Hablamos con Olga, joven trabajadora de una tercerizada de la Facultad de Ingeniería que luego de denunciar una situación de acoso sexual en su lugar de trabajo fue despedida y hoy se encuentra desocupada.
Martes 9 de agosto de 2016
LID: Contanos tu experiencia
Olga: Empecé a trabajar en 2014 como parte de una empresa de limpieza tercerizada en la Facultad de Ingeniería. Mi horario era de 7 a 11 de lunes a sábado y cobraba 2.700 pesos, era nada, pero recién me mudaba y no conseguía otra cosa, empezamos con dos chicas más. Tenía un compañero de planta, un señor mayor que me mostraba lo que tenía que hacer porque el hacía mucho que estaba en la Facultad y me explicaba el funcionamiento. Era amigable, buena onda pero cada vez se puso, como decirlo..., más intenso. Yo siempre lo traté con respeto como a una persona mayor, siempre de usted. Él se ponía en un lugar paterno, como de cuidarme. Pasaron unos meses y me pareció muy insistente en eso que quería que esté todo el tiempo en el pañol con él. Yo empecé a sentir una persecusión, cuando estaba trabajando él me miraba todo el tiempo, eso me incomodaba mucho, a veces se acercaba y me miraba el escote, muy acechante, era re incómodo. A veces cuando otras compañeras me iban a buscar hacía lo mismo, se metía en conversaciones, hacía preguntas desubicadas, buscaba rozarme. Era acosador con todo el mundo, alumnas, profesoras y con nosotras era como “afectuoso” por demás, como que él era así y creo que pensaba que con nosotras podía avanzar más.
LID: ¿Porqué pensás eso?
O. No sé, supongo que porque considera que estábamos más a disposición al no tener amparo... Cuando yo empecé a trabajar otros compañeros me dijeron que me cuide porque él era un “mano larga”. Me contaron que había pasado un episodio con otra chica, pero nunca nadie lo había denunciado. El tema era de chiste, el viejo mano larga, etc. La otra piba se había ido llorando y él y todos se hicieron los tontos. La encargada que yo tenía también me advirtió que estaría en un lugar con un tipo que era un baboso y que no le diera mucha confianza. Imaginate; yo pensé: –bueno, no será para tanto–, era mi trabajo.
El cree como muchos ahí que la gente de limpieza es analfabeta que no sabe hablar, que no se sabe defender, que no sabe cuáles son sus derechos. Ahí ni siquiera sos una persona como ellos que son no docentes y están trabajando para la Facultad, nosotros también lo hacemos pero de una manera paupérrima.
LID: ¿Cómo siguió la cosa?
O. El tipo se presentaba como un padre, pero entre saludos y abrazos se le va una mano y te toca una teta, de manera inesperada, entonces no sabés si se tropezó si fue sin querer o a propósito. Me empecé a sentir muy mal, como mujer. Yo no me acercaba mucho, ya ni lo quería saludar, a veces venía por detrás y me metía la mano en el bolsillo del ambo y me decía te dejo la llave, yo le decía ¡me las puede dar en la mano! Me decía que soñaba conmigo, yo empecé a pensar que estaba obsesionado.
Fueron pasando los meses y las cosas se fueron agravando, me preguntaba si tenía novio, que había hecho el fin de semana si había estado con él, si me había cansado por tener sexo o sea una desubicación, yo llegaba los lunes y me preguntaba esas cosas o sino el tipo andaba atrás mío.
LID: ¿Qué hiciste entonces?
O. Lo charlé con un compañero no docente que empezó a trabajar un año después que yo y le conté que no quería trabajar más que la situación me daba asco; yo me sentía asquerosa porque sentía que lo provocaba aunque no sabía cómo… Este compañero me dijo: él te acosa y vos sos la víctima, porque todo lo que él hace es por una cuestión de poder; él es de planta, hace años que está ahí. Bueno me explicó cómo era la cosa y me dijo que hable con los delegados no docentes.
Hablé entonces con uno de los delegados que trabaja en el sector y que en seguida me preguntó si me había hecho algo, le dije que no, solamente algún roce entre casual e intencional, pero todo estaba al límite, que en algún momento me arrinconaba en algún lugar; él me dijo q hablaría y pasaron como 15 días y nada... yo ya no lo quería ni ver pues había entendido lo que estaba pasando, pero como no se movía nada entonces hablé con la supervisora de la empresa y ella fue a ver al jefe de servicios generales y ahí se armó un revuelo bárbaro y llegó hasta el Decano quien me citó y me dijo que haga una nota por mesa de entradas con la denuncia que él la elevaría a la Universidad para iniciar un sumario y a mí me cambiaron de lugar y no me lo volví a cruzar. No tuve más problemas con este señor pero sí con el resto de la gente que trabajaba ahí, empezaron a ser hostiles en el trato después de tener una relación amistosa.
LID: ¿Cómo siguió luego de la denuncia?
O. Un compañero me ayudó con la nota para enviar al Decano y se elevó la denuncia
en noviembre de 2015. Pasaron un montón de cosas, desde la mirada acusadora, dejaron de saludarme, se alejaban como si yo fuera una persona que le podía traer problemas, no me lo decían a mí sino por atrás. Y en abril de 2016 me avisan que desde mayo me trasladaban, tenía que trabajar en Quilmes por reducción de lugar en la Facultad. “No te echamos, te vas a Quilmes” me dijeron, pero yo vivo y estudio en La Plata... Así terminó la cosa, el señor sigue en su trabajo y yo estoy en la calle.
LID: ¿Cómo sigue el sumario? ¿Te llamaron a declarar?
O. Sí ya fui, dije lo mismo de la carta y enuncié testigos a los que también citaron y todavía está en curso, aún no salió ningún dictamen.
LID: ¿Tuviste algún tipo de contención por parte de la Universidad?
O. No, la Universidad tiene un protocolo contra la violencia de género o algo así yo fui y hablé con las mujeres que están en ese sector. Y les pregunté si esto entraba en esa esfera, y me dijeron que no, que estaba más dirigido hacia la discriminación, pero que esto no entraba porque era muy difícil de probar. También se lo pregunté al delegado y me dijo que estaba desorientado porque nunca antes había pasado en la Facultad que una mujer denuncie a un compañero...Digamos que quedó al nivel de un robo más como si se desapareciera un cañón de proyección. Contención cero, hubo más maltrato que contención.
Ahora que pasó el tiempo y pienso que fue muy intenso todo, yo lo minimicé al comienzo, pero me pegó re mal porque sentía el juzgamiento hasta de los propios compañeros. Y algunas chicas que hasta con miedo de que haga la denuncia me decían: ¿qué querés que hagan con él, que lo metan preso?... Yo lo que quería es que el tipo no esté ahí y yo seguir trabajando y no fue así, él sigue y yo estoy sin trabajo. Y antes de irme hablé con todos, con el Decano, con los delegados, y todos me dieron vuelta la cara, me tildaron de la quilombera. Al principio el Decano me atendió bien y después nada, le dije que me sacaban del lugar y que me mandaban a Quilmes y que tenía que viajar cuando estaba trabajando por dos mangos y me dijo que era problema mío con la empresa, que por algo me querían sacar, le pregunté qué pasaría con la denuncia que hice y me dijo que había que esperar que se resuelva.
LID: ¿Algo más que quieras denunciar?
O. La desprotección es total, me quedé sola, además me corrieron de una forma acusadora, yo hice una carta para repartir a los trabajadores, y algunos la recibieron re mal, ahí uno me tildó de estigmatizar a un compañero no docente, me dijo que estaba haciendo cosas fuera de lugar, que él me entendía porque tiene madre y mujer pero esto era algo que no se podía comprobar. Yo lo denuncié y nadie salió a decir sí este hombre ya tuvo episodios y manoseó una chica, todos dicen que es un mano larga, toquetón, pero eso en los pasillos, como chiste, cuando había que decirlo realmente todos se callaron. Aún no me avisaron que se resolvió en el sumario, no sé qué va a pasar pero la propia mujer que me atendió me dijo que era muy difícil de probar porque yo no tenía ni un MSN, que es su palabra contra la mía, no hay nada que ampare eso porque no está mal visto que un tipo te acose, te mire las tetas, etc. La lógica machista dice que tenés que ponerte contenta porque sos linda… Igualmente hay que salir a denunciar este tipo de cosas para que no sigan pasando.