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Red Internacional
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Opinión. La crisis como oportunidad: este miércoles a las calles para empezar a dar vuelta la historia

La crisis del gobierno se desarrolla aceleradamente. El golpe a la credibilidad presidencial se retroalimenta con los problemas económicos y abre una caja de pandora. Un punto de inflexión y una oportunidad de organizarse para ganar cada lucha y para derrotar al gobierno y sus planes. Este miércoles desde las 17 horas un primer desafío en las calles: todos al Congreso junto a los jubilados y todos los sectores en lucha.

Fernando Scolnik

Fernando Scolnik @FernandoScolnik

Martes 18 de febrero 11:30

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En pocos días, su imagen comenzó a demolerse. El panelista de televisión que saltó vertiginosamente a la fama, y de la fama a la presidencia, hablando contra la casta, contra los métodos de los políticos, contra los corruptos, contra los que hacen política por un cargo, expuso sus peores facetas y su hipocresía ante toda la sociedad.

Una estafa millonaria promovida desde la presidencia de la nación. Una entrevista arreglada con un periodista amigo que no convenció a nadie. Una filtración que empeoró aún más todo, demostrando que no es un león sino un gatito mimoso al que le arman las preguntas y le dictan las respuestas al oído. Una interna con el asesor estrella que actúa desde las sombras. Un economista “experto” que se hundió ante su propia base. Un fenómeno barrial que hizo un papelón internacional. Un “mercado” que le respondió a la baja haciendo caer bonos y acciones.

Todo, en apenas 72 horas. La crisis se desarrolla aceleradamente. Podrían ser tan solo nuevas anécdotas del desprestigiado régimen político argentino, si no fuera porque golpean sobre un pilar clave del gobierno de Milei: su credibilidad. Habiendo asumido en una situación de gran debilidad institucional (minoría en el Congreso Nacional, ningún gobernador propio, un partido nuevo que funciona como una Pyme familiar), el presidente se apoyó durante este tiempo sobre las esperanzas que su demagogia despertó en cerca de la mitad de la población y sobre el rechazo profundo que generaron los fracasos de los últimos dos gobiernos.

Claro que no era lo único. El gran capital prestaba (y aún presta) su apoyo para el ajuste y el rediseño del país cada vez más a favor de los poderosos. Las centrales sindicales venden su pasividad sin la cual nada de esto sería posible. Los otros bloques parlamentarios (PRO, UCR, sectores del peronismo), los votos indispensables para apoyar las leyes y los vetos. Bullrich, sus balas y sus gases.

Pero algo se está rompiendo. Ya se venía insinuando en las últimas semanas. El discurso reaccionario en el Foro de Davos contra la diversidad sexual y las mujeres, le había salido como un gol en contra. Una multitud lo rechazó en las calles el 1ro de febrero, demostrando la inmensa oposición política y social que hay que, cuando no se expresa, es tan solo porque hay burócratas que no la convocan. Pero esta vez la organización desde abajo mostró su potencialidad.

También por arriba se venían gestando ruidos. Los "mercados" (FMI incluído) tienen dudas sobre la sostenibilidad del plan. Muchos piden devaluación y fruncen el ceño por la falta de acumulación de reservas, ante un gobierno que quiere "aguantar el dólar" hasta las elecciones. Economistas de derecha como Domingo Cavallo y otros hablan abiertamente del problema del tipo de cambio. Los sectores que viven del mercado interno también muestran su disconformidad por un plan de peso sobrevaluado, apertura comercial, ajuste y caída del consumo que golpea fuertemente. En enero hubo otra caída interanual del consumo del 10 %, según informó la consultora Scentia.

La crisis está en curso. Y presenta novedades cada hora. Pero algo es seguro: la clave para el pueblo trabajador es que mejoraron cualitativamente las condiciones para salir a las calles a enfrentar al gobierno y sus planes.

Ya será patético cada vez que un gobierno de estafadores quiera despedir a una enfermera, ajustar a un jubilado, achicar la universidad o cesantear a un trabajador en nombre de "la lucha contra la casta". Nadie les cree. Los chorros están en la Quinta de Olivos.

El Frente de Izquierda viene reclamando que se investigue a fondo, que Milei dé explicaciones y que sean transmitidas por cadena nacional. Es la forma de hacer la más amplia agitación y denuncia para terminar de desprestigiar a este gobierno de estafadores.

Pero la izquierda eso lo plantea desde una determinada perspectiva. La acelerada derrota político-moral del gobierno estos días mejora la relación de fuerzas para la lucha de clases. Para que triunfe cada conflicto, para levantarse por cada demanda. Para que los y las trabadadores del Bonaparte se planten contra los despidos, al igual que en los sitios de la memoria, en Shell, Pilkington y tantos otros lugares que están en lucha. Para que se expresen nuevamente con fuerza las mujeres, la diversidad y la lucha contra la impunidad de los genocidas. Para que los jubilados reviertan el robo que les hacen. Para que la universidad diga presente otra vez en las calles.

No hay que depositar ninguna confianza en el Congreso Nacional que le votó leyes y vetos a Milei. De ahí no vendrá ninguna salida buena para las mayorías.

Tomar las calles, apoyar cada pelea, levantar cada bandera es en otra perspectiva: aprovechar este punto de inflexión para ganar cada conflicto y para construir la movilización obrera y popular y el camino de la huelga general para derrotar al gobierno y sus planes, a la vez que sembramos un amplio planteo programático para que la crisis la paguen los capitalistas. Porque de este desastre no se sale con recetas del pasado que ya fracasaron, sino con un camino anticapitalista y socialista.

Este miércoles, una cita de honor en las calles, porque estos días empieza otra historia.


Fernando Scolnik

Nacido en Buenos Aires allá por agosto de 1981. Sociólogo - UBA. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001.

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