Alberto Santillán impulsa una campaña contra los responsables políticos del asesinato de su hijo y de Maxi Kosteki, el 26 de junio del año 2002, que integran el actual gobierno. Entre ellos Felipe Solá; Eduardo Duhalde muy cerca de Fernández.
Martes 24 de diciembre de 2019 15:47
La lucha incansable de Alberto Santillán, comenzó el día que se enteró del crimen de su hijo. Pasaron 17 años, y muchos gobiernos. Nunca se calló, nunca bajó las banderas. El dolor por el crimen de su hijo no cesa, pero cuando los responsables políticos ocupan cargos en el gobierno, ese dolor se intensifica a la par que se perpetúa la impunidad.
Felipe Solá gobernaba la Provincia de Buenos Aires cuando fue la masacre del Puente Pueyrredón. Aquel 26 de julio de 2002 decenas de organizaciones de desocupados, junto a partidos de izquierda se movilizaron para reclamar por aumento del salario y de los subsidios para los desocupados, más alimentos para los comedores populares y solidaridad con la fábrica ceramista Zanon.
Un fuerte operativo policial los cercó. La represión fue ejecutada por efectivos de la Policía Federal, la Bonaerense, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval. Darío y Maxi son asesinados, otras 33 personas sufren heridas por disparos de los efectivos y 160 manifestantes quedan detenidos.
Los responsables políticos que ordenaron esta represión fueron, entre otros Felipe Solá y el entonces presidente Eduardo Duhalde. Alberto Fernández los premió. Al primero le otorgó el principal puesto en la Cancillería; al segundo lo reivindicó, nada más y nada menos, por haber apagado los levantamientos populares.
Esto, obviamente, indignó a Alberto Santillán que decidió lanzar una nueva campaña para que no queden impunes los responsables de la masacre del Puente Pueyrredón.
Esta vez decidió sacar una Carta Abierta al Presidente de la Nación Alberto Fernández y un llamado a firmar la petición, donde reclaman que sean juzgados los culpables (acá podes adherirte).
A continuación reproducimos la Carta Abierta que le dirigió Alberto Santillán al Presidente de la Nación.
Que la voz de Alberto Santillán sea escuchada.
Lxs abajo firmantes solicitamos que la voz de Alberto Santillán, orgulloso padre de Darío, sea escuchada y tenida en cuenta por quien preside este nuevo momento del gobierno argentino.
Alberto Santillán es el papá del joven militante asesinado junto a Maximiliano Kosteki, el 26 de junio del año 2002 en la ciudad de Avellaneda. En esa oportunidad, se produjeron más de treinta heridxs de balas de plomo y cientxs de detenidxs. Las balas asesinas partieron de las armas de los policías bonaerenses y las órdenes fueron impartidas por quienes estaban a cargo del gobierno nacional y provincial de Buenos Aires: Eduardo Duhalde y Felipe Solá. La situación social, económica y política era de extrema gravedad y se hacía legítimo el reclamo popular.
Que la Voz de Alberto Santillán sea escuchada...!
1. Porque el 26 de diciembre próximo se cumplen 17 años y medio de dolor por la ausencia de su hijo.
2. Porque si bien los policías están condenados, quienes dieron las ordenes, planificaron y permitieron la operatividad de todas las fuerzas de seguridad del Estado Nacional y Provincial, siguen impunes.
3. Porque, el dolor se agiganta cuando ve que Felipe Solá es nombrado Canciller del Gobierno Nacional. Pero más se agranda cuando usted se reúne con Eduardo Duhalde y presume con alguna clase de monumento hacia quien se considera el principal responsable de los crímenes del Puente Pueyrredón.
4. Porque él, sus familiares y sus compañeres no dejarán de luchar hasta conseguir que se haga justicia.
5. Porque usted dijo que es con Todxs, sin embargo hasta ahora no escuchó la voz de los familiares de Darío Santillán.
6. Porque es importante que desde el Ejecutivo Nacional se arbitren todos los mecanismos necesarios para que los jueces y fiscales avancen en las investigaciones que hacen falta para llegar a la verdad.
7. Porque el pueblo en general, en aquella oportunidad perdió dos jóvenes valiosísimos, que trabajaban incansablemente preocupados por las demás personas, tan o más humildes que ellos.
8. Porque aunque nunca cesará el dolor en su corazón, es necesario cerrar la herida abierta en aquella Masacre de Avellaneda.
9. Porque es importante siempre llegar a la verdad.
10. Porque es más importante aún re-construir la nación, sobre sólidos pilares de justicia.
11. Porque es necesario para el futuro institucional y popular de la nación que los crímenes cometidos desde el Estado, sean juzgados y permitir así fortalecer la vida en democracia.
12. Porque sin justicia es imposible construir una verdadera Democracia.
Masacre del Puente Pueyrredón: Dario y Maxi ¡presentes!