El 1 de noviembre de 1954 se iniciaba en Argel la lucha anticolonial contra el imperialismo francés. Aquí reseñamos tres claves de una película infaltable a la hora de reflexionar sobre la unidad internacional de los explotados y oprimidos del mundo contra el mismo enemigo.
Daniel Lencina @dani.lenci
Lunes 1ro de noviembre de 2021 00:00
La batalla de Argel es una producción ítalo-argelina de 1966, dirigida por Gillo Pontecorvo y fue ganadora de varios premios que se exhiben desde los primeros segundos del film.
Un simple ciudadano argelino, con algunos antecedentes policiales, sin futuro y analfabeto que busca ganarse la vida como puede termina en la cárcel. El protagonista es Ali La Pointe (protagonizado por Brahim Hadjadj). Ali es testigo de una escena muy fuerte ya que entre los presos comunes se encuentran militantes de izquierda del Frente de Liberación Nacional (FLN). Los presos observan a través de los barrotes de los calabozos la ejecución de otro militante en la guillotina que mientras camina hacia la muerte grita consignas de lucha. En seguida empieza el debate político y Ali La Pointe que al principio está muy escéptico de que las cosas vayan a cambiar, será reclutado para integrar la organización clandestina que se propone enfrentar la ocupación del territorio argelino por el imperialismo francés. No sólo será reclutado sino que será uno de los principales dirigentes de la organización que, junto a una extensa red clandestina, a partir del 1º de noviembre de 1954 organiza una serie de atentados contra puestos policiales y militares dando inicio a la lucha por liberarse de la invasión francesa. Aquí presentamos tres claves para ver esta película insurgente.
1. La lucha del pueblo argelino por su liberación fue parte de un proceso más amplio y profundo en toda África. Las razones que explican el surgimiento de una serie de luchas de liberación nacional en uno de los continentes más saqueados, explotados y esclavizados del mundo, responde a que luego de la Segunda Guerra Mundial, el colonialismo europeo entra en una fase decadente. En este contexto, Argelia será uno de los epicentros más candentes de la lucha revolucionaria de los pueblos africanos contra los distintos países imperialistas de Europa.
En particular, Francia a mediados de la década de 1950 había sufrido una derrota en Indochina, Vietnam. Como Estados Unidos quería reafirmar su hegemonía, corrió al sudeste asiático a tirar más toneladas de bombas que en la Segunda Guerra Mundial para derrotar al pueblo vietnamita, pero también salió derrotado. En este clima, se va dar en las grandes metrópolis primero y luego en los países de menor desarrollo industrial, una serie de levantamientos obreros, campesinos y populares que desafiaron al poder capitalista. La revolución cubana, en 1959 dio inicio a esa oleada de luchas que encontraron su eco en el Mayo Francés de 1968, el Cordobazo argentino en mayo de 1969, la revolución de Portugal en 1974, por nombrar solo algunos ejemplos. Este mundo en llamas, es la primera de las claves que hay que tener en cuenta para apreciar esta película.
2. Si bien toda la tensión está concentrada en el accionar de los protagonistas militantes del FLN, su organización, planes de ataque y defensa contra los militares franceses, es muy impactante el involucramiento del conjunto de la población trabajadora en la lucha anticolonial. Hay escenas donde los vecinos del barrio arabe Casbah se solidarizan con los militantes del FLN ayudando a escapar de la represión, ocultándolos en sus casas, arriesgando sus propias vidas. Pero también hay acciones muy jugadas de los niños que, como en toda revolución también participan. Por ejemplo, en puesto de control, recontra lleno de alambres de púa -tanto que nos recuerda a los puestos de vigilancia actuales en la ocupación israelí contra el pueblo palestino-, hay un policía que por alta voz hace propaganda para desmoralizar al pueblo argelino.
Mientras los invasores asestaron duros golpes al FLN, destruyendo sus células de militantes, hacen propaganda para que se rindan a través de altoparlantes en camiones e incluso helicópteros. Pero allí aparece la audacia de un niño que se va escabullendo por entre medio de los alambres de púa y en un descuido del policía, le roba el micrófono y empieza a agitar al pueblo para que no se rindan. La multitud estalla en gritos de odio contra el imperialismo francés mientras el niño escapa habiendo burlado al rati del puesto de control. En esta segunda clave hay que pensar qué relación hay entre la dirección y las masas.
El programa del FLN era ciertamente amplio, tanto que no diferenciaba claramente entre la clase trabajadora y la burguesía nativa o la élite local. De esta manera, esa confusión nos recuerda la responsabilidad que tuvo el Partido Comunista Francés, ya que desde mediados de los años 30`s, bajo la dirección estalinista, no solo no prestaba especial atención a la lucha del pueblo argelino sino que estaba más preocupado por no asustar a la burguesía local. Por ello, el Frente Popular de Francia, donde el Partido Comunista jugaba un rol central, rápidamente defraudó las expectativas de lucha de los obreros argelinos en territorio francés.
La predisposición a la lucha de los trabajadores y campesinos argelinos hizo que se separaran del reformismo estalinista. Por tal motivo, la dirección pequeña burguesa del FLN fue ganando fuerza. Claro está que la crítica a la estrategia del FLN de unir lo que no se puede unir (burguesía y clase obrera), no niega la audacia y el heroísmo de sus militantes de base.
3. Si revisamos las consignas de la juventud obrera y estudiantil que protagonizó el Mayo francés de 1968, la solidaridad con el pueblo argelino es infaltable. Lo mismo podemos decir con el pueblo de Vietnam y la Revolución Cubana. La solidaridad internacionalista, ese lado sensible de un movimiento obrero y estudiantil que no solo no se resignaba, sino que ponía en debate si la salida de fondo era la reforma o la revolución nos conducen a plantear la tercera clave para apreciar este film. Según este reciente artículo, la película no fue oficialmente prohibida en Francia pero si las salas la boicotearon de todas las maneras posibles. Sin embargo fue la película a través de la cual los franceses exportaban al mundo las técnicas antisubversivas empleadas en Argelia. Fue usada por Fuerzas Armadas de todo el mundo durante las décadas de los 60 y 70, para entrenar a militares en métodos represivos.
También fue usada por las Panteras Negras en los Estados Unidos para estudiar las tácticas de la guerra de guerrillas urbanas y reforzar su perspectiva de lucha por los derechos civiles de la comunidad afroamericana. Por ello es interesante tener presente dos grandes lecciones.
Por un lado Marx decía que ningún pueblo será verdaderamente libre si oprime a otro pueblo y Trotsky, en su clásico ¿A dónde va Inglaterra? planteaba que por cada obrero británico libre hay cientos de esclavos en la India. Por eso estas claves, pueden ser una invitación a pensar la revolución socialista como un acto internacional, cuya culminación será el triunfo de la revolución socialista en todo el mundo, donde los trabajadores de los países centrales tiendan una mano solidaria, fraternal e igualitaria a los pueblos colonizados por la burguesía de sus propios países. Solo así se podrá extinguir de la faz de la tierra la opresión racista y la explotación. Cuanta razón tenían los obreros argelinos residentes en Francia en los años 30 cuando se vieron defraudados por el PCF dirigido desde Moscú por Stalin. Una vez mas, fueron los propios trabajadores los que plantearon que las alternativas para terminar con el colonialismo son dos: reforma o revolución. El pueblo trabajador y campesino de aquel país hermano de África eligió el segundo camino, la revolución: sus lecciones nos siguen interpelando en el siglo XXI.
Daniel Lencina
Nacido en Buenos Aires en 1980, vive en la Zona Norte del GBA. Integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997, es coeditor de Diez días que estremecieron el mundo de John Reed (Ed. IPS, 2017) y autor de diversos artículos de historia y cultura.