Las imágenes que circulan en las redes sociales son estremecedoras. Pueblos enteros como La Madrid bajo el agua, familias a la vera de la ruta, puentes deteriorados y ríos que superan su caudal habitual. Miles de familias sufren las consecuencias de las inundaciones en el sur de la provincia.
Martes 4 de abril de 2017 14:05
Con el cinismo habitual, los funcionarios del gobierno de Juan Manzur posan para las fotos mientras se desligan de sus responsabilidades. El ministro Pablo Yedlin ha sido gráfico declarando en los medios de comunicación que lluvia e inundaciones hay en todas partes, como en Cómodo Rivadavia o en Perú. Son los mismos funcionarios que hace un mes decían que las “obras preventivas” eran exitosas porque llovía y nadie se inundaba. Las mismas obras que también se prometen desde el plan Belgrano que coordina José Cano.
Hoy todas aquellas promesas son una burla a miles de personas que vieron sus vidas arrasadas. Lamentablemente, este verano no fue la primera vez en la que el verano se llevó todo. El colmo llega cuando desde la gobernación se informa que hay 1200 evacuados, mientras que las cifras policiales hablaban de 5600 personas en los centros de evacuación. Hoy los afectados ya superan las 12.000 personas.
Cuando sus ganancias valen más que nuestras vidas
Federico Engels acuñó el término “crimen social” en referencia a “cuando la sociedad pone a centenares de proletarios en una situación tal que son necesariamente expuestos a una muerte prematura”, y que al ser conscientes de que los trabajadores serán víctimas de esas condiciones, “lo que se comete es un crimen, muy parecido al cometido por un individuo, salvo que en este caso es más disimulado, más pérfido, un crimen contra el cual nadie puede defenderse, que no parece un crimen porque no se ve al asesino, porque el asesino es todo el mundo y nadie a la vez”.
Las inundaciones constituyen un crimen social que se comete contra miles de familias obreras. Desde hace décadas existe un nivel del avance tecnológico que posibilitaría implementar sistemas de protección y contención adecuados ante cada tormenta. En nuestra provincia las tormentas en verano son constantes, por lo cual la previsión es tan lógica como necesaria.
¿Quiénes comenten este crimen social? La excusa de cada gobierno es que cada vez llueve más. Pero es una verdad para los pobladores afectados que la naturaleza sufrió una drástica transformación en las últimas décadas. Los estudios científicos también lo mencionan. Estas transformaciones provienen mayormente del avance de deforestación. Además, de la mano del boom de las importaciones, avanzaron cultivos como el de la soja, el arándano o el limón, que produjeron una desertificación de los suelos y para cuyo riego se han desviado cursos naturales del agua. También hay que tener en cuenta el negocio de la construcción, donde por un lado se construyen countries y por otro proliferan las extracciones de arenas y ripio.
En todas estas actividades, independientemente de su legalidad, no hay control del Estado. Ya mencionamos, que los distintos gobiernos han prometido obras que nunca se realizaron y que, en el mejor de los casos, las que se realizaron colapsan ante cada tormenta. Así tenemos a los gobiernos dando rienda suelta a los negocios millonarios de unos pocos, aunque estos expongan a la miseria a miles de trabajadores.
Por una salida obrera de fondo
En las redes sociales además de la bronca se expresa una importante solidaridad popular, algo elemental si consideramos que ninguna salida de fondo va a venir de los gobiernos.
Desde el PTS-Frente de Izquierda proponemos una serie de medidas urgentes a tomar. Las familias no pueden quedar varadas a un costado de la ruta mientras algunos tienen “diez mansiones”, proponemos la ocupación de aquellas viviendas ociosas para dar un lugar seguro para los evacuados. También planteamos un subsidio a los afectados que sean suficientes para adquirir o reconstruir sus viviendas de manera inmediata y que resarza las pérdidas materiales. Como perspectiva exigimos un plan de obras públicas bajo control obrero y de los damnificados, que contemple obras de reconstrucción y de prevención.
Para avanzar en una salida de fondo es necesario afectar los intereses del puñado de grandes capitalistas. En primer lugar, deben regir controles y penalizaciones severas para aquellos empresarios que transgredan normativas y modifiquen la naturaleza. Pero además es necesario implementar un impuesto extraordinario a todas esas patronales (de la construcción, de la soja y otros cultivos) que han hecho negocios millonarios durante estos años, incluyendo la expropiación de máquinas y materiales, como manera de recaudar fondos para las medidas planteadas anteriormente. Con la organización de los afectados y de quienes nos solidarizamos es posible.