Se cumple un año desde que se dio a conocer que los restos encontrados en 2018 eran de Johana. Su familia y amigos siguen exigiendo justicia para que no sea otro caso de femicidio que quede impune.
Jueves 30 de abril de 2020 17:48
Foto: Joaquín Díaz Reck
Unos mates o esa birra fría
"No te voy a despedir, sino va a hacer un hasta pronto. Un hasta pronto Joha porque nos volveremos a ver. Mañana me iré con vos. Si, mi alma te la llevas vos hija, solo quedará de mí el cuerpo para seguir luchando contra lo que venga. Con vos te llevas mis miedos y me dejás las fuerzas y el coraje para seguir luchando contra el mundo cruel, contra un sistema judicial misógino, patriarcal, que se llevó tu vida. No sólo se llevó tu vida de la peor manera, si no que se llevó tus sueños, tus metas. Se llevó la vida de todos. Me quedaré con el dolor más grande, con el alma vacía, con la vida destrozada pero prometo no darme por vencida ni aun vencida. Prometo que nos volveremos a ver. Tomaremos esos mates o esa birra fría son que nadie nos vuelva a separar" así se despedía Marta, la mamá de Johana, tras largos meses de búsqueda.
Desaparición y búsqueda
El 26 de julio de 2017 Johana salió de una estación de servicio ubicada en la esquina de 1 y 63 de La Plata. Ya no se supo más de ella. Tenía sólo 23 años y una hija que ahora tiene 9 años.
Desde ese momento su búsqueda se transformó en una lucha testigo en la región, como muestra del carácter de clase y patriarcal que tiene el Estado, donde miles de mujeres fueron desaparecidas en “democracia” y son víctimas de las redes de trata para la explotación sexual.
A lo largo de la búsqueda la madre de Johana pidió tres audiencias con la gobernadora Vidal y ninguna fue contestada. Tampoco el intendente Julio Garro la recibió.
La causa cayó en manos de la Fiscalía Nº 2, a cargo de Betina Lacki, quien comenzó la investigación como “averiguación de paradero” y fue muy cuestionada por no tener una estrategia clara en esos primeros meses que son cruciales para la búsqueda de una persona.
Tres meses después de haber sido vista por última vez, la causa pasó al fuero federal, donde comenzó a investigarse la desaparición forzada ante el eventual delito de trata.
Además de no apartar a la Policía Bonaerense de la investigación, el Poder Judicial demoró más de tres meses para hacer el cambio de carátula solicitado por la querella, pasando a “desaparición forzada de persona”, teniendo en cuenta que todos los datos aportados tenían como principal hipótesis que había sido secuestrada por una red de trata.
En varias oportunidades la búsqueda fue acompañada por la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex). Incluso su intervención concreta fue pedida por parte de la querella ya que se trataba de un caso de víctima de trata, pero no se le dió lugar.
Luego la causa estuvo en manos del Juzgado Federal Nº 1 de La Plata, a cargo de Ernesto Kreplak, donde en casi un año tampoco puedo esclarecer los hechos y avanzar en aportes sustanciales en la causa. En marzo de 2019 la causa pasó a manos del juez Adolfo Gabino Ziulu quien, aunque al principio se mostró comprensivo con la madre, luego del hallazgo de los restos de Johana ordenó el secreto de sumario que se extendió 21 días, con el fin de emprolijar tareas y sobre todo aquietar las tensiones que surgieron producto de las negligencias provinciales.
La familia de Johana también sufrió hostigamiento y maltrato por parte de la Policía Bonaerense, por los que se fueron realizando denuncias públicas y escritas presentadas al Juzgado y se exigió que esta fuerza también fuera investigada.
Impunidad
El 30 de abril del 2019 se dio a conocer que los restos que habían sido hallados en ¡agosto de 2018! en la playa Palo Blanco de Berisso, pertenecían a Johana, según el informe del laboratorio de huellas genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
Se aclaraba también que la justicia tenía estas pruebas, corriendo en otra causa que no fue cruzada y había un cotejo parcial de ADN. El giro del caso causó conmoción y desconcierto, al destapar una cadena de negligencias que hicieron perder ocho meses de investigación.
“Sólo le pedí al juez que encuentre a cada uno de los responsables del femicidio de Johana. Mi hija no merecía que la secuestre una red de trata, que le saquen sus sueños y sus metas. No merecía que la descuarticen y la mutilen al lado de un arroyo. Así que a todos los jueces y fiscales les repito: nuestras pibas no se van, a nuestras pibas las desaparecen”, manifestaba Marta, en una conferencia de prensa realizada en mayo del 2019.
La exigencia de justiciaviene de la mano de la firme denuncia por la falta de respuestas por parte del Estado y de la Justicia en particular; que se traduce en no haber avanzado después de 33 meses, en encontrar a los responsables del secuestro y posterior femicidio de Johana que sigue impune.
Johana, como las miles de mujeres y niñas que son víctimas de femicidio y desaparición en manos de redes de trata, sufren la violencia de un Estado y una justicia patriarcal y de clase. Que también expresa en el abandono sistemático que padecen estas mujeres y niñas, más aún cuando están en condiciones de extrema vulnerabilidad como Johana.
Su familia, amigos y organizaciones de mujeres y disidencias, así como organizaciones políticas y sindicales siguen exigiendo justicia por Johana Ramallo para que su secuestro y femicidio no quede impune.