trabajadores mayores y aquellos que tengan enfermedades y sean considerados como población de riesgo. Para eso es necesario impulsar asambleas en los lugares de trabajo y poner en pie “comités de higiene y seguridad” formados por trabajadores, que garanticen que se cumplan todas las medias recomendables como tomar temperatura al ingreso a todo el personal, el distanciamiento, la provisión de barbijos, limpieza en baños y espacios comunes como comedores y distribución de alcohol en todos los sectores.