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Actualidad. Ivanka Trump en Argentina: ¿empoderar a las mujeres?

Del 3 al 6 de septiembre, Ivanka Trump, asesora e hija del presidente estadounidense Donald Trump, visitará Argentina, Paraguay y Colombia como parte de su gira para empoderar a las mujeres. ¿Feminismo neoliberal en tiempos de crisis?

Celeste Murillo

Celeste Murillo @rompe_teclas

Martes 3 de septiembre de 2019 09:17

Ivanka Trump, asesora e hija del presidente de Estados Unidos Donald Trump, visitará la Argentina esta semana como parte de una gira regional (que incluye también visitas a Paraguay y Colombia). El objetivo de la gira es impulsar el programa Iniciativa para el Desarrollo y la Prosperidad Global de las Mujeres (Women’s Global Development and Prosperity) de la Casa Blanca, liderada por la hija del mandatario. La acompañará John Sullivan, vicesecretario de Estado, y ambos se reunirán con los gobiernos de los tres países para fortalecer, “las alianzas de EE. UU. en la región sobre el empoderamiento económico de las mujeres”.

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La misión “feminista” con el sello Trump no podía llegar en peor momento a nuestro país. En la Argentina gobernada por las recetas del FMI, la economía se desmorona. En ese contexto, la situación de la mayoría de las mujeres solo empeoró: la brecha salarial creció de un 25% a un 30%, la precarización sigue afectando a un parte importante de las mujeres que trabajan (también) fuera del hogar y supera la de sus compañeros. A su vez, la pobreza sigue siendo femenina: el 70% de las personas pobres son mujeres y niñas.

Feminismo neoliberal de exportación

El programa de la Casa Blanca que impulsa Ivanka Trump para el Desarrollo y la Prosperidad Global de las Mujeres persigue una agenda política clara. Es una extensión del Departamento de Estado y el gobierno de Donald Trump. Por eso su visita se concentra en países que definen como “afines”, ya sea en geopolítica (los tres países forman parte del grupo Lima) como en los perfiles neoliberales de sus gobiernos.

Como asesora de la Casa Blanca, Ivanka Trump cumple el papel de primera dama “política”, ante la renuencia de la esposa del presidente, Melania, a ocupar el puesto (a lo que se suma el viejo modelo de primera dama “decorativo” y dedicado a temas de protocolo, alejado de las necesidades del gobierno republicano). Ivanka, en cambio, actúa como una suerte de blindaje del presidente, repudiado por su discurso misógino, su conducta machista y las denuncias de acoso. La presencia de su hija busca ayudar a limar los aspectos negativos de la imagen de Trump o, al menos, neutralizarlos.

“Muchas veces hablamos del empoderamiento de la mujer como un asunto de justicia social, que lo es, pero también es un tema de producto interno bruto y tiene un componente de seguridad nacional y lo vemos en la correlación entre los países que discriminan a las mujeres y el riesgo de conflicto”. Esta afirmación de Ivanka Trump en la Cumbre Mundial de Emprendimiento es una muestra del feminismo que tiñe su agenda: empoderamiento, producto interno bruto, seguridad nacional.

Enlazar discriminación de las mujeres y “riesgo de conflicto” es el preludio de una justificación de la injerencia imperialista. El relato de Ivanka no es excepcional, se acerca bastante al que usa la ultraderecha europea para mezclar la entidad “derechos de las mujeres” (siempre en clave occidental) y prejuicios como la islamofobia y xenofobia. Y también al que utilizó el feminismo neoliberal que acompañó a comienzos de los años 2000 la injerencia, guerras y ocupaciones imperialistas de Estados Unidos y Europa.

Por eso, la gira de Ivanka no es contradictoria con los objetivos del Departamento de Estado en la región. Entre sus objetivos, se destaca el de profundizar relaciones políticas en la lucha contra el narcotráfico, agenda de seguridad, Venezuela y extender las oportunidades comerciales de Estados Unidos en América latina.

¿Quién es Ivanka Trump?

Ivanka Trump encarna valores similares a los defendidos por el feminismo neoliberal o corporativo: meritocracia, emprendedorismo e igualdad de oportunidades. Es la hija no reconocida del feminismo (neo)liberal. Su perfil de mujer independiente, madre y empresaria le permite dirigirse a muchas mujeres que no se sienten representadas por el feminismo “cultural”, algunas socialmente más conservadoras pero otras partidarias de la igualdad y los derechos reproductivos.

El feminismo corporativo de Ivanka no tiene nada que envidiarle a ese que, con el sello Hillary Clinton, busca romper el “techo de cristal”, es decir, eliminar las barreras para que algunas mujeres avancen hacia posiciones más altas de empresas e instituciones estatales. “Ivanka es una empresaria”, “es republicana”, dicen las “apologistas” del feminismo Clinton, como si el mensaje de empoderamiento, en una sociedad desigual y en la que se articulan diferentes opresiones, y el abandono de cualquier crítica a la sociedad capitalista no fuera un denominador común.

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Esta no es la primera vez que Ivanka actúa como embajadora de un feminismo que avanzó por el camino fue allanado por años de discursos despojados de las críticas más radicales a la sociedad entre capitalismo y patriarcado. Esa historia previa es la que permitió que el feminismo sea utilizado hoy por un arco amplio de la derecha y sectores conservadores, de Ivanka Trump a Marine Le Pen en Francia o Alice Weidel, líderes de la ultraderecha francesa y alemana, respectivamente. El resultado más trágico de esa operación es la compleja situación en la que se encuentran los derechos reproductivos en Estados Unidos, especialmente el derecho al aborto (amenazado en muchos estados) y el avance de los sectores de la derecha conservadora sobre los derechos conquistados por la movilización contra la opresión.

La presencia Ivanka en foros y reuniones de ONG y organismos internacionales hicieron sonar las alarmas y generaron muchas críticas. Pero si ese repudio no está acompañado de una crítica al discurso feminista neoliberal en sus diferentes versiones, los derechos de mujeres serán utilizados nuevamente como piezas de cambio y justificaciones, que están muy lejos con la lucha por una sociedad sin opresión ni desigualdad.


Celeste Murillo

Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.

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