A catorce meses de haberse decretado la pandemia mundial, las clases en línea y sus consecuencias para las comunidades educativas han sido alarmantes. ¡Participa en la consulta!
Agrupación Juvenil Anticapitalista @AgJuvAnticapMx
Martes 1ro de junio de 2021
Miles de docentes del sector público vieron retenidos sus salarios, acumulando hasta un año entero sin recibir pagos, como el caso de las y los docentes en la UNAM. Miles de docentes más han enfrentado despidos y el aumento significativo de la carga laboral con el modelo en línea, como es el caso de las y los docentes de instituciones educativas privadas, que, además, también enfrentaron recortes salariales. Por otro lado, las y los trabajadores administrativos han vivido ataques a sus Contratos Colectivos de Trabajo, bajo la pasiva complicidad de las burocracias sindicales subordinadas a las autoridades educativas, dejando pasar las rebajas salariales y los despidos.
Docentes y estudiantes por igual ha tenido que cubrir los costos de la educación virtual, pagando altas cuotas de internet y consiguiendo dispositivos electrónicos para poder impartir y recibir sus clases, mientras lidian con el rezago educativo y la deserción escolar. La población estudiantil también ha enfrentado el aumento de cuotas y cobros ilegales.
Por si fuera poco, el gobierno y las autoridades educativas han anunciado el regreso a clases presenciales. La SEP anunció que toda la educación básica volverá para el 7 de junio, lo mismo hizo Enrique Graue, rector de la UNAM, anunciando la vuelta a las aulas para agosto, Y el personal administrativo del STUNAM ha iniciado actividades presenciales tras el pacto de la dirección sindical controlada por la corriente Roja.
Las autoridades apuntan a un regreso a clases presenciales sin las medidas mínimas de seguridad, y aunque se aceleró la vacunación de docentes, el 80 % de la población que componemos al sector educativo -las y los estudiantes- y el conjunto de nuestras familias no estamos vacunades, lo que significa un enorme riesgo para nuestra salud.
Por eso, es necesario expresar nuestra voz, nuestras necesidades y demandas sobre la educación pública, así como nuestra opinión sobre qué universidades e instituciones educativas queremos y cómo ponerlas al servicio del pueblo pobre y trabajador y no de los intereses de los grandes empresarios. Todo esto para poder garantizar un regreso a clases verdaderamente seguro.
Esto implica poner en cuestión las antidemocráticas formas de gobierno y represivas legislaciones universitarias, que evitar que seamos la mayor parte de quienes conformamos las comunidades educativas quienes decidamos el rumbo de nuestras instituciones.
Y fortalecer la unidad y la organización de los tres sectores educativos: docentes, trabajadores y estudiantes, de manera independiente a las autoridades, las burocracias sindicales y los partidos del Congreso, bajo una perspectiva de autoorganización y de impulso de un movimiento masivo en defensa de la educación pública y gratuita y contra la precarización laboral.
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