El jueves 7 de noviembre se realizó la charla “Imaginarios e imágenes rebeldes ¿Qué pueden aportar lxs artistas y trabajadores de la cultura para recrear ideas anticapitalistas y socialistas?”, como parte de las “Jornadas por un futuro comunista”. Participaron Roger Koza, crítico y programador de cine; Cora Gamarnik, docente e investigadora del fotoperiodismo UBA; Guillermo Martínez, escritor de novelas, cuentos y ensayos; y Javier Gabino, documentalista y comunicador audiovisual del colectivo Contraimagen.
Las intervenciones de los panelistas fueron diversas, tocando entre otros temas el significado actual de “una imagen rebelde”, las formas y las narrativas nuevas; sobre la política que una organización socialista debería tener en la actualidad; sobre el cine del siglo XX y las diferentes estrategias y significados de la “politización del arte”; sobre la creación y el imaginario popular para generar imágenes de resistencia, entre muchas otros planteos abiertos.
La charla se realizó a sala llena en el Auditorio de SiPreBA en CABA, y generó muchas reflexiones, algunas de las cuales dejamos en este artículo.
Andrés Perugini, sonidista y cineasta
Me pareció super interesante, innovador. Lo de Cora me pareció fabuloso, terminó como muy arriba, con una sonrisa, pese a todo esto que estamos viviendo, terminó con algo positivo. Más sobre esto de la imagen, que continuamente están bombardeando con imágenes. De ver estas estrategias, de darle vuelta a esto, me pareció muy interesante. También lo que ella dijo tomando el ejemplo de la marcha del orgullo: ¿por qué no una "marcha del orgullo de ser de izquierda"? Eso me pareció fabuloso.
Lo de Guillermo Martínez me pareció también super interesante, esto de marcar momentos claves, desde la historia, que marcaron un antes y después, muy didáctico, muy claro.
También lo que dijo sobre cómo es la idea del socialismo, cómo sería bajar un poco a tierra las ideas para que la gente pueda visualizar algo. Algo de eso pasó también con Chipi Castillo en el programa de Fantino. Poder pensar cómo sería un gobierno de izquierda, la toma de decisiones, no hay alguien tomando decisiones, se buscaría la forma de algo más comunitario, más colectivo, y eso me parece interesante.
Javier tomó un par de cosas clave de los directores, y estas vueltas de tuerca que le daban para hacer lo que hacían. Lo de Vertov me quedó más ahora resonando.
Otra cosa me surgió cuando Javier hablaba del tiempo libre, de la necesidad de trabajar menos horas, tener más tiempo libre para poder disfrutar de actividades al aire libre o disfrutar del arte. Entonces yo he pensado también, hoy en día, ¿cuál es el arte que consume la mayoría de la gente en lo poco que le queda de su tiempo libre, ya sea para despejarse o para pensar en otra cosa? Es toda la mierda que están produciendo las plataformas, que es terrible y que también es como que domina una imagen hipercapitalista y conservadora, ¿no? Entonces pensaba, si hubiera esa posibilidad de que tengamos tiempo libre, ¿la gente miraría o perdería su tiempo en consumir? No sería la palabra consumir, ¿no? Esa palabra habría que quitarla, pero ¿perdería su tiempo en ver, en vivenciar momentos artísticos? ¿Cómo sería el tipo de arte?
Hubo un montón de gente, muchos tomando nota, eso me llamó la atención, lo vi como muy positivo, y por el clima que estamos viviendo, súper necesario ese momento, ese punto de encuentro.
Mario Varela, cineasta y poeta
Fuimos con mi amigo Perugini a la charla de estrambótico nombre sin saber bien que nos podíamos encontrar. Los oradores eran muy convocantes, eso era un punto a favor, pero mientras llegábamos al auditorio apostamos cuántas veces se iba a escuchar la palabra FMI. Para nuestra alegría ambos perdimos. La diversidad de las miradas en cuanto al aporte cultural me sirvió para repensar mi trabajo personal y afianzarme como un creador comunista. Esto quiero y como lo encuentro en lo que hago. Esperemos la continuidad de este ciclo de profundo análisis. Enhorabuena.
Eva Palottini, actriz, integrante de la Asamblea San Telmo
La charla me pareció buenísima. Celebré que haya distintas voces de la izquierda. Eso me gusta, porque se notaba en el discurso, desde dónde encararlo. Me parece que le da diversidad y lo enriquece, y permite que aparezcan nuevas preguntas.
Un par de cosas que rescato. Una es lo de correr al arte del tema de la propaganda, de que sea útil y que esté al servicio de lo ideológico. Entonces todos los ejemplos que se pusieron en el cine, de artistas que no caían en la propaganda y sin embargo eran absolutamente e incuestionablemente políticos, con una postura política y un compromiso político clarísimo. Eso me parece interesante. Lo tomo con otra idea, que fue la de que es necesario parar a pensar qué hacer, quién tenemos enfrente, cómo es el enemigo. Pensar y hacer mucho análisis de su construcción, para ver desde dónde le encaramos la contraofensiva.
Eso me pareció buenísimo, porque también me parece a nivel estratégico interesante pensar que es necesario escindir al arte del lugar de propaganda, para que se lo deje de asimilar con imágenes viejas en relación a las izquierdas, todo lo que es la propaganda soviética. Inclusive los colores, parar a frenar para reinventar un poco las imágenes, cómo hacer llegar las ideas y demás.
Lautaro, estudiante de Fadu
Estuvo muy buena y dinámica. Me sorprendió mucho Guillermo Martínez, su intervención fue muy política. Me gustó su planteo alrededor de los "hechos revolucionarios", el potencial que pueden generar en el imaginario, que otra cosa es posible. Que rompan con la normalidad y por sobre todo que generen la moral/confianza para hacerlo. Que haya remarcado el hecho de que “la izquierda de Myriam Bregman” rompió el protocolo de Bullrich el 20D, demuestra que la intervención repercute muchísimo. Creo que si no lo hubiéramos hecho, muchas asambleas barriales hoy por hoy no existirían, ya que se generaron "espontáneamente" a la noche, después de ver que se podía tomar la calle. Lo mismo con los molinetazos que nombró como ejemplo, es algo que tenemos que seguir pensando, hacer acciones de ese tipo y buscar la mayor participación.
En general me pareció que fue muy enriquecedor el debate, porque algunxs tomaron más la parte política y otrxs más la parte del criterio "artístico". Por ejemplo, más del lado de Cora, sobre el potencial de las imágenes, que también me aportó mucho a pensar. Sobre el contenido que puede tener una sola imagen, que dialogue con quienes tienen esa sensibilidad tal vez más artística.
Me pareció muy bueno también lo que planteó Javier, de “la pregunta tendenciosa”, que muchxs creo que vamos o buscamos una vía correcta para hacer política con el arte. Me ayudó a afirmar mucho más que no hay un solo camino artístico o modo para hacerlo, sino que debe ser ultra flexible. Y ahí está el potencial del arte, del imaginario, de crear algo nuevo. Pero también dejó claro que sí hay un camino político, en base a la estrategia para llegar al socialismo y la ligazón con la pelea por la reducción de la jornada laboral, como una forma de democratizar la creación artística.
Julieta Chevalier, trabajadora social del Hospital Laura Bonaparte
Pensaba mientras escuchaba a lxs expositores, en el nombre de las jornadas y estas perspectivas que cada unx traía desde el área específica de la cultura en la que produce cada unx. Pensaba cómo podemos construir un futuro comunista y también en esa construcción y en el camino de esa construcción, como pueden mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora en el presente.
Está claro que para lxs que nos ubicamos en las izquierdas como se dijo en el panel, no esperamos las elecciones para cambiar el futuro, nunca las esperamos. De las exposiciones de lxs cuatro, me quedan resonando algunas cosas, tenemos que tener tiempo para vincularnos con la producción artística, tanto para ser espectadores, como para crear. En ese sentido, la tarea es recuperar nuestro tiempo, que Marx decía el patrón nos extrae, hoy el patrón nos lo extractiviza. Lxs trabajadorxs pasamos la mayor cantidad de horas del día trabajando para la reproducción de la vida y para la acumulación y concentración de la riqueza y venimos perdiendo la batalla cultural, en relación al contacto con la producción artística en nuestro tiempo libre, que en la mayoría de los casos se limita a ver videos cortos, con contenidos individualistas sesgados por la industria cultural hegemónica que reproduce el mismo modelo social que nos trajo hasta acá.
Ese modelo de sociedad, incluye las formas de disputa que llevamos adelante las izquierdas. En este sentido, me fui con algunas ideas de la charla, en relación a poder pensar cómo se construye este escenario de imágenes e inmediatez en el que vivimos y cómo podemos interpelar al sujeto destinatario de esas producciones, cuáles son las imágenes contrahegemónicas hoy y cómo podemos producir contrahegemonía desde la cultura. Y ahí sí creo que lxs artistas tienen un rol diferente que lxs otrxs trabajadores, así también como los otrxs trabajadorxs tienen una forma particular de disputa en su lugar de trabajo.
Lo principal en ese sentido y creo que es algo que recorrió las cuatro exposiciones, es acercar la posibilidad de la intervención artística a todxs los sectores y estratos de la clase trabajadora. Desde poder hacer llegar sus fotos de la experiencias de las que son parte, hasta poder formarse y que no sea un lugar destinado para una élite. Poder contar la realidad en un lenguaje artístico, poder hacer, que cualquiera de nosotrxs tenga la posibilidad de que nos atraviese la experiencia de ser parte de un proceso creativo.
Coco, Cultura Rebelde
Me parece que estuvo buena, que invitó a unas cuantas reflexiones y a pensar en comunidad, no tanto de una manera individual, desde lo artístico. Un poco lo que veníamos haciendo en Cultura Rebelde, queriendo mancomunar voluntades y creaciones en conjunto.
No sé si es una idea que se planteó en la charla, pero es una idea que rescato yo, de la que me disparó la charla, que era la de este ejercicio que se da, en el cual cuesta muy poco instalar una mentira, y mucho desinstalarla. Entonces mi deseo es apropiarme de ese método y poner a los de la vereda enfrente a desmentir cosas. Es medio burda, pero también me parece que es como se está moviendo la cosa hoy, al menos en las redes. Para sacarles un poco de energía me parece re piola armar una campaña en la que los pongamos a pensar, a preocuparse, a ocuparse, como nos tienen a nosotros de las narices de acá para allá.
Melina Terribili, cineasta
La charla me inspiró a seguir pensando muchas cuestiones que tienen que ver con el lugar que nos toca hoy a quienes producimos imágenes, a preguntarnos qué historias contar, cómo contarlas y para qué.
Hasta hace un año atrás, seguía aferrada a la idea de crear películas con historias particulares, donde el sujeto central del relato es alguien individual. A pesar que esas historias que conté en mis películas me permitieron abrir una ventana por donde mirar el mundo en el sentido colectivo, donde el protagonista ejerce una suerte de representación de un tiempo y un espacio, donde lucha por sus ideales contra las normas establecidas, donde no le es indiferente el dolor del otro y resiste hasta el final.
Pero hoy, pienso en una historia sinfónica. En una película que mire hacia el futuro, que impacte de forma directa, sin perder el lenguaje poético y cinematográfico, pero que sacuda el interior de cada uno de nosotros como sociedad, ya no tanto para reflexionar, sino para reaccionar. Me planteo un cambio de paradigma de los medios de producción, me pregunto: ¿quiero hacer una película que implique largos procesos creativos, administrativos y burocráticos, con equipos de filmación que implican un andamiaje más complejo de movilizar? Siento que es al revés. Y pienso qué cámara puede cumplir la función de tener una imagen cinematográfica pero al mismo tiempo permitirme absoluta libertad .
Entonces la charla me parece que llega en un momento crucial, donde, en el caso del cine, se siguen pensando las obras en términos de instancias competitivas, en un contexto que obliga a las películas a emplear casi el mismo método que emplea el mercado de consumo.
El arte es el medio más poderoso para despertar la empatía en el sentido de poder movilizar a alguien que de forma desprevenida o no, experimenta un movimiento interno que lo puede hacer reaccionar y cuestionarse qué está haciendo hoy por las circunstancias crueles y despiadadas de un sistema cada más capitalista y opresor. Pero eso depende de la obra también. También pienso en la dialéctica entre intelectualidad y realidad. Cuan separadas o cerca están una de la otra.
Por otro lado vemos con facilidad imágenes de la guerra, de una ciudad convertida en escombros, de personas asesinadas, envueltas en trapos, sin tumbas, sin agua, si energía eléctrica, en medio de una emergencia humanitaria, e inmediatamente vemos algo irrelevante. Pero la guerra está lejos, pensamos. Sin embargo hay muchas formas de vivir una guerra. Más silenciosa, que se desliza como una serpiente entre las sombras. Las redes están logrando que la gente no sea capaz de discernir y eso es muy peligroso.
Otra de las tantas aristas que abrió este encuentro es quién accede a una obra. Por qué el arte tiene que estar necesariamente en los circuitos artísticos. Por esto último, trabajó mucho mi papá artista plástico, Carlos Terribili, cuando en los años 90 decidió ser muralista. Sacar el arte a la calle en una década marcada por las luchas sociales, para que la gente común, como decía él, un trabajador, una trabajadora pudiera encontrarse con una obra, que de otra forma tal vez, no hubiera podido.
Iñaki, estudiante de la UNA
Con los compañerxs de UNA Audiovisuales nos fuimos charlando que este año estuvimos muy al palo poniendo el cuerpo en la calle y peleando los métodos de organización política del estudiantado, cosas muy valiosas e importantes para todo lo que se viene. Pero quedaba resonando algo que planteó Cora, de la importancia del registro para la posteridad, y también lo que dijo Javier de que "no hay una estrategia única para hacer arte político", lo que nos llevó a la conclusión de que ahora nos toca ponernos a producir más, aprovechando todo lo que hemos filmado en movilizaciones, o incluso la cotidianeidad de este año, y empezar a producir para ser esa expresión de rebeldía consciente entre tanta saturación de imágenes efímeras.
Ernesto Gut, documentalista
Sobre todo destaco la iniciativa de tratar a la creación artística como espacio desde el cual intervenir para modificar la realidad. Y con una postura no solo de defensa y resistencia ante las políticas del Gobierno, sino con fines propositivos, pensando en una alternativa social y política no sólo ante Milei, sino al conjunto del sistema político y económico que nos llevó a esta realidad pesadillesca y bizarra. El panel de lujo que se armó, y la interesante convocatoria, deja la sensación de que la acción política de los artistas puede ser determinante en esta lucha cultural que estamos viviendo, pero ya no jugar como parte de una salida política con los mismos de siempre, sino que desde la clase obrera, los estudiantes y las mujeres en lucha imaginar y plasmar una salida propia, socialista.
Fue interesante analizar las incipientes formas creativas que toma la lucha, haciendo uso del arte, el humor y la picardía como elementos de ruptura del discurso fascista, lo cual expresa la necesidad de conservar esos aspectos de la existencia, vitales para enfrentar el odio, la represión y la falta de futuro que nos quieren imponer.
Cristina, jubilada de la asamblea de San Telmo
Me parece muy interesante todo lo aportado por Roger en relación al tema de las formas y la importancia que tienen con todo lo que actúa sobre el tema de la narrativa.
Esa cosa de la inmediatez y de que no nos deja pensar, que estamos siempre corriendo detrás de la agenda que marca el gobierno. Está dentro de lo que ellos denominan la batalla cultural, y cómo las formas sí tienen mucha importancia, y en lo audiovisual también es preponderante. Especialmente dentro de lo que sería el cine, donde la forma en la narrativa cinematográfica es imprescindible.
Creo que eso conjugaba también con lo que tomaban los otros disertantes. Tanto lo que decía Martínez en relación a, si bien él no abundó tanto en ese aspecto, sí me pareció muy destacado lo que él le dijo en relación a cómo desde las formas, digamos, revolucionarias que él vio con la actitud de la izquierda, especialmente del PTS, de estar en la calle, de enfrentar el protocolo de Bullrich.
Y se unía también un poco a las imágenes que trajo Cora. Cómo esas imágenes, que están muy unidas a la resistencia en la calle, pueden ser tomadas, reestructuradas, rearmadas y reapropiadas por nosotros, por los que resistimos. Y se vuelven una forma, no solamente de respuesta, sino de lucha. Y son imágenes que van a quedar. Las imágenes quedan, como va a quedar el cine. Y eso se unía con lo que decía Gabino, que los tiempos no son los tiempos inmediatos de estar todo el tiempo tuiteando en las redes, los tiempos del cine son otros, los tiempos del audiovisual son otros, y pueden tardar muchísimo tiempo. Así como se pueden en este momento usar diversas tecnologías, como pueden ser películas hechas con celulares o cámaras y que tienen donde también el formato cinematográfico es importante, que no es el formato de la cosa instantánea de la red.
Otto, asamblea de San Telmo
Excelente jornada de reflexión e intercambio de ideas sobre los límites y las posibilidades del imaginario y el arte frente a las problemáticas de la actualidad. Impecable e impactante registro de Cora Gamarnik sobre el uso y contra uso de las imágenes y sus intervenciones para construir mundos y desplegar narrativas. Una magistral mirada sobre la lucha por construir significados y el poder de los testimonios en componer historias desde la perspectiva de sus protagonistas.
Goyo Anchou, cineasta
Los rebotes combinan las intervenciones. Con Javier hablando de una "circulación endogámica" de contenidos relacionada, con el sistema de subsidios, y el hartazgo de Koza con los criterios de selección de los festivales europeos, incapaces de comprender la originalidad y profundidad de los nuevos planteos que están surgiendo en América Latina, "demasiado tontos para entender la complejidad de estas películas nuevas" creo que fue su expresión. Lo relaciono porque refiere a otro esquema de "circulación endogámica" de contenidos que, cada uno por su lado, han venido moldeando, yo creo que para mal, a una gran parte de nuestra producción.
¿Cómo salir de esto? Bueno, Javier también planteó: ampliación de una estrategia de colectivos de producción enfocados en el respaldo a las búsquedas de corrientes estéticas originales y arraigadas a nuestra realidad "geoespiritual", perdón por el término algo birriano.
Para 1) que no se corte nuestra producción aunque estemos en la lona y tengamos que ahorrar en comida y en luz, por el abandono del estado de las políticas de subsidio y 2) encarar con ORGULLO nuestra originalidad lingüística frente a los comités de validación que guardan las puertas de los circuitos internacionales
Esto nos deja un tercer punto, que creo que es aún más importante: superar las diferencias entre todos los sectores, diferencias recontra profundas, para tener bocetado aunque sea un PLAN DE GENERACIÓN DE ESPECTADORES, a mediano y largo plazo. En el teatro lo hicieron y salieron de su crisis de espectadores (ellos tienen al "prosumidor", que nosotros no tenemos, el espectador que también produce, utopía bella para el cine si las hay. En la música lo hicieron, con el cultivo de público de nichos, y ahora están lanzando estrellas internacionales para todos lados. El cine tiene que encontrar una respuesta más ingeniosa para resolver el tema del acceso a los espectadores que la entrega de la producción a las compañías trasnacionales, una pérdida adicional de soberanía, que es lo que parecieran haber ya optado los núcleo duro de la "industria" audiovisual.
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