La población se encuentra rehén de acciones reaccionarias, como el ajuste del gobierno, el motín policial, manifestaciones y crímenes sospechados de ser impulsados por los grupos en conflicto y el oportunismo de bandas criminales.
Miércoles 8 de febrero de 2017
Asesinatos cometidos en las calles por personas enmascaradas, gente disparando aparentemente a al azar, saqueos a negocios, incluso a pequeños comercios, pequeños supermercados y centros comerciales. Escuelas cerradas y colectivos sin circular. Esta es la situación que vive la población del estado brasilero de Espírito Santo, rehén de distintas acciones reaccionarias.
La población del estado brasilero de Espirito Santo es rehén de distintas acciones reaccionarias. Desde los ajustes de gobernadores, que pretenden que incluso su brazo armado no reciba reajuste salarial –la policía quiere mejores condiciones para reprimir a la población-, diferentes "manifestaciones" y crímenes sospechados de manipulación e incentivo por los grupos en conflicto, y además la “oportunidad” de que bandas y facciones aprovechen la ocasión.
El gobierno del Espíritu Santo, dirigido por Paulo Hartung (ex PMDB), ejemplo de aplicación de “ajustes”, era elogiado en verso y prosa por las editoriales de los principales medios de comunicación nacionales por contener los gastos a expensas de los empleados públicos y de la población. Con Hartung alejado por estar recibiendo tratamiento médico, Cesar Colgano, el vicegobernador es quien está ejerciendo el mandato. En los últimos días se ha dirigido a la población condenando al movimiento y negándose a negociar. Hay sospechas de que sus aliados o el propio gobierno hayan alentado las "manifestaciones" que tuvieron lugar frente a los cuarteles que generaron enfrentamientos con los policías y sus familias.
Las familias y los policías amotinados reclaman mejores condiciones de trabajo para reprimir a la población y continuar con su cotidiano servicio represor. Numerosos casos de violencia que circularon en los grupos de WhatsApp muestran a enmascarados con una constitución física compatible con la policía u otras personas empleadas en la seguridad privada.
Esos movimientos de las instituciones policiales tienen como fin fortalecer estas mismas instituciones, que son órganos de represión del estado, por lo que consideramos importante denunciar el carácter reaccionario de estos movimientos y sus consecuencias. Como ha ocurrido en otros motines de la policía, se sospecha de intereses políticos, del gobierno o de los amotinados, en esta grave situación.
El hecho es que la situación actual ha dado lugar a contradicciones que van más allá de eso, por que implican un movimiento de las Fuerzas Nacionales y el Ejército, con una serie arbitrariedades, violencia contra la población y las consecuencias desastrosas para las organizaciones independientes de los trabajadores, con la posibilidad de que se abra un clima represivo con las medidas de Cesar Colgano y del gobierno de Temer. Estas medidas deben ser denunciadas, porque frente a la grave crisis que enfrenta el Estado, junto con una crisis económica y social que estrangula a la población, la única medida de los gobiernos es más represión policial.