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Editorial. Punto de inflexión

El escándalo del criptogate, un antes y un después. No son errores o excesos, sino los límites de un proyecto inviable. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos 89,9.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 20 de febrero 23:26

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  •  Si repasamos los acontecimientos políticos que fueron perjudiciales para el gobierno de Javier Milei durante este año y pico de gestión, se repite una regularidad un poco extraña en la forma de interpretarlos. Una manera un tanto rara de valorar qué importancia tienen en la dinámica del gobierno.
  •  Antes de ir los hechos con lo que me gustaría ilustrar esta afirmación, hago una consideración general: las interpretaciones de los eventos políticos, las lecturas que se imponen (valiéndose de encuestas o de estudios de opinión) y que se vuelven predominantes en el debate público, intentan ser “performativas”, es decir, buscan influir en la discusión. No hay lecturas “inocentes”, no hay ciencia exacta que pueda captar cuantitativamente el momento político, el estado emocional de una masa de personas que se cuentan por millones. Hay sesgo y sólo en sus versiones más burdas, como la que vimos en la entrevista de Jonatan Viaje con Milei, es decir, gente que comercia sus opiniones al mejor postor; sino también a las miradas que se presentan como más “imparciales”. Todas participan de la lucha política y tienen motivaciones ideológicas. Todo pronóstico es político. Claro, si el pronóstico está muy reñido con la realidad, bueno, se cae por su propio peso, pero los hechos y la interpretación de los hechos configuran también un campo de batalla.
  •  Ahora, discutamos con una línea bastante extendida en muchas interpretaciones. Cuando tuvieron lugar las multitudinarias movilizaciones y las tomas universitarias, se repetía mucho que Milei se había equivocado mal porque en el marco de que mantenía un apoyo importante (siempre en un contexto de polarización) se había ido un poco de mambo, había tocado un “cable sensible” de las instituciones que la sociedad valora y las considera como propias (estamos hablando de la educación pública) y que no tendría que haber atacado a las universidades. Algunas de estas cuestiones las dijimos también desde este espacio, pero la diferencia es que no considerábamos que fueran “errores no forzados” independientes de una orientación económica política y hasta ideológica que está convencida que las universidades públicas son parte de los problemas y los “gastos” que hay que ajustar. Después hubo idas y vueltas, avances y retrocesos en base a reconocer cierta relación de fuerzas, pero la lógica que guiaba al Gobierno era esa y no un “error” o u “exceso”.
  •  Cuando Milei hizo su discurso ultrarreaccionario en el Foro de Davos contra la diversidad, contra los homosexuales, etc.; escuchamos planteos similares: ¿Cómo puede ser que salga con ese discurso cuando venía bien, cuando en “lo económico le estaban saliendo las cosas bien o incluso cuando estaba haciendo cosas correctas en ese terreno”? Por ejemplo, aquellos que decían que un ajuste era necesario o evaluaban la desinflación como un elemento aislado o independiente de los medios (el recorte fenomenal de los ingresos o un dólar artificialmente planchado que a mediano plazo es insostenible). En un artículo publicado en el diario Perfil, polemicé con esta interpretación y afirmaba, sintéticamente, que no se podía separar la “guerra social” de la “batalla cultural”. El “modelo” de sociedad que propone Milei (y que es común a todas las derechas radicales) se tiene que recostar necesariamente sobre las ideologías más reaccionarias y requiere de una “guerra de valores”, de una nueva-vieja moral que vaya contra toda forma colectiva de expresión o manifestación, o incluso de opción de vida. Entonces, otra vez, no fue un error o, en todo caso, fue un error situado.
  •  Bueno, ahora con el #Criptogate, el escándalo por la estafa que promocionó el Presidente con la mentira que era para “fondear a las pymes argentinas”, pasa al parecido. Ya circulan varias encuestas en las que se evidencia el golpe recibido por el Gobierno (mucha gente considera que estuvo mal, otras tantas no creen que el presidente no supiera o que “no estaba interiorizado”), pero, a la vez, se repite la afirmación que asegura que no lo afecta sustancialmente desde el punto de vista político y hasta electoral.
  •  Tomo una lectura (a partir de una encuesta) y sólo a modo de ejemplo. La consultora Poliarquía publicó un estudio de opinión que había cerrado justo el viernes en el que Milei publicó el tuit de Libra. O sea, los datos eran anteriores y, según este trabajo, muy favorables al Gobierno. En el informe de publicación, la gente de Poliarquía escribió: "Así, esta encuesta confirma lo que señalamos en nuestro informe del viernes pasado (horas antes del Criptogate): el Gobierno venía atravesando un verano muy favorable en términos económicos, políticos y de apoyo social, mientras el Presidente cometía excesos y transmitía nerviosismo a los mercados. En ese informe concluimos con la frase: ’Es una pena, porque los manjares están servidos, pero no logramos saber si el principal comensal los comerá a gusto o pateará la mesa’. Tres horas después, el Presidente aplicó una certera patada".
  •  Creo que esto es una muestra de lo que venía diciendo. No porque los datos estén necesariamente mal o manipulados, sino porque la interpretación asegura que venía todo viento en popa, “los manjares estaban servidos” para Gobierno y “de la nada” pateó la mesa. El mensaje implícito en este tipo de lecturas es que Milei “corrige el error”, retoma el rumbo, y aquí no ha pasado nada.
  •  La verdad es que (como en los acontecimientos anteriores), el “error” (que lo fue) estuvo inscripto en una dinámica, tuvo motivaciones que radicaban en la encerrona en la que está el programa económico para mostrar una perspectiva más allá de la desinflación que, a la vez, tiene un lado B muy evidente (sigue habiendo inflación, el costo de vida es alto, el dólar planchado provoca escasez de divisas, etc.). En ese marco la desesperación de Milei por mostrar que “llegan inversiones” en el año electoral empuja a promocionar a los lúmpenes que diseñaron la cripto Libra.
  •  Aislar cada “error”, encapsularlo y apartarlo de una dinámica general es ser demasiado benevolente con el Gobierno y no aporta a dar fundamentos a la posibilidad de derrotar su plan salvaje. Al contrario, intenta desmoralizar: nada lo afecta, puede salir bien de todo.
  •  Recuerdo que algo parecido sucedía con Macri en 2019, siempre la imagen positiva le daba bien. Hiciera lo que hiciese nada lo afectaba. Bueno así le fue. Y no digo que los datos estén forzados, el procesamiento de los hechos políticos en términos masivos a veces lleva un tiempo (pasó también con la fiesta de Olivos bajo el Gobierno de Alberto Fernández).
  •  Por último, esta mirada también es condescendiente con quienes sostienen a Milei por acción u omisión de enfrentarlo en las calles.
  •  La realidad es que fue una sumatoria de errores que forman parte de una dinámica general de un Gobierno que es muy ofensivo y a la vez con múltiples fragilidades. Y este punto de inflexión puede ser un buen momento para enfrentarlo, derrotarlo y poner todo en discusión.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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