Cunk on Earth (2022) es una serie de ficción protagonizada por la irreverente Philomena Cunk, nuestra guía en este viaje serpenteante por la historia de la humanidad. Una parodia a los clásicos documentales históricos que hicieron famosa a la BBC.
Martes 14 de febrero de 2023 22:03
Hay algo liberador en burlarse de la Historia, con mayúscula. El humor es una forma amable de analizar los sentidos comunes, las verdades intocables, los mitos que la televisión y los documentales históricos se esforzaron por instalar. Desprenderse de la seriedad de los hechos permite cuestionar lo sabido y abrir el juego a nuevas interpretaciones, por más delirantes que lleguen a ser.
«–Los antiguos inventaron la moneda para facilitar la vida en la Tierra, pero al hacerlo, inadvertidamente inventaron el capitalismo, que luego mataría a todo el mundo. Lo siento, esta no es una pregunta, es algo que leí en Twitter.» El guión, que oscila entre lo inesperado, lo bizarro, lo incómodo e instantes de gran lucidez, es interpretado por la a veces tonta, a veces ingenua y a veces impredecible Philomena Cunk. La magia se da en gran parte en esta combinación, está en ella y sus comentarios fuera de lugar.
El personaje no es nuevo; Diane Morgan, junto al creador de Black Mirror Charlie Brooker, lo vienen desarrollando hace algunos años, dando vida a la trilogía Cunk on Shakespeare, Cunk on Christmas y Cunk on Britain, producidas por la BBC. El humor británico a lo largo de las décadas ha sabido reinventarse, pero nunca dejó atrás a sus mentores. En este caso, se pueden encontrar influencias desde los satíricos Monty Python hasta el humor incómodo de Michael Scott, el personaje creado por Ricky Gervais.
El personaje de Philomena es muy contemporáneo. La confusión general sobre todos los conceptos que intenta abordar es un síntoma social recurrente en épocas del buscador de Google. No mira con nostalgia al pasado, al contrario, parece que sueña con vivir un presente en el que el pasado sea eso, pasado. Es, por lo tanto, ingenua e infantil: en una escena se pone a llorar cuando descubre que siguen existiendo las bombas nucleares –una reacción por demás humana–.
En este sentido, la burla también es hacia el presente; un presente donde la verdad, los hechos, especialmente los históricos, no son tan importantes. Donde el periodismo a veces roza el absurdo y las cosas pierden su significado. Philomena es muy consciente de esto, y lo aprovecha: en una entrevista, le insiste a una historiadora que mire a cámara y diga que Jesús fue la primera víctima de la cultura de la cancelación, porque «–necesitamos algo impactante para la secuencia de créditos».
Sin embargo, si luego de la tragedia viene la parodia, ésta le abre el juego a la transgresión. Reconocer que en realidad lo que narraban los documentales históricos era una historia, con minúscula, significa que no tiene por qué ser la única sino que debe haber varias, nuevas miradas sobre el pasado y por lo tanto sobre el presente y futuro. La tierra según Philomena Cunk también comprueba que, cuando hay que decir una verdad, por más pequeña que sea, también conviene hacerlo a través del humor («–¿Deberían millonarios como Elon Musk preocuparse por acabar guillotinados?»). Y qué mejor que una mujer que parece medio tonta para decirlo.