A días del cierre de listas, el peronismo negocia dólares con el FMI para contener las corridas del período electoral. El kirchnerismo y Massa se muestran unidos, incluso con Wado De Pedro; pero Scioli y Rossi no se quieren bajar. Ningún candidato seduce lo suficiente; la campaña del peronismo parece depender mucho más del favor de Estados Unidos, que del acompañamiento popular.
Miércoles 7 de junio de 2023 08:35
Máximo K, Cecilia Moreau, De Pedro y Massa en el acto de Cristina Kirchner
El ministro Sergio Massa le pide al FMI que por favor lo sostenga para poder destapar su campaña; y le reclama a quienes lo pusieron de ministro que “juegan a la interna con soldaditos de cartón”, mientras él “sostiene la estabilidad”. Pero Scioli no se quiere bajar, Rossi está haciendo su apuesta con el último aliento del albertismo; y el kirchnerismo promueve una candidatura implícita por Wado De Pedro, con quien Massa viene compartiendo actos de tono electoral.
El 14 de junio se presentan las alianzas electorales y en las mismas fechas Massa tiene un viaje a Estados Unidos, para negociar cuántos dólares vendrán y cuánto podrá usarse para contener la devaluación que empuje el poder económico durante las elecciones. De otra manera sería imposible preparar el escenario para una candidatura única.
En esta instancia, y a días del cierre de listas, la campaña del peronismo parece depender mucho más del favor del imperialismo yanqui, que del acompañamiento de las mayorías que retacean su voto. Ningún candidato, ni los que se lanzaron ni los que se insinúan, seduce lo suficiente.
El Frente de Todos traicionó las ilusiones de mejoras y fue “castigado” en las elecciones legislativas del 2021. También el régimen político de conjunto se “castigó”, con la participación de votantes más baja desde el ‘83. La actual apatía de la población frente a las elecciones presidenciales de este año es la secuela. El pueblo trabajador aguanta el saqueo de sus ingresos y aguanta la precarización de la vida, que empeoró en los últimos dos gobiernos.
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Es el propio acuerdo con el FMI el que inspiró las políticas de ajuste y medidas inflacionarias. Aún así y a pesar de poner en riesgo su propia continuidad en el Gobierno por la pérdida de legitimidad popular, nadie dentro del peronismo quiere romper con el Fondo Monetario Internacional. El kirchnerismo tampoco: lo demuestra al sostener al ministro que profundizó las políticas del Fondo y que pusieron en reemplazo de Guzmán.
La renovada amistad del kirchnerismo con Massa, en las últimas semanas, los muestra más como aliados que como competidores. Massa estuvo en el acto de Cristina, después con Wado De Pedro en Mercedes y viajó a China con Máximo.
La campaña por Wado De Pedro no viene acompañada de un pedido de internas para competir con el actual ministro. A 17 días de la presentación de precandidatos (24 de junio), no se puede descartar una fórmula conjunta. Pero la crisis de legitimidad es tan aguda que todavía no definen la estrategia electoral.
Aún así, se puede ver cómo perfila una división de tareas, hacia afuera y hacia adentro del país. Massa es el candidato de centro derecha dentro del peronismo, que pide el imperialismo norteamericano. Y Wado De Pedro es el candidato de “centro” dentro del kirchnerismo, que promete dólares por exportación, con un modelo productivo para las multinacionales extractivistas y las patronales agropecuarias.
Con el slogan “Wado es Cristina”, buscan los votos que todavía se referencian en la vicepresidenta. A Wado De Pedro todavía no lo junan las mayorías populares, pero viene cosechando alianzas: ya se reunió con el sindicalismo de Barrionuevo y este miércoles se reunirá con los gobernadores peronistas. El esquema del proyecto productivo de Wado también se centra en seducir a las provincias con las regalías por la extracción de litio, petróleo y demás recursos, sin animarse siquiera a una campaña por nacionalizar los bienes comunes naturales.
Sobre el peronismo cae la misma crisis de representación política que desgarra a la oposición de Juntos por el Cambio en luchas internas. A pocos días de definir alianzas y precandidaturas, ninguna de las coaliciones que gobernó en los últimos dos mandatos, logra ordenarse. Sobre esta debilidad se asienta el Poder Judicial -el más antidemocrático de los poderes constituídos- para intervenir en el juego político del régimen a su antojo.
En este escenario de profundo malestar del pueblo trabajador, el Frente de Izquierda Unidad, sus militantes y simpatizantes, tienen un desafío importantísimo. Impulsar una campaña, desde abajo entre trabajadores, mujeres y jóvenes, que plantee una salida colectiva: la necesidad de construir una fuerza social que se proponga tirar abajo el acuerdo con el FMI y afectar los intereses de los poderosos, en beneficio de las grandes mayorías.