Fue intendente entre 1991 y 2007, hasta que perdió contra uno de los suyos. Llevó adelante las políticas de Menem, Cavallo, Duhalde y los Kirchner. Bajo su mandato desaparecieron en la ciudad Miguel Bru y Julio López. Impulsó las reformas urbanas que potenciaron la especulación inmobiliaria cuyas consecuencias se sufrieron en la inundación de 2013. Fue ministro de Cristina, lo es de Kicillof y ahora quiere volver a mandar en la capital bonaerense.
Valeria Jasper @ValeriaMachluk
Jueves 27 de julio de 2023 20:44
Julio César Alak vuelve a presentarse como candidato en las próximas elecciones, para llegar a la intendencia de la ciudad de La Plata una vez más. El actual ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires fue intendente durante 16 años, desde 1991 hasta 2007. En ese momento perdió la posibilidad de un nuevo mandato frente a Pablo Bruera, en lo que consideró un acto de alta traición.
El actual funcionario de Axel Kicillof competirá en las internas de Unión por la Patria con otras cuatro listas encabezadas por Guillermo Escudero, Luis Arias, Gastón Castagneto y Paula Lambertini. De ganar las PASO, cuestión que dan como un hecho en su espacio político, enfrentará al actual intendente de Juntos por el Cambio Julio Garro, quien vino a suceder al peronismo en el gobierno local después de dos décadas y que va por su tercer mandato. Un enfrentamiento entre conocidos: en los pasillos de la política local se dice que Garro tuvo un secreto aval de Alak para destronar a Bruera en señal de venganza por haberle sacado el trono municipal.
La historia del funcionario de todos los peronismos
De profesión abogado, Julio Alak comenzó su carrera en los pasillos de los tribunales platenses. Para mediados de los años 80 había iniciado su carrera política en la municipalidad de Florencio Varela. Llegó a ser asesor en la presidencia de la Cámara de Senadores de la Provincia entre 1985 y 1986.
A comienzos de la década de los 90, llegó a la intendencia de La Plata de la mano del Frente Justicialista Federal que llevaba como candidato a gobernador a Eduardo Duhalde. Así, el peronismo le arrebató al radicalismo la intendencia a la UCR, que gobernaba desde 1983.
El "Turco" ganó cuatro elecciones consecutivas como intendente del PJ, pero otros partidos ayudaron mucho a que mantuviera el poder comunal. En las elecciones de 1999, por ejemplo, Alak fue candidato en tres listas: la del justicialismo (con Duhalde candidato a presidente y Carlos Ruckauf a gobernador), la de Acción por la República (con Domingo Cavallo a nivel nacional) y la de la UceDe (el partido fundado por Álvaro Alzogaray).
La matriz ideológica de Alak es la de la derecha peronista. Gran benefactor de las prebendas estatales a la jerarquía eclesiástica y entusiasta sostenedor de la maldita Bonaerense
La matriz ideológica de Alak es, sin dudarlo, la de la derecha peronista, pero supo acomodarse a todas las formas del peronismo. Fue un gran benefactor de prebendas estatales para la jerarquía eclesiástica, a través de la cesión de tierras o la condonación de deudas impositivas.
En sus gestiones, siguiendo las líneas de los gobernadores Duhalde, Ruckauf y Solá, supo bancar incondicionalmente a la Bonaerense. Como se sabe, las desapariciones forzadas y el gatillo fácil fueron, y siguen siendo, un “deporte” para la Policía y él nunca dejó de avalar su accionar. En su prontuario figuran los nombres del estudiante de Periodismo Miguel Bru (desaparecido en 1993), Julio López (desaparecido por segunda vez en 2006) y decenas de personas asesinadas por el Estado en manos de la “maldita Policía”. Hasta llegó a contratar como fuerza de choque del Municipio a viejos pistoleros de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), banda paramilitar aliada a la Triple A, para que le cubran las espaldas como Juan José “Pipi” Pomares.
Garante del negocio inmobiliario en una ciudad inundable
Alak fue el precursor de un nuevo código de planeamiento urbano que permitió la urbanización en zonas verdes o inundables. Un lobbista de los grandes grupos económicos de la región que, con sus políticas en favor del voraz negocio inmobiliario, sentó las bases para lo que terminó siendo el gran crimen social de abril de 2013, donde al menos 86 personas murieron por la inundación que azotó a la ciudad. Un negocio que siguió creciendo tanto en las intendencias de Bruera (peronismo) y Garro (Cambiemos), a expensas de una imparable crisis habitacional en la región, donde hoy uno de cada diez platenses vive en la precariedad.
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También quedó en el ojo de la tormenta cuando el Banco Municipal, que dependía de su administración, quebró, siendo absorbido por el Banco Provincia. El Banco tenía casi 500 empleados y créditos otorgados por millones de pesos, más del 70% de ellos incobrables. Nunca fue investigado por semejante fraude.
Luego de la derrota sufrida en 2007, tomó impulso nacional a partir de sus designaciones en los gobiernos de los Kirchner a cargo de Aerolíneas Argentinas y el Ministerio de Derecho Humanos. Alak, fiel ladero de Cristina Fernández de Kirchner, estuvo literalmente ausente como ministro en el caso de los petroleros de Las Heras, condenados a perpetua por un crimen que no cometieron, una violación a derechos humanos denunciada internacionalmente. También miró para otro lado cuando la Policía arremetió contra obreras y obreros de empresas como Kraft, Mafissa, Lear.
Su ministerio nunca aportó nada en pos de encontrar a las cientos de pibas y pibes “chupados” por las redes de trata para explotación sexual o laboral, como los casos de Daniel Solano, María Cash, Marita Verón y tantos otros. Lógicamente, en sus años como ministro nacional no aportó nada para encontrar a Julio López, a Miguel Bru o Andrés Núñez y, mucho menos, para saber qué pasó con ellos.
Desde su llegada a la Provincia de Buenos Aires, su curriculum represivo sumó el desalojo de cientos de familias en Guernica, la desaparición seguida de muerte de Facundo Astudillo Castro, la desaparición de Francisco Cruz y la represión con heridos graves y un muerto en las cárceles bonaerenses a su cargo durante la pandemia.
Mientras el ministro de Justicia y Derechos Humanos bonaerense se jacta del ambicioso plan de ampliación penitenciaria puesto en marcha, la sobrepoblación y condiciones de hacinamiento se han vuelto una fórmula característica de la política carcelaria del gobierno provincial. En su gestión recibió órdenes judiciales para que se dejaran de violar derechos humanos básicos. Jamás reconoció y, menos aún, denunció públicamente el perverso y criminal sistema penitenciario que tiene a su cargo, donde la mayoría de los presos son jóvenes pobres y la mitad pasa años en cautiverio sin siquiera tener condena.
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Por estos días, participa de cada acto que puede con el gobernador Kicillof proponiendo "volver a una gran ciudad" para las y los platenses, mientras las consecuencias de sus políticas menemistas aún se mantienen.
Solo el Frente de Izquierda Unidad de la mano de Myriam Bregman, Nicolás del Caño a nivel nacional y Luana Simioni en la ciudad es la alternativa para terminar con los funcionarios que gobiernan para sus amigos mientras empobrecen y precarizan a las grandes mayorías.
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